Historias Extraordinarias: El meteorito de Tunguska

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El 30 de junio de 1908 una explosión con la potencia de mil bombas de las yanquis que arrasaron Hiroshima y Nagasaki fue provocada, aparentemente, por un cometa o asteroide que arrasó más de 2 mil 200 kilómetros cuadrados de área boscosa cercana al río siberiano de Tunguska, afluente del Yenisei.

Dos veces dio la vuelta al planeta la ola expansiva generada por el fenómeno; y por igual número de días se aglomeró una magnitud tal de polvo en la atmósfera, que en cualquier sitio del extremo oeste europeo podía leerse con facilidad de noche, merced a la dispersión de la luz.

El estallido hizo caer a la gente al suelo a unos 400 kilómetros a la redonda. A 600 km, el conductor del Transiberiano precisó detener la marcha del tren. A esa misma distancia, en Kansk, unos barqueros fueron catapultados de sus lanchas. El ruido se percibió claramente en las lejanas Moscú y San Petersburgo. Las oscilaciones de la corteza terrestre resultaron captadas por diversas estaciones sismológicas, desde Irkutsk y Tashkent, hasta Jena, en Alemania. Decenas de miles de árboles quedaron reducidos a astillas; y todavía a estas alturas en el área permanecen las secuelas del impacto.

La ausencia de víctimas humanas se explicó porque la lejana comarca rusa estaba deshabitada; solo unos pocos cazadores vivían en la colindante región de Vanavara. De haberse estrellado en alguna ciudad superpoblada, los muertos se hubieran contado por millones. Ninguna de las más de 200 expediciones enviadas al lugar encontró jamás restos del cuerpo espacial.

Con el evento Tunguska hubo la mar de especulaciones (más de 30 hipótesis explicativas), como suele suceder en casos donde la singularidad de lo ocurrido puede sobrepasar la capacidad de asimilación. De tanto hablar, hasta se ha especulado incluso con la idea de un pequeño agujero negro que habría atravesado la Tierra; o de un meteorito compuesto de antimateria. El elemento que dio más oxígeno a las distintas teorías es que no se encontraron ni cráter ni embudos en el lugar (solo en 2007 un equipo de investigadores italianos aludió a la posible presencia de un cráter en la zona, en el aledaño lago Cheko). Tampoco fueron hallados fragmentos de cuerpos extraterrestres, con lo que se desdibujaba —pero no se acallaba— el planteamiento esgrimido ya desde fecha tan temprana como 1946, en cuanto a una supuesta visita alienígena.

En 1957, los profesores Krinov y Staniukovich escribieron en KomsomolskaiaPravda que el meteorito realmente había existido, pero que se había pulverizado en el aire, de modo que no dejó cráter. Para 2001, científicos italianos echaron luz sobre el enigma, al asegurar que la ausencia del cráter se debió a la razón de que lo abalanzado sobre la taigá rusa fue un asteroide de baja intensidad, que explotó en la atmósfera y más tarde se desintegró.

Los especialistas del Observatorio de Irkustk que presenciaron la caída del meteorito en 1908 refirieron “las sorprendentes maniobras que realizaba el bólido a lo largo de su trayectoria, como si estuviera pilotado”. Ya esto abrió, bien pronto, la fértil imaginación de quienes apostaron desde siempre a la idea de los Ovni. En 2004 una expedición científica rusa, conformada por catorce exploradores, geólogos, profesores y estudiantes de la Universidad de Krasnoyarsk, sostuvo que “se trató de una nave espacial extraterrestre y que tienen pruebas de ello”. Las pruebas, sin embargo, brillaron por su ausencia.

Hasta el momento, la humanidad no tiene las armas suficientes para afrontar una amenaza de cuerpos celestes, como este u otros. Lo único que puede hacer es vigilar permanentemente el cielo para detectar a tiempo al intruso, calcular donde puede ocurrir la caída y, si es necesario, evacuar la población del epicentro de nuevos Tunguska.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

3 Comentarios en “Historias Extraordinarias: El meteorito de Tunguska

  • el 17 julio, 2017 a las 7:14 pm
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    Estimado lector: nos reconforta que le agrade la sección. Espero que también haya sido de su gusto “La isla de los muertos”. Felicidades por estudiar esa carrera tan bella e interesarle los temas que consigna. Gracias por su comentario. Saludos del autor

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  • el 11 julio, 2017 a las 2:56 pm
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    Muy interesante Jorge esta sección ya que nos muestra historias poco conocidas y que son muy importantes. Saludos, soy estudiante de meteorología que acabo de pasar para 5to año de la carrera y los temas de astronomía siempre me han gustado mucho.

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  • el 9 julio, 2017 a las 10:40 am
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    Estimados lectores: Pensada para cada una de las ocho semanas del verano, “Historias extraordinarias” es una nueva sección sobre temas refrescantes y no muy tratados en nuestra prensa. “El meteorito de Tunguska” la inicia y su continuación será “La isla de los muertos”. Espérela cada domingo en la versión digital de 5 de Septiembre. Saludos del autor.

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