Gobernadores del Rocío: pieza significativa de la literatura haitiana

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Más allá de la exaltación del paisaje y la cultura del negro haitiano, en la línea del indigenismo, Gobernadores del rocío, libro de Jacques Roumain publicado en 1944, examina con una visión crítica sus prácticas culturales y sus contradicciones internas. Es considerada por muchos una obra maestra, fundadora de los grandes textos de la literatura haitiana.

Según sus temáticas podría clasificarse como una novela de la tierra, puesto que en ella domina la presencia de la tierra y la lucha del hombre con esta, en un régimen social que lo esclaviza. Otro aspecto importante que la inscribe dentro de estas novelas es el conflicto entre el llano y la ciudad, el cual guarda una estrecha relación con Doña Bárbara, de Rómulo Gallego.

Tras el derrumbe del país causado por los problemas políticos, la falta de alimentos, la pérdida de la forma de vida tradicional, el aumento de precios, los consecuentes levantamientos populares y la falta de agua, llega Manuel, el protagonista de Gobernadores del rocío. Tras su retorno de Cuba este hombre halla a su poblado en la ruina, debido a la escasez del vital líquido. Además, encuentra fragmentada su patria en dos bandos por una vieja querella. Es por ello que se propone encontrar agua y formar una gran concentración de campesinos para llevarlos hasta el llano con el propósito de que se olviden los rencores a partir de la necesidad de organizarse y unirse. Esto se puede apreciar en el fragmento siguiente:

Iré a ver a los otros. Compadres, les diré, es verdad lo que se cuenta, sí, compadres. He encontrado una fuente que puede regar todas las huertas de la llanura, pero para conducirla hasta aquicito es preciso el concurso de todo el mundo, un cumbite general, eso es lo que hace falta. Lo que una mano no es capaz de hacer, dos pueden hacerlo (…) ¿Qué ventaja tenemos en ser enemigos? Si ustedes tienen necesidad de una respuesta, mirad a vuestros hijos, mirad vuestras plantas: la muerte está sobre ellos, la miseria y la desolación destruyen Fonds Rouge. (…) La sangre ha corrido entre nosotros, lo sé, pero el agua lavará la sangre y la nueva cosecha crecerá sobre el pasado y madurará sobre el olvido. No hay más que un medio para salvarnos, uno sólo, no dos: reconstruir la buena familia de vecinos, rehacer la unión de los Trabajadores de la tierra entre hermanos y hermanos, compartir nuestras penas y nuestro trabajo entre camaradas y camaradas…

En lo planteado anteriormente se puede observar como el agua es un símbolo de vida. Su necesidad se hace evidente en los primeros capítulos de la novela, con los rostros secos de los campesinos y la tierra árida. El agua simboliza la reconstrucción de una nueva sociedad, la limpieza de las penas, la unión del pueblo. Su localización convirtió a los hombres en los dueños del alba, en los portadores de un nuevo destino.

Es significativa la ideología de Manuel, quien consideraba al socialismo como una forma superior de organización política a la que debían incorporarse todos los negros haitianos y del Caribe para erradicar la explotación capitalista.

Gobernadores del rocío es una obra destinada a denunciar la marginalización de la sociedad haitiana, su falta de unidad y su falta de conciencia de clase. Sin dudas, esta novela es un llamado a la dignidad humana y una canción para el pueblo de Haití.

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Karen Becerra Avalo

Graduada de Filología por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.

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