Inhumadas en Santa Ifigenia las cenizas de Fidel
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Las cenizas del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana fueron inhumadas este domingo en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.
Luego del traslado de los restos del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz desde La Habana hasta el oriente del país, ocasión en que fue despedido al paso del cortejo fúnebre de manera conmovedora por todo nuestro pueblo, llegaron sus cenizas a la heroica ciudad de Santiago de Cuba, tras reeditar en sentido inverso el itinerario de la Caravana de la Libertad en enero de 1959.
Después del recorrido por sitios emblemáticos de la Ciudad Heroína y de la multitudinaria concentración popular de anoche en la Plaza Mayor General Antonio Maceo, en horas de la mañana de este domingo fueron depositadas en su lugar de descanso definitivo las cenizas del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.
El Cementerio Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba, Monumento Nacional, por el valor histórico, arquitectónico y cultural que atesora, fue escenario de la ceremonia solemne y privada.
Personalidades especialmente invitadas asistieron a esta emotiva ceremonia familiar. (Con información de la Agencia Cubana de Noticias)
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Halo de Amor
La vida transcurre, ahora con largos silencios, con tristes rostros
Y pasan las horas…
Se siente un halo de amor que invade y satura el ambiente, hay conmoción,
saludos y silencio…
Las horas de Él han terminado, su pensamiento se mueve como un aliento
Y entra en todo, en todos y cada uno.
Que magnífico el amor, se expande el pensamiento, se impregna en cada
obra, está en el gesto, en la mirada, en la sonrisa.
Halo de amor y pensamiento puro, dejaste un día…
Es muy tarde para los que no te han querido, nada pueden hacer.
Tú y tu pueblo son uno, han vencido.
Estarás siempre, mientras tu Pueblo y la Tierra existan, hasta el fin de
los tiempos. .
Complicidad (A Dalia)
Amable señora reservada,
Dejaste a un lado tu voluntad de historia individual y aceptaste el
destino que la vida te ofrecía…
Escuchaste de sus dolores y alegrías, sentiste sus gestos impacientes,
Sus ocultas penas y supiste de sus sueños más profundos, te conmovió su
voluntad para eliminar obstáculos, lo viste mirar el atardecer buscando en
lontananza a los que ya no están, sentiste su tristeza en las tardes
lluviosas…
Hoy tus manos lo atrapan en el pecho como a una mariposa o a una flor y
miras al cielo.
Aunque estuviste en las sombras, amable señora, también vimos tu luz
Lic. Clara Marta García Rodríguez (Psicóloga. Prof. Consultante)