Historia del mar: Lilo, el inspirador

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Alguien dijo que si el mar no existiera, Cienfuegos no fuera Cienfuegos. Surcándolo hacia Cayo Carenas, junto a la máxima dirección de Transporte de la provincia, conocí de un compilador de la historia de ese islote.

Amante de estos lares, como todo el que pasó su niñez entre barcos y toninas, la inquietud me llevó a Félix Edilio Otero Molina, alias Lilo.

Casi octogenario, este cienfueguero licenciado en Ciencias Químicas, atesora varios erarios, pero sobresalen 7 mil diapositivas con imágenes y textos relacionados con anales de nuestra ciudad, y el más valioso, una auténtica modestia y desprendimiento, loables en todo coleccionista.

“Puedes usar todas las investigaciones, es para mí una satisfacción. Llevo 18 años en tales estudios”.

¿Cómo comenzó?

“Fue por casualidad; era jefe de departamento de Química Sanitaria y Toxicología en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM). En esa época comenzaba el auge digital y quise ayudar a la compañera del sindicato durante una visita, para lo cual hice una presentación sobre Cienfuegos y me embullé, seguí las pesquisas sobre historia local; luego me jubilé, hace ya 18 años, y es mi gran afición”.

¿Cuál es la organización del contenido de las diapositivas?

“Tiene preponderancia la bahía desde el cacicazgo de Jagua; le conceden protagonismo al mar. Comienzo por la jurisdicción de ese ancestral territorio, cómo vinieron los primitivos habitantes, de dónde llegaron, también el segundo viaje de Cristóbal Colón no documentado, leyendas postcolombinas y la piratería en Cienfuegos.

“Hay además de historias marítimas, una colección de planos de la villa y ciudad, ruinas de la industria azucarera, entre otros temas. Se trata de un recorrido virtual con fotos antiguas”.

¿De qué forma las obtiene?

“Muchas personas me las niegan, otras las muestran y no permiten fotocopia, paso trabajo, por eso me gusta ofrecer lo que tengo. Le he brindado a Omar George para el programa Memorias y es un gusto tributar a la prensa escrita”.

¿Qué otros obstáculos afrontó?

“Quizás algunas veces vean en mi hobby algo de intrusismo, pero siempre intervienen fuerzas del bien. He recibido ayuda en intercambios con el Archivo Histórico y con la sala de Fondos Raros de la Biblioteca Provincial; agradezco especialmente allí a Anabel”.

El patrimonio es la memoria poética de los pueblos; place la oportunidad de hallar quienes lo rescaten. Conocer a Lilo, mediante Leandro, el director provincial de Transporte, lo tomo como un regalo que me hizo el mar en aquel viaje a Cayo Carenas, un obsequio que le permitirá conocer cada viernes de este verano, su rica historia.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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