¿Jugar béisbol sin bates?

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No recuerdo haber asistido a través de los años a un juego de béisbol de cualquier campeonato, liga o categoría en el que uno de los equipos se haya quedado sin bates, en medio del partido. ¿Cómo batear sin ese imprescindible madero?

Pues lamentablemente acaba de suceder en el equipo cienfueguero de los Elefantes, en el encuentro sabatino frente a los Gallos espirituanos. Y me atrevo a calificar lo acontecido como inadmisible, sobre todo porque se trata de la Serie Nacional, el mayor y más atrayente espectáculo deportivo del país.

En muchos lugares pudieron ver a través de la TV cómo se partieron algunos y de pronto quedaron “vivos” solos los pertenecientes a algunos jugadores, quienes no lo pensaron dos veces y los pusieron a disposición de sus coequiperos para poder llevar a feliz término el partido. Adecuado y aplaudible gesto solidario.

Pero, ¿qué ocurre? Con regularidad —más de la debida— aparecen problemas en las series del deporte nacional cubano. Un día fue el no arribo en tiempo de los uniformes para los conjuntos de la Liga Élite, encargados a la Empresa TeamMate, después el cambio de pelota, porque tampoco arribaron en la fecha las convenidas y que son comercializadas por esa entidad, y que precisó utilizar las de marca Batos, de menos calidad, y ahora el inadmisible caso de los bates de los Elefantes cienfuegueros, lo que no tiene nada que ver con la TeamMate, pero es un problemón.

¿Quién debió prever lo que podía suceder en cualquier momento: la Comisión Nacional, la Provincial, la Dirección de Deportes en Cienfuegos…? A quien le toque la responsabilidad que la asuma con valentía. A los directivos y atletas y a los aficionados hay que respetarlos, y las deficiencias no deben ocurrir una tras otra y mucho menos sorprender. En buen cubano, hay un montón de personas que perciben un salario para que un evento, como la Serie Nacional, marche bien. Si falta algo, que sea lo que no esté al alcance o el financiamiento disponible no resulte suficiente, y debe explicarse.

¿Se alertó a tiempo a las autoridades partidistas y gubernamentales de Cienfuegos? ¿Se buscaron alternativas con rapidez? No me parece.

Jorge Robelsy Rodríguez, el director e los Elefantes, a unos minutos de haber finalizado el juego frente al conjunto de Sancti Spíritus, vía WhatsApp, me dijo: “Nos quedamos sin bates, hermano”. Evidentemente, estaba molesto, con toda lógica.

Una fuente en Facebook aseguró que hace más de un mes el equipo técnico de los Elefantes alertó a la Comisión Provincial del asunto y de lo que se veía venir, y no apareció la solución con la celeridad requerida. Entonces, ¿cómo quedo yo?, cual popular frase de Aurorita Basnuevo al interpretar su personaje de Estelvina en la Radio y la TV.

Alguien debe responder. Pero más importante que eso es encontrar una respuesta urgente.

Con rapidez este periodista se comunicó con Dusnielys Bolaños, carpintero residente en Aguada de Pasajeros (a solo 70 kilómetros de distancia de la ciudad de Cienfuegos), fabricante de bates de béisbol de muy buena calidad. Me explicó que siempre ha estado en disposición de hacer los que sean necesarios para todas las ligas y categorías, incluyendo las series nacionales, con prioridad lógicamente para el equipo de Cienfuegos, pero le “cortaron” el suministro de la madera requerida para garantizar los indicadores cualitativos.

“Puedo fabricar 12 bates en un día y 20 con el apoyo de un ayudante”, precisó.

Y vuelvo a preguntar: ¿Entonces? La solución parece estar al doblar de la esquina. Hay que aunar voluntades y decisiones y sobre todo, negociar, llegar a acuerdos sin que nadie se perjudique financieramente.

Lo que no debe suceder de nuevo es que los peloteros se crucen de brazos porque no tengan bates para jugar. Los eventos deportivos, además de caracterizarse por la seriedad y la buena organización, deben ser muestra fehaciente de respeto total a los aficionados y a la población en general. La gente comprende lo entendible, lo que está bien justificado, pero no la falta de previsión, el actuar lento e irresponsable y, sobre todo, la ocurrencia de hechos sin razón lógica alguna.

Jugar béisbol sin bates o sin pelotas resulta imposible. ¡Atentos!, el “lodo” no ayuda ni respalda a los atletas jóvenes y no tan jóvenes que lo están dando todo en el terreno, bajo un sol inclemente y una temperatura infernal, que ganan y pierden “contra viento y marea”. Por el contrario, los desmotiva y los conduce por otros caminos menos felices.

La alerta está sobre el terreno. Los responsables deben “ponerse las pilas”.

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Ramón Barreras Ferrán

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos.

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