A propósito del inicio del curso escolar: La educación de nuestros hijos

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Comienza un nuevo curso escolar, y ya vemos a los pioneros con sus uniformes y pañoletas, de otras enseñanzas camino al Pre o la Universidad; todos con un mismo propósito: alcanzar niveles superiores para garantizar su futuro.

La educación y el Estado

La Constitución de la República de Cuba plantea que “La educación es un derecho de todas las personas y responsabilidad del Estado, que garantiza los servicios de educación gratuitos, asequibles, y de calidad para la formación integral, desde la primera infancia hasta la enseñanza universitaria de post-grado”[i].

El Estado, al hacer efectivo este derecho, establece un amplio sistema de instituciones educacionales en todos los tipos y niveles educativos, que brinda la posibilidad de estudiar durante cualquier etapa de la vida, de acuerdo a las aptitudes, las exigencias y  las necesidades del desarrollo económico y social del país.

En la educación tienen responsabilidades la sociedad y la familia, es decir, las organizaciones políticas, de masas, profesionales y por supuesto, los padres o tutores, y todo el sistema educacional entre los cuales el maestro es una pieza clave.

La educación de nuestros hijos

Me remito a una corta carta escrita por Abraham Lincoln –decimosexto presidente de los Estados Unidos– al maestro de su hijo:

“Querido profesor, mi hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son veraces. Enséñele que por cada villano hay un héroe, y por cada político egoísta hay un líder dedicado.

“También enséñele que por cada enemigo hay un amigo y que más vale moneda ganada quemoneda encontrada.

“Quiero que aprenda a aprender y también a gozar correctamente las victorias. Aléjelo de la envidia y que conozca la alegría profunda del contentamiento.

“Haga que aprecie la lectura de buenos libros sin que deje de entretenerse con los pájaros, las flores del campo y las maravillosas vistas de lagos y montañas.

“Que aprenda a jugar sin violencia con sus amigos. Explíquele que vale más una derrota honrosa que una victoria vergonzosa .Que crea en sí mismo y sus capacidades aunque quede solito y tenga que liderar con todos.

“Enséñele a ser bueno y gentil con los buenos y duro con los perversos. Instrúyalo que no haga las cosas porque otros las hacen , que sea amante de los valores .

“Que aprenda a oír a todos, pero que a la hora de la verdad decida por si mismo. Enséñale a sonreír y mantener el humor cuando esté triste y explíquele que a veces los hombres también lloran.

“Enséñele a ignorar los gritos de las multitudes que sólo reclaman derechos sin pagar el costo de sus obligaciones.

“Trátelo bien pero no lo mime ni lo adule, déjelo que se haga fuerte solito. Incúlquele valor y coraje pero también paciencia, constancia y sobriedad.

“Entiendo que le estoy pidiendo mucho pero haga todo aquello que pueda”.

Cuba, la educación cubana y la construcción de la sociedad

Valdría la pena cumplir con los deseos y aspiraciones del padre Abraham Lincoln respecto a la educación de su hijo, que, salvando las distancias, seguramente coinciden con los deseos y aspiraciones de los padres de nuestros hijos, en la infinita obra humana que representa la educación cubana enraizada en el pensamiento de José Martí y en especial de nuestro eterno Fidel, cuando expresó que todo el quid de la construcción de una sociedad justa radica en la educación de las nuevas generaciones.


[i] Constitución de la República de Cuba, impreso en Empresa de artes graficas Federico Engels, abril 2019.


En coautoría con Lic. Marislanny Alvarez Acosta

Ambos autores son profesores de la Escuela Provincial del Partido en Cienfuegos.

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