Juntos y revueltos

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En los dos últimos años la Academia de Artes Plásticas de Cienfuegos ha sostenido una colaboración muy activa en el muestrario regional y nacional. Pese al embate de la Covid-19 y el trance económico en la isla, los pupilos y pedagogos-artistas insisten en esta presencia, develando las expectaciones muchas de unos y otros, al tiempo que se constata a la Escuela de Arte Benny Moré como un conexo con los tiempos venideros y la evolución del arte sureño. Tales indicios (en tiempos severos) ocasionan cierta fe en el devenir y traslucen las potencialidades de una camada que no teme blandir este cuerpo de introspecciones para reconocer sus signos e insertar en los relatos esa mirada crítica pertinente y útil sobre el entorno socio-cultural donde sucede el crecimiento.

Juntos y revueltos  (expo en cartel desde el 18 de abril) es una declaración de lealtad al arte, un anticipo de los bríos que animan a este grupo de estudiantes (Erika Pino Villegas, Leidianys González Santos, Mariangel Estrada Hernández, Yoan Iglesias Castro, Gabriel Guerrero Garrido, Mauro Martínez Cid…) coordinados por el profesor Raúl Cué Echemendía, quien les ha excitado para invadir espacios y sobreponerse a sus propias extenuaciones. Claramente, es una muestra poliédrica, que indaga disciplinas tan disímiles como los madrigales, al modo de la instalación, la pintura, fotografía o la escultura, en las que se perciben los pulsos de una época y las avideces de una generación en vilo.

Boceto y maqueta de la instalación Piensa como si estuvieras dentro, de Yoan Iglesias.

En el recinto del Museo de las Artes Palacio Ferrer suceden tales narrativas visuales, avocadas a la experimentación y un tipo de discurso mediado por la insatisfacción y el deseo de trascender la técnica, en pos de emocionar o conmocionar a los públicos. Entre los más arrojadizos figura Iglesias Castro, que aporta dos textos visuales (la instalación Piensa como si estuvieras dentro y la escultura Espiral), detonados por el conceptualismo (el primero) y la sensualidad objetual y povera (el siguiente). Seduce este joven con el uso de materiales descentralizados, a la manera de los adobes y el latón, lo que ofrece una visualidad moderna a sus fabulaciones. Entre todos, es el creador que ha logrado dentro la academia la evolución más honda en el menor tiempo posible. Puede que sus obras requieran de ciertos pulidos, pero no dejan de ser sugestivas y a veces arrojadizas.

Mauro, el más totalizado del grupo (quien aprovecha todas las ocasiones para exponer sus creaciones; lo que beneficiará a su carrera en lo venidero) nos complace con una triada conceptualista, estructurada de modo hojaldrado (la instalación Área de fumar, que inserta un audiovisual en calidad de documentación y la práctica del grafiti en tanto indicio; Estamento, suerte de cosmovisión antropológica, cuya museografía refiere al acto de la colonización; y el object trouvé que intitula Comodín, un texto sobre el uso del llamado ¨chivo¨ como recurso para el fraude académico, que eleva a objeto de arte); aunque en su caso (si le comparamos con Iglesias) jerarquiza ciertas marcas procesuales y un entretejido más cultural y polisémico.

Escultura Espiral, de Yoan Iglesias.

González Santos ofrece un dueto fotográfico que alude a la animosidad física (Aversión), acaso invocando a esa antipatía que en ocasiones sienten los seres humanos por su naturaleza somática. Puede que resulte un enfoque ingenuo; empero, se aprecian vigores en la puesta visual del desnudo, que mucho nos recuerda a la violencia física de Robert Mapplethorpe, en ese aprecio por el blanco y negro, especialmente por los desnudos de contenido anatómico, aunque en este caso la autora interviene la fotografías con alegorías gráficas, como las cucarachas, esos insectos hemimetábolos paurometábolos de cuerpo aplanado, cuyas conductas son asociadas por la autora a las reacciones de náusea. El desnudo, en este caso, responde a un precepto que obliga a la disciplina no como objeto sino como medio de expresión de un tema latente en las edades tempranas.

Venus, escultura en tela de Erika Pino Villegas.

Mariangel, por su parte, trasluce los afectos por el abstractivismo, muy próxima a la cromática y el estilo de su mentor, logrando algunas novedades composicionales (Ayer, Lo que quedó), especialmente por el uso de la pintura acrílica y el carboncillo; asimismo, Gabriel acude al género para su serie Deceso pálido, colegiando la materia expresiva con este suerte de tributo a la novia muerta a causa de una leucemia. En ambos se aprecia cierta ausencia de madurez en el diseño, si bien este tipo de arte informalista les permite combinar la abstracción con algún esfuerzo narrativo, desproveyendo a los textos de los hedonismos discursivos.

Finalmente, Pino Villegas consuma tres esculturas (Nosotros vs. la inmensidad, Venus y Marte), una concebida en bronce, otra en tela y la tercera tallada en madera. A todas luces, en la primera obra nos propone cierta reflexión sobre la eternidad y lo efímero, lo inmenso y lo vano en la existencia humana, tomando como figura o código narrativo al Pensador de Rodin. En las piezas contiguas persiste en la figura de la orquídea como entelequia,recreando la doble condición masculina-femenina que según los psicoanalistas subyace en todos los seres humanos.

Juntos y revueltos se inserta entre los muchos homenajes que rinden nuestras instituciones culturales a la identidad sureña; clara oportunidad para medir los ritmos de una generación empeñada en robustecer el horizonte visual cienfueguero.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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