Huellas verdaderas

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Escrito por Orlando García Martínez*

La Historia que nos canta a través de la obra, sin más tiempo que el propio de su subjetividad y la dignidad artística jerarquizadora, sirve de referente dentro del campo cultural y marca este acto expositivo de la muestra Huellas verdaderas, en la galería Mateo Torriente, del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), en saludo a los 30 años de nuestra organización en Cienfuegos y en cartel a lo largo de diciembre.

Desde sus inicios ingresar a la Uneac denota una progresión creativa signada por la calidad, la experimentación, los contenidos escabrosos, la búsqueda atrevida y renovadora para las distintas generaciones de artistas plásticos del mundo cultural cubano.

Nos aclama la evocación al camino inicial de la Artes Plásticas en la Uneac cienfueguera, desde los protagonistas de la mejor práctica artística para injertar lo cubano en la principal tradición mundial.

Lo plural caracteriza el conjunto de las obras de los siete artistas que concurren a esta exposición colectiva devenida en una especie de homenaje a estos fundadores que, vale recalcar, agrupa a los creadores de la vanguardia cultural. Afrontamos el riesgo del desacuerdo por las piezas escogidas buscando incitar al debate por asumir el contrapunto entre lo culto y lo popular, por atraer la mirada comparativa hacia los paradigmas del academicismo y de la generación de los ’80, y eclosionar la indiferencia del sistema galerístico para romper largos silencios ante los que, con su trabajo creador, trascendieron el tiempo.

La referencia al pasado que sedimenta la cultura resulta imprescindible para entender la producción plástica de las distintas promociones que convergen en el presente de Cienfuegos.

Los expositores Francisco Rodríguez Marcet, José “Pepe” de la Paz, Frank Iraola, Rafael Cáceres, Juan García, Douglas Pérez y Julio Rodríguez forman parte de la estirpe de artistas que marcaron la cultura como “ajiaco”, con sus miradas múltiples de cubanía. Todos son herederos de la democratización de la cultura y de una expansión artística sin precedentes en la historia cubana. La mayoría se destacó, además, en la enseñanza artística.

En la marcha inicial, la pluralidad estética, el desarrollo de las expresiones diversas de las artes visuales y el compromiso político parecen vivir a sus anchas para iluminar la libertad en lo disímil que cimenta la unidad.

La conjunción y fusión de todo lo grande y bello que tiene la época en Cienfuegos y sus protagonistas —con sus igualdades y diferencias creativas en búsqueda de autenticidad—, revela aquel pasado, como elemento activo de una identidad en proceso de afirmación y continuidad, la cual permite volver a reencontrarse en todo nuevo segmento del hacer creador de las nuevas generaciones.

En el conjunto expuesto advertimos el asidero en la tradición académica creadora de algunos. Y, en otros, las miradas renovadoras arraigadas en la Escuela Nacional de Arte, que configuraba en esa época la imagen real o posible de lo cubano en esta parte del país.

El sello personal de estos creadores justifica su permanencia en la memoria colectiva, donde las falsas jerarquías parecen lavarse en el fluir del tiempo.

No quiero asumir la responsabilidad de emitir un juicio estético (de lenguaje, técnica, tendencias, alcance perceptivo e imaginación poética) sobre las obras y sus autores aquí reunidos. Solo pretendo llamar la atención sobre obras que denotan la calidad signada por el talento para borrar los silencios, mantener viva la memoria y seguir dándole sentido a la libertad de creación.

*Presidente de la Uneac en Cienfuegos.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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