Kcho: “Poseo una conexión umbilical con Cuba, la cual nunca podría romper”

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Alexis Leyva Machado (Kcho) es uno de los exponentes de las artes visuales más significativos de Cuba e Iberoamérica.

Convocado por la Bienal de Venecia y por los principales recintos galéricos del planeta, Premio UNESCO para la Promoción de las Artes y Grand Prix de la Kwangji Biennale de Corea del Sur, entre otros múltiples reconocimientos, el artista pinero de 48 años, además de hacer arte, lo colecciona.

En sus fondos privados obran piezas originales de arte cubano y universal; así como una importante muestra de Wilfredo Lam, la tuvo la deferencia de facilitar e inaugurar para los cienfuegueros en el Centro Provincial de Arte.

5 de Septiembre lo entrevista ante una de las fotos del autor de La jungla que acompañan las litografías, documentos y audiovisuales de la exposición.

En la gráfica que está a su espalda, Lam -fidelista y revolucionario-participa, en una silla de ruedas, en la Segunda Marcha del Pueblo Combatiente. La acción dice mucho, en general, del compromiso de los artistas con una causa. Usted es paradigma contemporáneo de esa imbricación del creador con su tiempo y su realidad. ¿Se lo propuso¿ ¿Cuán difícil es compartir convicción y creación; cuán difícil es ser un artista revolucionario comprometido hoy?

“El compromiso es complejo. Creo que tiene que ver con cómo uno es educado y cómo te enseñan a identificar lo realmente importante en la vida. Mi madre, Martha Machado, una persona muy sabia, me educó en un precepto muy importante. Me decía: Kcho, hijo mío, las estrellas son para el cielo. Ella me enseñó a amar, entregar y creer. Cada acción de mi vida como artista y ser humano representa una acción de agradecimiento a mi pueblo, a mi país, a mi Revolución, a todas las esencias raigales que nos han conducido hasta aquí.

“Yo no me hice Kcho solo, no me hice Kcho de la nada; tuve compañeros que confiaron en mí, maestros que recuerdo todos los días y cada cosa que construyo, cada obra que muestro o exposición que comparto no es más que eso: un gesto de gratitud y de compromiso total con este país, con su gente.

“Poseo una conexión umbilical con Cuba, la cual nunca podría romper, pero además la tengo con cada persona que veo, porque soy una gente de la calle, de las de verdad no las de falsos discursos: tan común como cualquiera. Soy un cubano más que ama fervientemente a su país, su historia, su cultura, su gente, su Revolución y, bajo esa encomienda, encamino cada uno de mis pasos. Comprometerse es harto difícil cuando no existe sensibilidad, y todo lo contrario cuando te acompaña, junto a la voluntad de creer y querer”.

Se le reconoce, internacionalmente, como un artista identificado y vinculado con nuestra Revolución. Por ello ha sido atacado y denostado. Primero: ¿Qué experimenta al saberse portador de ese vínculo¿ Y segundo: ¿Qué consecuencias le ha generado, en un contexto externo, con quienes no simpatizan con este proyecto político?

“Ante todo, me siento feliz y honrado de que me identifique con ella. Eso, por supuesto, me ha generado muchos enemigos fuera de nuestro país. Aunque, ya lo dijo Martí, aquel que no tiene enemigos no tiene talento. Yo creo en cuánto defiendo, en su grandeza; solo me considero un soldado de mi pueblo, y mi objetivo es cumplir con la voluntad de este. Esa es mi fe de vida, a eso vine al mundo y a eso dedicaré el resto de mis días”.

Foto: Juan Carlos Dorado

Este sábado 8 de septiembre se cumple el décimo aniversario de la creación de la Brigada Martha Machado, creada a raíz de la devastación de los huracanes Ike y Gustav en la Isla de la Juventud y Pinar del Río. ¿Cómo surgió ese proyecto¿ ¿Cuáles han sido sus hitos? ¿Resultan vigentes todavía sus objetivos germinales?

“Surgió gracias a una idea de Fidel, esbozada en su reflexión del 2 de septiembre de 2008, denominada Un golpe nuclear, la cual el Comandante me leyó en la madrugada del día 3: ‘Los excelentes pintores que solían acompañar nuestras batallas de ideas pueden dejar constancia del episodio vivido y alentar a nuestro pueblo en su épica lucha'”.

“Después de escucharlo: dije esto es lo que voy a hacer. Con pintores y muchos otros artistas. Después de trabajar durante meses en la Isla de la Juventud, nos trasladamos por toda Cuba, creamos quince campamentos de la Brigada a lo largo de nuestro país, incorporamos a los instructores de arte de todas las provincias, restañamos emocionalmente a personas golpeadas por eventos meteorológicos.

“Artistas como como Juan Formell y Los Van Van, David Torrens, Kelvis Ochoa, Ernesto Rancaño y muchos otros dedicaron significativos períodos a hacer y a trabajar por el bien común, haciendo cualquier cosa, desde recoger escombros o levantar un techo hasta reconstruir una escuela. Esa energía se nos metió a todos en el cuerpo.

“La Brigada Martha Machado no es una obra solitaria, no creo en el trabajo en solitario sino en la labor colectiva. Esa vocación de servir en un proyecto de mancomunación y unidad precisa defenderse.

“No hemos parado en diez años de trabajo permanente, y eso me llena de una felicidad intensa. Nada nos ha sacado de ese camino, no he relegado esa tarea ni siquiera para priorizar mi obra como artista. Y es algo fundamental para mí, porque es algo que uno transmite, es algo que yo le puedo mostrar a la juventud, a todo quien me observa y ve el legado de la Brigada. Es una energía contagiosa y hará que otra gente haga lo mismo.

“Después de después del paso del Gustav y del Ike en 2008, y del Paloma, vino el terremoto de Haití, en 2010, el cual provocó más de 300 mil muertos. La Brigada fue allí, hecho de suma trascendencia para nosotros, porque tuvimos la capacidad y disposición de seguir unidos, trabajando en una idea que logró incluso sobrepasar el carácter insular para trasladar a una nación hermana del III Mundo el abrazo solidario y las maravillas que hemos sido capaces de construir en Cuba gracias a la Revolución.

“Siempre tratamos de ir más allá, dar un próximo paso, escalar un peldaño más alto, dejar bien claro que para nosotros lo primordial es el bienestar colectivo y eso lo logramos a través del arte. Guarda elevada connotación llegar a un lugar destruido por un ciclón. No solo actuar, sino interactuar. Al cubano no le gusta que le cante Pavarotti después de un desastre, sino que tú hables con él, que lo escuches y respetes. Y eso es lo que hacemos nosotros: estar cerca de las personas cuando hay un desastre. No solo vamos a pintar una casa o edificar una pared, sino a regalarles una canción, dialogar con ellas, entregarles una obra de artes plásticas.

“En 2016, cuando el ciclón Matthews en Guantánamo, llegamos a otro nivel diferente de trabajo, donde ya no solo contamos con artistas, sino que además sumamos al pueblo: gente común que conocimos allí y le proporcionamos recursos, herramientas, ideas y las convertimos en constructores de casas y escuelas. Fue otro punto meliorativo, del cual me siento orgulloso.

“Ocurrió igual el año pasado, con “Irma”; llegamos a Camagüey y Santa Clara y sumamos más gente de los propios territorios. Llevamos arte, sí; pero también herramientas. Precisa entenderse cuál es el camino, pues igual será el destino. El camino es el trabajo, el destino es el triunfo, en nombre de la Patria, del pueblo. Llevo diez años en que pienso en la Brigada en cada segundo de mi existencia.

“Donde llegamos todos se suman, desde la gente normal hasta el vago de la comarca e incluso ese artista sin mucha sensibilidad para estas cosas pero que se embulla. Es un quehacer de función colectiva pensado para operar un cambio positivo en las personas, gracias a la cultura y el arte de la Revolución

¿Es su quehacer en la comunidad de Romerillo una extensión de la Brigada y, cómo van a celebrar este sábado los diez años de la “Martha Machado”?

Si uno se fija, y lo hace con justicia verdadera, se da cuenta de que algunas personas todavía viven como si tuvieran un ciclón durante todo el año, puesto que afrontan daños constructivos en sus viviendas o perjuicios en su entorno. El Romerillo, en La Habana, por ejemplo, es un barrio de este tipo, dañado por el efecto del tiempo, por las carencias, el hacinamiento y ahí llegamos preguntándonos, qué podíamos hacer, adónde seríamos capaces de llegar en contribuir a transformar un ambiente.

“Hicimos un estudio, instauramos el Museo Orgánico que incorpora talleres de artes plásticas para los niños, tres bibliotecas, un taller de grabado, una filia de La Colmenita, espacios para conciertos…, y es visitado por miles de personas durante todo el año. Respondiendo a tu pregunta: Sí, es otro punto de evolución del trabajo de la Brigada Martha Machado.

“Tenía por norma no celebrar los aniversarios de la Brigada, pero este del sábado sí lo vamos a hacer, a lo grande, en El Romerillo, con el pueblo, los niños… Será una gran fiesta popular y patriótica, con conciertos, y un gran evento de perfil meramente comunitario”.

¿Qué prepara, además, Kcho en septiembre de 2018?

“Ahora mismo trabajo en un volumen copioso de proyectos. Organizo mi segunda exposición en la Cancillería del Vaticano, donde me pidieron la organización de otra muestra personal; elucubro nuevas exhibiciones; afianzo el trabajo en la comunidad y estoy listo para asumir cualquier tarea”.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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