Flan Cubano

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El verano está en pleno apogeo y los chicos se encuentran en casa (bueno realmente llevan varios meses en los hogares debido a la Covid-19). Por eso y para tener un postre bien sabroso que brindarles ante sus constantes reclamos, nada mejor que un Flan Cubano, preferido por la mayoría de los habitantes de esta Isla caribeña, por su textura muy cremosa y suave que fascina a quien lo prueba.

El flan es un postre muy antiguo y su origen es europeo, no hispano. Surge en la Era Medieval, en el área de Italia y Francia. En aquel entonces se conocía como un postre  “con poderes afrodisíacos”.  Según cuentan, su primera mención recogida aparece en el libro Dulces caseros y leche agria de Marcus Gavius Apicius, el primer ‘gourmet’ de la historia (fue conocido a lo largo y ancho del Imperio romano por disfrutar como nadie de la comida, hasta Séneca habló de él, y sus festines son todavía recordados).

Pues como iba contándeles, el flan se encuentra bajo el nombre latino de tiropatinam. Sin embargo, el que se conoce en América, proviene del francés flado, que es una torta u objeto plano. Hay quienes reefieren que fue introducido en Cuba a través de la colonización española. En la isla, existe un sinfín de recetas que agregan sabor y un toque especial al flan tradicional. Este resulta ser un dulce manjar imprescindible en la cocina cubana, más allá de su procedencia.

Flan Cubano:
Utensilios:

-Recipiente para la mezcla

-Una olla o envase pequeño

-Molde ya sea redondo o cuadrado

-Horno u olla de presión

Ingredientes:

1 lata de leche condensada

1 lata de leche evaporada

1/2 taza de agua

3 o 4 huevos

1 cucharadita de vainilla

1 pizca de sal

-Para el caramelo: 1/2 taza de azúcar blanca

Preparación:

El primer paso será realizar la mezcla, para lo cual utilizarán un recipiente lo suficientemente hondo para batir la lata de leche condensada y la de la evaporada, junto con los huevos, la vainilla y la pizca de sal.

Posteriormente, la dejan reposar y pasan a elaborar el caramelo. La técnica para hacerlo es muy sencilla: colocar en una cazuela la ½ taza de azúcar blanca y cocinarla a fuego medio, hasta que se torne color dorado claro, lo cual nos da la señal de que el caramelo estará listo, o sea, en el punto indicado. Debes estar pendiente pues si se pasa y se quema tan solo un poco, el sabor se tornará amargo.

Luego lo vertemos en el molde que hayamos elegido y le damos algunos movimientos circulares bordeándolo para que cubra todas las paredes del envase.

Inmediatamente deben echar la mezcla en dicho molde acaramelado, y si tienen tapa, cerrarlo; de lo contrario le pueden colocar un papel en la parte superior, de esta forma mantiene el vapor en el interior del recipiente.

Para cocinarlo se precisa una olla de presión o un horno, ya que el flan siempre se cocina en Baño de María; particularmente acá prefieren la primera opción, porque es mucho más rápida.

Recuerda que para sacarlo debes esperar unos minutos y luego ya puedes abrirla.

Consejo del chef:

Guarda la grasa de asar el pollo. Sí, esa que se queda en la bandeja del horno salvo que haya mucho pan en la mesa. Es perfecta para caramelizar cebollas, saltear verduras o darle un toque jugoso a las pechugas. Lo mismo vale para la grasa que suelta el bacon. 

 

 

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Mercedes Caro Nodarse

Licenciada en Comunicación Social. Directora del periódico 5 de Septiembre. Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales.

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