La agonía de la calle 63

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 48 segundos

Cuando tenía unos doce años rompieron la calle como si hubiese sido un simple juguete, para arreglarla en un par de días. Hicieron huecos enormes, echaron gravilla, colocaron bultos de piedras en varios lugares hasta llegar a la Calzada y comenzaron a construir espacios para los peatones. Hace unos 16 años, la calle 63 no tenía aceras y lucía un panorama casi tan desolador y catastrófico como el de ahora.

En aquel entonces yo estaba en la secundaria y esa era la ruta de mi camino diario hacia “Van Troi”, por lo que la suciedad, el polvo y todo posible material de desecho se pegó en mis zapatos y en mi uniforme. Recuerdo que no pocas veces íbamos en zig zag, o dábamos saltos para esquivar los obstáculos del camino.

Mi amiga R., que tenía una rara atracción por tropezar con cuanta cosa, inesperada o no, hubiese en el camino, hasta con su mismo zapato, se sumergió más de una vez en los charcos de la calle, y otras, metió el pie hasta casi la mitad, en un orificio con fango. Cuando llovía todo mutaba a un suplicio mucho mayor.

No puedo recordar cuánto tiempo duró rehacer la calle: las aceras, el alumbrado, la ergonomía del propio asfalto, y cuánto tiempo no vimos circular ningún vehículo por la zona. Pero sí recuerdo que al término de la majestuosa obra, tuvimos una calle serena, limpia y un barrio un poco menos detestable.

La cosa duró poco. En 10mo. grado me bequé, luego vino la Universidad y era mucho menor el tiempo que pasaba en casa y transitando por nuestra calle, mas recuerdo las sucesivas roturas que comenzaron luego de aquella gran reparación, como si en vez de haber hecho un trabajo perdurable, hubiesen realizado allí un parche momentáneo.

El fenómeno se ha repetido a lo largo de todos esos años, digamos, desde 2002 hacia acá. La calle se llena de baches indomables, aparecen unos huecos como cráteres de luna que luego se llenan de agua y parece un lugar repleto de pocetas para bañarse. Viene una brigada y echa piedras, un poco de chapapote y cubren los desajustes con maquinarias pesadas; pero al poco tiempo vuelven a suceder los achaques.

En la última gloriosa reparación de Pueblo Griffo, donde reanimaron el supermercado, la placita, el al fin terminado policlínico, la pista…, casi todo, ¡caramba!, se olvidaron de la calle principal que da acceso al barrio.

Viajar en un carretón de caballo por la calle 63 es un desafío y un peligro. Los cocheros, casi todo el tiempo van por la acera contraria para esquivar los baches llenos de agua y cuando no queda más remedio, aplican los frenos al caballo para entrar más suave en aquel cráter que en cualquier momento zafará algún eje o pieza del coche. Con los vehículos sucede igual, y nada de adelantar, aquella ya no es más una carretera para ello.

Estos no son tiempos de reparar sobre lo reparado, por eso pocas veces he entendido, o aceptado, el mal trabajo que provoca a una obra recién realizada no augurarle más de un año de vida. La agonía de la calle 63 parece eterna, como un niño que se ha perdido dentro de un laberinto al que olvidaron construirle la salida.

Visitas: 77

Melissa Cordero Novo

(Cienfuegos, 1987). Licenciada en Periodismo. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 2012.

6 Comentarios en “La agonía de la calle 63

  • el 4 octubre, 2016 a las 12:12 pm
    Permalink

    Desde Montreal, un saludo para Melissa… Cuando voy a la Perla no camino por esa calle 63, pero sí por otras que están en muy mal estado… Me alegra leer escritos como el tuyo, crítico con los problemas que existen en la ciudad… creo que el problema de reparar las calles es general en el país… en La Habana la situación de algunos barrios es terrible…
    Tu escrito me hizo recordar mi niñez en la calle de Cuartel, donde nací, pues en aquellos años esa calle era de tierra, antes del ’59 y fui viendo su transformación poco a poco… por suerte hoy se encuentra en buen estado… Saludos y cuídate.

    Respuesta
    • el 4 octubre, 2016 a las 12:27 pm
      Permalink

      Muchas gracias por leer. Abrazo.

      Respuesta
  • el 3 octubre, 2016 a las 3:04 pm
    Permalink

    NO SOLO ES LA AGONÍA DE LA CALLE 63, SINO TODO CIENFUEGOS ES UN INMENSO BACHE, NO HAY CALLES POR LAS QUE SE PUEDA TRANSITAR Y LOS CARROS HACEN BAN BAN Y TE MOJAN POR DOQUIER, ES LAMENTABLE LA SITUACION DE LAS VIAS ACTUALMENTE. CALLE DE SANTA CRUZ, ENTRE PRADO Y GLORIA, PRADO, SAN CARLOS, CALLE 71, 75, 85, ETC.

    Respuesta
    • el 4 octubre, 2016 a las 8:31 am
      Permalink

      Cierto Rubén, vamos a ver cuándo alguien acomete la solución definitiva.

      Respuesta
  • el 3 octubre, 2016 a las 1:21 pm
    Permalink

    Por suerte mi problema con los tropiezos ha mejorado por sí solo, porque si depende de la mejora de los baches, me estaré cayendo de por vida, jajaja. Besos, tu amiga R

    Respuesta
    • el 4 octubre, 2016 a las 8:30 am
      Permalink

      Así es amiga R. hay cosas en la vida que uno puedo corregir, lástima que no sean las calles. Beso.

      Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *