Historias extraordinarias: El portal del infierno

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 7 segundos

Ochate (Otxate, en euskera, que en lengua vasca es “puerta del ruido”, “puerta de lobos” o “puerta secreta”) es una pequeña localidad cercana a Vitoria, capital de Álava y al mismo tiempo de la Comunidad Autónoma Vasca (Euskadi), en España, de la cual se ha dicho que es la antesala del infierno. La leyenda siniestra en torno al “pueblo maldito” se fundamenta en el rosario de enfermedades (viruela, tifus y cólera, en orden cronológico) registrado entre 1860 y 1874, que propició el éxodo de los contados supervivientes; así como en el grupo de misterios, avistamientos y fenómenos paranormales registrados en el sitio a lo largo del tiempo.

Antonio Arroyo y Julio Corral apuntan en su libro Ochate, realidad y leyenda del pueblo maldito (2007) que la primera referencia escrita sobre el sitio hubo de hallarse en la Nómina de San Millán, del año 1025, cuando la localidad se conoce como Gogate. Para el siglo XIII aparece el nombre de Chochat en algunos documentos, los cuales plantean que el pueblo ya había sufrido un primer abandono de más de 200 años hasta el siglo XVI por causas ignoradas.

Hace cerca de cuatro décadas, el parapsicólogo Prudencio Muguruza, de Vitoria, publicó en la revista de fenómenos paranormales, Mundo desconocido, un reportaje titulado Luces en la puerta secreta, que dio lugar al “boom” contemporáneo del Caso Ochate.

A las investigaciones de Muguruza se unirían más tarde las de Iker Jiménez. En ambas salen a relucir estos hitos: En 1980: se graba la psicofonía de Pandora o kanpora (que significa ¡fuera! en euskera). En 1981: Prudencio Muguruza capta la fotografía de cuanto asemeja ser un Ovni en las proximidades de la pedanía de Ochate.En 1986 y 1987: apariciones paranormales en el pueblo. En 1987: la primera y tercera compañías de carros blindados de la base militar de Araca (Vitoria) estuvieron perdidas durante más de cuatro horas deambulando por una espesa niebla. En 1987: desaparición de un investigador en el pueblo, y aparición de su figura meses después, con la psicofonía “¿qué hace aún la puerta cerrada?” (que podría entenderse como la pregunta de ¿por qué está el pueblo cerrado, o deshabitado?).

Muguruza publica en 2015 el libro La verdadera historia de Ochate, el pueblo maldito, el cual vendió como el preludio a una avalancha de ovnis a la Tierra. Al parecer, eran tantas las ganas de vender títulos del hombre que cuanto podía guardar de credibilidad su reportaje inicial ahora se resquebrajaría notablemente. En reportaje del periódico ABC titulado La leyenda del pueblo maldito es falsa, se consigna que “el periodista Luis Alfonso Gámez, autor del blog Magonia, tiene muy claro que “Ochate es una leyenda de chichinabo” que “se inventó Prudencio Muguruza” y se convirtió “en el Bélmez vasco”, dice por su proximidad de la localidad a Vitoria. “Algunos le hemos pedido a Prudencio durante décadas que enseñe documentos, pero no lo hace”, apunta Gámez. Añade que la foto del supuesto ovni de Muguruza “no era más que una nube iluminada”, que vendió en 1982 por medio millón de pesetas a un industrial alavés que hizo pósters con la imagen. Así pasó de ser un empleado de una entidad bancaria, a testigo de un supuesto avistamiento y a “ganarse la vida explotando la ingenuidad de los demás”. Aunque el “pueblo maldito” de Ochate ya no sufre la invasión de romerías esotéricas de los años 80 (…) aún sigue suscitando el interés de los creyentes en lo paranormal y de muchos curiosos. “Los testimonios sobre presuntos fenómenos paranormales han sido abundantes durante los últimos 30 años, y eso es un hecho incontestable. A partir de ahí, habría que analizar si puede tratarse de un fenómeno de sugestión colectiva, de fenómenos naturales mal comprendidos o de una mezcla de todo ello. Que cada cual lo juzgue según su criterio”, señala Arroyo”.

Visitas: 180

Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *