Forros de revista

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Cuando llegaba septiembre, las presillas de las revistas se abrían de par en par. Lentamente sacábamos cada una de las hojas hasta dejar desnuda la carátula de cartón. Era casi un acto nacional. No había revista Bohemia, Mar y Pesca o Mujeres que se escaparan de ese delirio por cubrir libretas y libros.

Llevar los materiales escolares en forma constituía el único fin de aquellos avatares, ello incluía el nombre y los apellidos bien puestos, y para eso se buscaba al mejor rotulista de casa. Muchas veces ni nylon había, mas eso no marcaba lo imprescindible, otros irían como tú a la sala del conocimiento. Así crecieron varias generaciones de cubanos, en plena innovación para forrar sus libros cuando septiembre aparecía en el calendario.

“No sé qué me voy hacer. Ahora cuando cobre, de los 350 pesos debo separar 150 para comprar los forros de los niños. A seis pesos cada uno, además de las gomas (15 CUP) y los portaminas (25). Tendré que pedir el dinero prestado para terminar el mes (…) Yo sé que si no se puede, no se puede, pero si los demás llevan las libretas bonitas, el mío no va a ser menos”, decía a plena voz una amiga, mientras intentaba armar el rompecabezas que entraña repartir en varias direcciones el pálido salario.

De la reflexión saltaron dos interrogantes a la agenda periodística: ¿por qué no se venden a precios módicos en las tiendas estatales?, ¿dónde están las revistas?

Los particulares elevan la cuantía de estos pliegos de año en año y al preguntar sobre su procedencia, casi recitan de memoria el mismo “estribillo”: “los traemos de la capital, aunque algunos cuentapropistas también los importan”. Sin embargo, en una de las jornadas de sondeo sobre el asunto, vimos cómo un trabajador de una empresa X le preguntó al vendedor particular si aún le quedaba material, para en caso negativo volver a surtirlo. ¿Salida clandestina de papel de centros laborales? Tarea de otros.

Lo cierto y penoso a la vez es que en las tiendas no existen esta y otras ofertas, y nos obligan a bañarnos, a bucear incluso, en las profundas aguas de la gestión privada, como si ganáramos para semejante privilegio.

Otro tema salta a la vista y tiene que ver con la invasión de códigos del cine foráneo estampados en los forros a la venta que exhiben los espacios particulares, esos mismos estereotipos de los cuales debía aislarse el hombre nuevo cubano en años pretéritos, pero que hoy vuelven como exigencias de las generaciones más pequeñas, como si fuera un pase de cuentas a la intransigencia de aquellos tiempos, donde oír música extranjera, vestir igual a las modelos de Hollywood o dejarse el pelo largo los varones, eran componentes de ideologías extraviadas en el consumismo. ¿Y ahora?

En medio del asunto gravita la poligrafía y su posibilidad de asumir producciones dirigidas a resolverlo; sin embargo, sus problemas con recursos materiales y el desgate de su tecnología obligan a descartar la posibilidad.

Mientras que las revistas andan sobre los rieles del acaparamiento continuo y sistemático de personas de la tercera edad, además de que han sufrido reducciones en sus tiradas.

“Cuando empiece septiembre ve a un aula y verás que la gran mayoría de las libretas están forradas con imágenes de princesas o de superhéroes, igual los estuches para los lápices, las toallitas, los pomos de agua… esa es la uniformidad, y lo peor es que muchos padres sufren por no darle ese gusto a sus hijos, porque esos precios astronómicos están fuera de la órbita salarial estatal”, enfatizó un abuelo.

¿Eso es importante? Mi generación aprendió desde edades bien tempranas, obligada o no por la situación económica, que el forro es solo el medio que preserva la libreta y que la libreta es quien dice de qué materia está hecho el hombre. ¿Ahora será igual?

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

4 Comentarios en “Forros de revista

  • el 16 mayo, 2018 a las 2:39 pm
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    Por dios, cada vez que leo un articulo de esta indole me pone los pelos de punta.Los años pasan, la tecnologia avanza, todo va mejorando poco a poco, no nos podemos detener en seguir forrando las libretas con las hojas de las Bohemias es como seguir comunicandonos con dos cajas de fosforos a traves de un hilo.
    Porque en vez de criticar todo lo que los padres deben de comprar para un niño que comienza la escuela, mejor nos proeocupamos por garantizar gomas, lapices, y demas.
    Tenemos tiendas de Artex que vende articulos marca THABA, vende merenderos, mochilas, lapices, pomos de aguas todo lo que usted busque.Ahora yo pregunto los salarios alcanzan para eso? claro que no, entonces los que tengan que ver con tales fines se deben detener a garantizar que articulos esten acorde a salarios…. pero quien le pone el cascabel al gato, entoces este es un tema tan amplio que para que enumerar.

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  • el 5 septiembre, 2017 a las 6:53 pm
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    Traqueteado el tema… Valores cero, consumismo 100 puntos. Quién observa esto? TODO el mundo. QUién hace algo? NADIE.

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  • el 23 agosto, 2017 a las 12:08 pm
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    Gracias por su comentario Isabel y en ello coincidimos 100 por ciento. No creo siquiera que exista una estrategia de comunicación, si existiera defendería mucho más nuestra identidad y los por ciento estarían más ajustados. La tarea, entonces, cae en la familia y la educación que le damos a nuestros hijos.

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  • el 23 agosto, 2017 a las 8:28 am
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    Zulariam, cómo han cambiado los tiempos ??. – Verdad. Pero sucede que esos niños que son nuestros hijos, son muchas veces victimas, y el tema lleva una profunda reflexión ó análisis, de igual que con los forros, sucede con muñecos y películas en la TV, el 90 % de nuestros espacios infantiles y juveniles son reflejo de otra sociedad, nos invaden y todo tiene un efectos ideológico, como se decía en nuestros tiempos, y que hoy con mucha sutileza se introduce. NADIE OBSEVA lo que está pasando??. Quiénes trazan estrategias de contra efecto COMUNICACIONAL ??. A muchos preocupa esta invasión en todos los espacios y a quienes más atrapa es a los niños y jóvenes.

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