Frank País García: un héroe marcado por su tiempo

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Paradigma para las nuevas generaciones de revolucionarios cubanos, la corta pero intensa existencia de Frank País García acaso estaba destinada a la heroicidad.

Nació el 7 de diciembre de 1934, primogénito del matrimonio compuesto por Francisco País Pesqueira y Rosario García Calviño, naturales de España. Su madre ejerció profunda influencia en la formación de su identidad revolucionaria, pues inculcó en la prole los ideales de Martí y otros próceres de la independencia de Cuba.

Tres fechas marcaron la vida del joven santiaguero: el golpe de estado del 10 de marzo de 1952; el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953; y el levantamiento del 30 de noviembre de 1956, del cual fue organizador.

A pesar de los escasos recursos de su familia, Frank Isaac recibió una educación esmerada, que cultivó en su personalidad los principios y sentimientos más puros. Cuentan que era un muchacho introvertido, muy discreto, buen estudiante, serio, responsable. Se distinguía en matemáticas, historia e inglés. Le gustaban los helados, sin importar el sabor, jugar parchís, las historietas de los diarios dominicales y las películas de vaqueros. Amante de la buena música, tocaba el piano, el acordeón y hacía gala de una excelente voz.

El 10 de marzo, ante el golpe de estado batistiano, acudió al Moncada junto a varios jóvenes santiagueros. Querían que el entonces jefe de la fortaleza ─quien no se había plegado aún a los golpistas─ les diera un arma para enfrentarlos. Pero encontraron a un militar más preocupado por salvar su pellejo que por cumplir su deber. “Triste destino el de un país –le escucharon decir a Frank– donde aquellos que le han jurado amor, respeto y honra ante una bandera son incapaces, llegado el momento, de empuñar las armas y defender aquellos ideales por los que juraron un día”.

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Frank País fue considerado por Raúl Castro un héroe bajo el signo de su tiempo. /Foto: Centro de Documentación
Frank País fue considerado por Raúl Castro un héroe bajo el signo de su tiempo. /Foto: Centro de Documentación

A la preparación en la Escuela Normal para Maestros y a sus actividades como dirigente estudiantil sumó sus primeras acciones contra la tiranía. Participó en la integración del Bloque Revolucionario Estudiantil Normalista (BREN), en la constitución de la Federación Local de Centros de Segunda Enseñanza y del Directorio Estudiantil Revolucionario.

Luego del levantamiento del 30 de noviembre de 1956, Frank asumió la empresa de reorganizar el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y apoyar al naciente Ejército Rebelde, que ya libraba con éxito sus primeros combates.

El 9 de marzo de 1957 cayó preso, pero la movilización popular evitó su asesinato. Enjuiciado junto con los expedicionarios del Granma y los combatientes detenidos por el levantamiento del 30 de noviembre, resultó absuelto a mediados de mayo de aquel año. Desde entonces, continuó su labor sin descanso: preparar la nueva organización del M-26-7 en toda la Isla; respaldar la lucha en la Sierra; y constituir un segundo frente guerrillero.

Aquel aciago día del 30 de julio de 1957, el joven revolucionario estaba muy triste: se cumplía un mes de la muerte de su hermano menor Josué. Quizás nunca sospechó que la suya le aguardaba esa misma tarde. El callejón del muro en la ciudad de Santiago fue el lóbrego escenario del acribillamiento a balazos con que los esbirros dieron fin a su existencia.

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Sus compañeros de lucha lo tendieron con el uniforme verde olivo de comandante rebelde. Sobre el pecho, le colocaron una boina negra y encima de ésta, una rosa blanca. Su sepelio constituyó una imponente manifestación de duelo popular y repulsa a la tiranía. El pueblo todo acompañaba conmovido al héroe, con gritos e himnos de indignación y dolor. La multitud se hacía mayor a medida que pasaba el cortejo. Llovían flores desde los balcones.

Esa fue, al decir de Vilma Espín, “su última batalla, batalla que libró como siempre hubiera querido, vestido de verde olivo, con el brazalete rojinegro, con sus ansias de guerrillero de montaña, Frank militar y maestro, firme ejemplo de los jóvenes de hoy y de mañana”.

Cual expresó en cierta ocasión Raúl Castro, “Frank País es la prueba más genuina de que de la madera de los hombres cultos y sensibles, de los jóvenes con vocación para educar, (…), surgen con frecuencia héroes que viven bajo el signo de su tiempo, modelan y afirman en la lucha sus ideas y, llegado el momento, las montan a caballo para con sus ejemplo trasladarlas a las masas y convertirlas así en fuerza militar”.

¡Qué bárbaros!, los cazaron en la calle cobardemente, valiéndose de las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino. ¡Qué monstruos!, no saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado (…).”, de esa manera exclamaba Fidel en carta a Celia Sánchez cuando conoció la noticia del vil asesinato.

Frank País García inscribía así su nombre en la historia patria. Paradigma para las nuevas generaciones de cubanos, parecía predestinado a la heroicidad. Un joven que, diría también Raul, era del tipo que “penetra hondo y definitivamente en el corazón del pueblo”.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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