Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue, un músico cienfueguero en pro de la cultura patria

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Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue (Guillermo Tomás como más se le conoce), no solo fue uno de los músicos más versátiles y prominentes de la región cienfueguera de la segunda mitad del siglo XIX y parte del XX, sino del continente americano.

Aunque en publicación de la Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Año 109, N. 2, julio-diciembre 2018,[1]se aclara el tema sobre la fecha de su  nacimiento, se hace necesario volver a este asunto, ya que en más de un artículo y textos consultados, prevalece el error sobre dicho acontecimiento. Tomar la fecha del 10 de octubre de 1868 como el día del nacimiento de este eminente músico podía tener en la literatura musical cubana un impacto mayor si se tuviera en consideración que ese mismo día y año iniciaba uno de los sucesos que marcarían a la nación cubana: la gesta independentista de 1868. Intencionalidad que suele ser atribuida al nacimiento de este músico, que no por realmente coincidir en fecha, dejó de ser un ferviente devoto de la causa cubana. Sin embargo, ocho días más tarde -el 18 de octubre de 1868,[2] fecha real del nacimiento de Guillermo Tomás- se vivía en el país la misma efervescencia patriótica de aquel histórico 10 de octubre.

Develar y rectificar un error que ha estado configurando el quehacer historiográfico de la musicología cubana, no solo se hacía necesario para ubicar en el lugar que merece a un hombre que vistió de largo por sus conocimientos e impronta a la cultura de la nación, sino que, además, se aclaraba su tercer nombre –Eduardo-,  lo que para él debió haber tenido una significación especial, ya que ninguno de sus biógrafos lo consignan y fue el que le puso al único hijo de su primer matrimonio.

El maestro Guillermo Tomás se desempeñó como flautista, director de bandas, orquestador, crítico, publicista, con convicciones asociadas a aquellos acontecimientos del 68 y al refinado ambiente que propiciaba haber nacido en la perla afrancesada de Cuba. En poco tiempo el desarrollo cultural y musical de la región favoreció la creación en 1845, de la primera orquesta que hubo en la villa, en la que fungía como clarinetista y director Tomás Atanasio Emilio Tomás de Clouet, padre de Guillermo Tomás y nieto de José Agustín de Clouet, hermano del fundador de la ciudad Luis de Clouet, ambos de ascendencia francesa, aunque hubieran llegado de Nueva Orleans. Es a través de su padre, de quien recibirá Guillermo Tomás sus primeras influencias musicales.

En el mes de febrero de 1869 la familia Tomás parte rumbo a Norteamérica, ya que espías españoles estuvieron al corriente de sus ideas independentistas. A su regreso, -luego del Pacto del Zanjón-, perciben que la región cienfueguera comienza a revitalizarse. El español Sebastián Güell organiza una academia de música. Antonio La Rubia, por su parte, se desempeñaba como músico mayor de la Banda de Isabel La Católica, y más tarde sería director de la Banda del batallón de San Quintín. Estos músicos le impartirán a Guillermo asignaturas teóricas, entre ellas, solfeo. Sus clases de flauta las comienza con José Manuel Lasquetty y en 1883 con el flautista sagüero Ramón Solís perfecciona sus conocimientos. Con este último interpreta la pieza Dúo Concertante para flauta en El Artesano, donde además sería nombrado con sólo 18 años, socio de mérito. En 1885 continúa su formación musical con José Manuel, Lico, Jiménez, esta vez con los estudios de armonía e interpretación.

Guillermo toda su vida estudió, y estudió de todo. Su mirada no quedaba en la estreches de lecturas musicales y ejecución instrumental, se formó reflexionando y haciendo cultura.

Integró el trío francés La Montañesa (piano, violín y flauta), junto a Ana Aguado y José I. Andreu, formato que se caracterizaba por la interpretación de contradanzas, minuet, gavotas, paspiés. Es en esta etapa en la que surge un amor para toda la vida entre Guillermo Tomás y Ana Aguado.

En 1888 con sólo 19 años de edad,[3]publica su primera obra impresa Breves apuntes sobre la historia de la música, para muchos, la que da inicio a los estudios de la musicología cubana. Al año siguiente, luego de fallecer su padre, Guillermo toma uno de los vapores de línea regular hacia New York.

Al llegar a tierra norteamericana, contrae matrimonio con Ana –que había marchado un tiempo antes- y de inmediato se incorporaron al movimiento de emigrados revolucionarios. Fueron partícipes de innumerables conciertos con fines recaudatorios bajo los auspicios de los clubes revolucionarios cubanos. Se destaca la actuación del 16 de junio de 1890 en el Hardman Hall, cuya organización estuvo a cargo de José Martí, quien días antes le escribe una carta a Ana Aguado donde reconoce la labor que ella y su esposo realizaban por la causa cubana.

Guillermo es nombrado director artístico de la Orquesta Sinfónica de la Clionian Musical Societ y de Brooklyn en 1894 y dos años más tarde, director. Llegaba a la cúspide en su carrera como músico fuera de su patria; al llegar a ella es donde quedaría enraizada toda su obra con la creación de nuevos proyectos. Gratos momentos le aguardaban en Cuba.

Luego de una larga estancia del matrimonio Tomás-Aguado en tierra norteamericana, deciden regresar a la patria para continuar, ahora desde su país y siempre desde la música, la lucha por la independencia. Cuando termina la guerra y se instaura la República, la familia de Tomás que ya contaba con un descendiente,[4] deja atrás el acomodo, las alabanzas, y el porvenir ya asegurado en el mundo musical de los Estados Unidos.

En enero de 1899 el maestro se incorpora como profesor del Conservatorio Nacional de Música que dirigía Hubert de Blanck y con el paso del tiempo crea junto a Ana el Instituto Vocal Aguado-Tomás. Sería este instituto, aunque de corta duración, el primer proyecto importante de los cienfuegueros en la capital cubana. Dentro de las asignaturas que llamaríamos hoy que se encuentran dentro del currículo base de un plan de estudios se encontraban: en el primer y segundo año Fisiología, mientras que en el último año, Estudios de Estilo y de Repertorio, Análisis e Interpretación. Al currículo propio, pertenecerían: Vocalización, Ejercicios Preliminares y Graduales, Canto Llano, Música Secular y Música Religiosa. Las clases se impartían tres veces a la semana. El diseño curricular  trazado por el instituto junto a la correcta determinación del para qué se aprende y se enseña, quedaban saldados. El aprendizaje de la técnica vocal con todo el complementario proceso formativo, ya significaba un avance para la didáctica artístico-musical de la época.

Guillermo Tomás funda también la Banda del Cuerpo de Policías de La Habana luego Banda Municipal de La Habana, única organización musical de esa índole en el país y sólo con un año de fundada, es seleccionada junto a su director para la interpretación oficial del Himno Nacional, en la Convención Constituyente de 1900.

Un periodista del diario Excelsior, años después el 12 de noviembre de 1928, afirmaba: “(…) fue el maestro Guillermo Tomás quien tocó por primera vez, con una banda de música completa, el Himno de Bayamo o La Bayamesa, como lo llamaron los patriotas del 68. Había sido inaugurado por una banda en el propio Bayamo, cierto día de Corpus Christi, todavía bajo el dominio de España. Durante la guerra, no se sabe que el Ejército Libertador tuviera bandas, por lo que se cree que no fue tocado en campaña, al menos de un modo frecuente. Cuando los libertadores firmaron el armisticio, vinieron a la ciudad, al llegar a Guanabacoa fueron recibidos por una pequeña banda -diez o doce músicos- organizados por el maestro Antonio Rodríguez, a los acordes marciales de la música de Perucho. Pero solamente cuando, ya en plena paz, flotando en el mástil del Morro nuestra bandera, fue tocado por la Banda Municipal de La Habana, pudo decirse que había sido oído de una manera completa. Por ello, puede decirse que ha sido el maestro Tomás, su director de entonces, quien estrenó el Himno Nacional Cubano”.[5]

Adjunta a la Banda, crea la Academia Musical Dr. Juan R. O’ Farrill, primera institución oficial y gratuita de este tipo en Cuba, que más tarde sería Conservatorio Municipal y actual Amadeo Roldán. Los mejores estudiantes de la academia formaron parte de una pequeña banda infantil que organizó el propio Tomás. Para 1904, funda el Orfeón La Lira Habanera, que con el paso del tiempo cambió su denominación a Orfeón Municipal y en 1910quedaoficialmente organizada la Orquesta Sinfónica de La Habana, único antecedente de la definitiva agrupación Sinfónica de La Habana, fundada en 1922.

Al maestro lo nombran miembro de la sección de música de la Academia Nacional de Artes y Letras y en 1911 el Grand Conservatory of Music, incorporado a la Universidad de Nueva York, le otorga el título de Doctor en Música, primer músico cubano en ostentar este grado científico. En esa misma fecha el Ayuntamiento de Cienfuegos lo distingue como uno de sus hijos más ilustres. Guillermo se desempeñó también como corresponsal de la revista El Correo en Nueva York y dirigió la revista Bellas Artes en Cuba. De su autoría son Las grandes etapas del arte musical, Los grandes poetas tonales, Orientaciones del arte tonal moderno, Richard Wagner, La Francia Heroica, La América invencible, Mujer y arte y Acotaciones para una historia de la música en Cuba. Dirige series de conciertos históricos, dedicados a la música de los siglos xviii y xix, experiencia sin precedentes en la isla. Sólo al frente de la Banda organiza 3 003 conciertos, estrena 1 315 obras y participa en 1 444 actos conmemorativos.

El 22 de abril de 1922, al conmemorarse el CIII aniversario de la fundación de la ciudad de Cienfuegos, estrena en el teatro Tomás Terry su marcha triunfal ¡Viva Cienfuegos! Años después, regresa y dicta conferencias sobre José Manuel (Lico) Jiménez, Laureano Fuentes Matons y Chopin, esta última ilustrada al piano por Joaquina Torres Fraginals; ocasión en que la profesora le ofreció al maestro la Cátedra de Estética e Historia de su Conservatorio de Música Lico Jiménez, y él aceptó.

Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue continuó trabajando hasta su muerte en 1933. Revitalizar el legado de este músico cienfueguero, es enaltecer la figura de un hombre de sólidos principios patrios, que conquistó los más altos sitiales de la música cubana y universal.

 

*(Resumen del ensayo homónimo escrito por la Doctora en Ciencias Históricas Alegna Jacomino Ruiz, Gran Premio Uneac de Musicología Argeliers León).

[1]Alegna Jacomino Ruiz: “Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue: un cienfueguero en pro de la cultura patria”, Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Año 109  N. 2 julio-diciembre 2018.

[2] Archivos de la Parroquia La Purísima Concepción, de la Iglesia Catedral de Cienfuegos, en el Libro de Bautismo de Blancos N. 13 al Folio 63 Vuelta y número 232 Vuelta.

[3] Se publicó el 1ro de julio, aún no había arribado a sus 20 años de edad.

[4] Eduardo Tomás Aguado, primer hijo de Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue, que contaba con dos años de edad en 1898.

[5] “Opina el Maestro Tomás que no debe alterarse la música actual del Himno”,  Excelsior, Consejo Nacional de Cultura, lunes, 12 de noviembre de 1928; en Museo Nacional de la Música.

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Alegna Jacomino Ruiz

Doctora en Ciencias Históricas

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