Henry Reeve, la voz solidaria del pueblo norteamericano
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Durante la más reciente versión del Foro de Sao Paulo, en Caracas, numerosos estadounidenses denunciaron los crímenes de su administración imperialista, se distanciaron totalmente de estas y dejaron claro que ese no es el sentir de buena parte del pueblo norteamericano.
No es algo nuevo. Siempre existió un segmento considerable de ese pueblo que se solidarizó con las causas de otros, bendijo la justicia y se opuso a todo tipo de opresión ejercida desde el poder a las clases oprimidas.
Martí, Fidel y el recién desaparecido físicamente Roberto Fernández Retamar alertaron en sus discursos y crónicas de la grandeza del pueblo estadounidense, contrapuesta a la mezquindad y la ignominia de sus gobiernos.
La Revolución Cubana y nuestro pueblo, por consecuencia, conocen bien la diferencia entre uno y otro concepto.
Henry Reeve, hijo digno de los Estados Unidos, se identifica con la más noble conciencia social y solidaria del pueblo norteamericano.
Este joven, muerto en combate por la libertad de Cuba en los llanos de Yaguaramas, Abreus, el 4 de agosto de 1870, abandonó con tan solo 19 años a su país natal para ponerse al lado de la justa causa del enfrentamiento del pueblo cubano al colonizador español.
El Inglesito, como le llamaban cariñosamente, llegó a ser General de Brigada del Ejército Libertador y participó en 400 acciones combativas, en las que en resultó herido en diez.
Se le reconoce haber participado en el rescate del Brigadier Sanguily; y por su arrojo, fortaleza y resistencia en el decurso de la gesta emancipadora.
Henry Reeve no distinguió de fronteras y banderas, sino del sentido del deber. Se hizo cubano por derecho propio y pasaría a convertirse en leyenda, paradigma.
Abreus, Cienfuegos, Cuba, América Latina se enorgullecen de haberlo contado como uno de los guerreros que dieron su vida por el propósito mayúsculo de la Independencia de Cuba.
Por su solidaridad, le debemos gratitud eterna y le fue puesto su nombre a la Brigada Médica Internacionalista cubana que ha prestado sus servicios en muchas partes del mundo, tras eventos demandantes de un contingente especializado y aguerrido como este. Hasta a los propios Estados Unidos, nuestro país le brindó el apoyo de dicha Brigada Henry Reeve, pero por supuesto la soberbia y la arrogancia imperiales declinaron la oferta.
Cuba recuerda y engrandece el nombre del patriota norteamericano que apostó por la Isla, a través del quehacer salvador de nuestros médicos y de las acciones cotidianas de todos los internacionalistas que ponen bien alto nuestra valía a lo largo del mundo, curando, enseñando y amando gracias a la obra solidaria de la Revolución Cubana.
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