Hombres y hierros de hoy y de mañana

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Cuando en 1883 se fundaba la empresa sueca Alfa-Laval AB, lejos estaban de imaginar que, para el siglo venidero, en 1979, instalarían una industria en el Caribe, Cuba, específicamente en Cienfuegos. La Fábrica de Glucosa “llegó” en pleno auge de esta ciudad industrial, del que gozó durante la década de los 80.

Al principio muchos no comprendían qué producto alimenticio se elaboraba allí, porque el mal olor que desprenden los residuales no se relaciona con nada apetecible. Sin embargo, caramelos, golosinas, cremas, natillas… usan como materia prima sus almidones y glucosas.

A 36 años de la primera producción, 5 de Septiembre dialoga con Rafael Moya Rodríguez, director de la entidad.

“La industria, perteneciente a la Empresa Labiofam, tiene tres importantes líneas productivas a partir del maíz: glucosa ácida, materia prima usada para la fabricación de caramelos y confituras; glucosa enzimática, empleada para la elaboración de edulcorantes y sorbitol —este último producido en Camagüey como materia prima para Suchel—; y almidón de maíz. El grano es de importación, puesto que la variedad almidonera no abunda en la Isla”.

¿Gydema es la marca corporativa?

“Ese es el nombre comercial: glucosa y derivados del maíz, de ahí se forma la palabra. Por ella se conocen nuestras producciones alternativas, comercializadas a través de ventas a terceros: natillas, cremas, desayunos, polvo para hornear, mezcla para panetelas, maicena, siropes, entre otros; y las que van al Balance Nacional.

“Acá suministramos, a través del MINCIN, productos a base de almidón para pacientes, en lo fundamental niños, con la enfermedad celiaca, autistas, intolerantes a determinados alimentos, entre otros, hasta sumar 20 padecimientos.

“Asimismo elaboramos la base alimentaria para compotas, destinadas a los pequeños y ancianos, así como también el extracto concentrado de la corteza de mango para las diversas presentaciones del Vimang, disponible en la red de farmacias. Por otra parte, con el germen y el forraje, subproductos de la molida del maíz, se hace un pienso seco para consumo animal; y con el maíz no apto para consumo humano se produce para la industria del papel y el cartón, para hacer pegamento para Educación, etc.”.

Tras la unión de las Unidades Empresariales de Base (UEB) Glucosa y de Labiofam, la única fábrica de este tipo en el país se ha fortalecido, y hoy la gama de productos naturales que allí se obtienen es mayor y más variada. Unos 200 trabajadores, algunos con muchos años de experiencia, y otros más jóvenes, en mixtura perfecta y con un alto sentido de pertenencia, mueven los viejos hierros de la fábrica y la hacen producir, a fuerza de inventiva e innovación tecnológica.

Bartolomeo Ortiz Márquez tenía 21 años cuando inauguraron “Glucosa”, ya hoy peina canas, pero es un hombre imprescindible allí.

“Yo me he formado acá dentro, estoy evaluado en cinco posiciones de trabajo y me conozco todo, en estos momentos soy operador de la Planta de Residuales, pero si alguien falta, para allá voy. Incluso me consultan a veces cuando hay una rotura. Figúrate, hasta por el ruido conozco las piezas y maquinarias”.

Y en verdad trabajan allí a pura voluntad, pues cuentan con tecnología obsoleta, cero automatización y no han adquirido ni un solo agregado de la firma Alfa-Laval desde la instalación primera, hace casi 40 años.

“Desde 2015 tenemos en marcha un plan de trabajo encaminado a frenar el deterioro de la industria con acciones de mantenimiento. Próximamente desarrollaremos tareas encaminadas a la recuperación gradual de las capacidades productivas. Proponemos además un estudio de factibilidad para la adquisición de equipamiento tecnológico para el área de almidón, primero; y luego para el de Glucosa”, comenta Moya Rodríguez.

Según el cronograma y con el apoyo de los ministerios de la Agricultura e Industrias, el Gobierno local y otros organismos, pretenden arribar al 2019 a plena capacidad. En estos momentos el país necesita 4 mil 600 toneladas de la materia prima total que produce “Glucosa”, y ellos solo aportan unas mil 600.

Al igual que el interés por la recuperación de esta fábrica insigne de Cienfuegos, al equipo de prensa le incumbe indagar por el tratamiento de residuales, tema que inquieta a los cienfuegueros y a la población circundante, el reparto de Pueblo Griffo y parte de Buenavista, afectados por los malos olores que emanan de la fábrica.

“Es un tema que nos inquieta y estamos inmersos en su solución; ahora que la planta avanza más, se vislumbran posibilidades financieras en el futuro.  Desarrollamos y velamos por el cumplimiento de un plan de medidas para mitigar los daños a la bahía y su ecosistema, fundamentalmente en la disminución de averías.

“Otra de las acciones es lograr un proyecto que, además del vertimiento de residuales según las normas cubanas, permita el consumo de agua y su recuperación, ya sea en la limpieza, como en la reutilización en los procesos, en el caso que lo permita y, a través de un biogás, convertir esos residuos en energía eléctrica”, alega el director.

Julio César Águila está recién incorporado al colectivo laboral, tiene 18 años, pero allí encontró su lugar. Es pailero soldador, egresado del Instituto Politécnico Cinco de Septiembre.

Viene todos los días desde el barrio de Paisito, allá por la Sabana, hasta Caunao y luego toma el transporte obrero. Su tutor, Rafael López Quiñones, el jefe de Mantenimiento de la planta, le ha puesto una alta meta: ser su relevo futuro.

El muchacho se lo ha tomado en serio y aprende allí a hacer de todo y rápido. Percibe un buen salario, de más de mil pesos y la sonrisa sincera lo delata, allí ha sido bien acogido.

Un alto para devolver los cascos de protección, la despedida… y este equipo de prensa deja detrás a una industria icónica de Cienfuegos, única en el país, que produce a fuerza de inventiva y voluntad alimentos que, aunque no alcanzan para todos, van hasta la canasta de la sensibilidad humana. Los hombres y los hierros son una perfecta mixtura para edificar el hoy que será mañana.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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