Fusiones

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Las teorías de los grandes filósofos materialistas ya profetizaban las concentraciones extraordinarias de riquezas, en tanto parte de la acumulación capitalista. No obstante, su tiempo histórico les imposibilitó no ya ver ni siquiera prever el alcance y las consecuencias de las actuales megafusiones mundiales.

En esta década el margen de fusiones y adquisiciones sobrepasa las 30 mil operaciones anuales, con un valor equivalente al 3 por ciento de la economía mundial.

Pese a que tales alianzas o absorciones forman parte del ciclo natural del capitalismo —sin ir más lejos, a partir de su surgimiento hasta la actualidad el de todos conocido Google se ha anexado 163 empresas— y a lo largo del siglo en curso verificáronse numerosas, de alto y mediano impacto universal, resultó 2016 un año pródigo para su formación (33 mil 300 acuerdos, contra 11 mil 500 en 1990) dentro de algunos de los más grandes conglomerados corporativos.

Especialmente significativa, por el volumen de perjuicios que podría reportar a la especie humana, es la de las empresas Bayer y Monsanto. La multinacional germana adquirió a la estadounidense y mayor fabricante de transgénicos por un costo de 66 mil millones de dólares. Así, la primera se convertirá en la primera productora de semillas y pesticidas del planeta.

El prontuario de ambos oligopolios contra la salud humana —más aún la firma norteamericana, tristemente célebre, entre tantos crímenes, por fabricar el agente naranja empleado por los agresores yankis en la guerra de Viet Nam—, resulta tan dilatado en el tiempo, que la anunciada unión (ya oficializada, aunque prevista para rubricarse en 2017) ha puesto en alerta a organizaciones, científicos, expertos de la Medicina y el Medio Ambiente, científicos sociales…

AT&T, la décima compañía -por recursos y montos de operaciones- en EUA, está en planes de absorber a Time Warner, la número 99, luego de haberse engullido a DirectTV poco antes, 48 mil 500 millones mediante. El coste de la nueva venta se ha valorado en 108 mil 700 millones de dólares. De esta forma, el emporio de las comunicaciones con base en Dallas poseerá bajo su égida a emblemas de la información y el entretenimiento como la respetada cadena HBO; amén de CNN, TNT y del estudio cinematográfico Warner Brothers.

De un plumazo, anulan la competencia, cobran dimensión e incidencia y se apropian de iconos de la cultura y la ideología norteamericanas.

De acuerdo con los especialistas en economía, la fusión convertirá a la segunda mayor compañía de telefonía móvil de EE. UU. —ya acusada antes de la fusión de vender metadatos de sus centenares de millones de cliente al gobierno— en un conglomerado de medios y entretenimiento que ofrecerá a la vez servicios de conexión a Internet en los hogares y programas de televisión. Al respecto, la organización Free Press ha emitido un comunicado en el cual afirma: “Esta fusión generará un imperio mediático nunca antes visto. AT&T controlará el acceso a Internet móvil y por cableado, canales de televisión por cable, franquicias de películas, un estudio de cine y televisión y otras empresas de la industria. Eso significa que AT&T controlaría el acceso a Internet de cientos de millones de personas, así como el contenido que miran, lo que le permitiría dar prioridad a su propia oferta y hacer uso de recursos engañosos que socavarían la neutralidad de la red”.

También en 2016 Yahoo se hizo de Verizon; AB Inbev absorbió a SABMiller; Marriot se fusionó con Starwood, como igual procedieron Cablevisión y Altice; mientras que Comcast compró a NBC Universal y Time Warner Cable, por citar algunas de las miles de operaciones registradas.

Alguien a quien pudiera de calificarse de cualquier cosa menos que de marxista como el presidente electo Donald Trump repudió con vehemencia tales operaciones durante su campaña, al manifestar que “destruyen la democracia”, al concentrar “tanto poder en unas pocas manos”.

En realidad, algunos de los teóricos capitalistas, los históricos y sobre todos los actuales, también advirtieron que la concentración de intereses en semejantes emporios pone evidentes frenos a la competencia.

Y, desde el punto de vista político, la presión de esos oligopolios sobre los grandes actores de poder podría enrumbar —aún más— las estrategias en función de sus necesidades: por regla inversas a las de esa demográficamente determinante parte del mundo, pobre, desfavorecida o en camino al desarrollo.

La multinacional germana adquirió a la estadounidense y mayor fabricante de transgénicos por un costo de 66 mil millones de dólares. /Foto: Internet
La multinacional germana adquirió a la estadounidense y mayor fabricante de transgénicos por un costo de 66 mil millones de dólares. /Foto: Internet

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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