Finca La Isabela: donde se garantiza la seguridad alimentaria en Cienfuegos

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Camino a la playa de Rancho Luna, desviándose a la izquierda por un pequeño terraplén, se llega a la Finca La Isabela, un sitio donde el trabajo constante, el estudio, la innovación y la continua búsqueda de soluciones han permitido una favorable transformación del entorno productivo.

Cuando se escucha hablar al productor Edey Suárez Martín, se tiene certeza de que es posible concretar la soberanía alimentaria en predios cienfuegueros.

“Hace tres años, en diciembre de 2017, me di a la tarea de rehacer esta finca, que era muy nombrada en la provincia. Empezamos con poco más de siete hectáreas y en este minuto contamos con 21,89, y la idea es expandirnos un poco más a ver si llegamos a las cinco caballerías. Ahora mismo estamos en proceso de solicitar tres caballerías más para sembrar y diversificar”, dice, y extiende su mano hacia los sembradíos de guayaba, caña y otras variedades (más de 20 de frutales), que crecen frondosos con un verdor que llena los ojos de esperanza.

Edey no cree en imposibles y sí en el trabajo arduo. Cada día se demuestra a sí mismo y a los demás que las limitaciones  —por algunos padecimientos de salud—  no son impedimentos para echar hacia adelante y aportar a la economía del país.

“Contamos con quince hectáreas de mango, las cuales se nos entregaron porque su explotación era ineficientemente explotada por la UBPC. El primer año que las puse en producción, obtuvimos más de 4 mil quintales. El año pasado—a pesar de que fue malo para el mango— alcanzamos la cifra de más de 2 mil 200 quintales, sin contar la pulpa que elaboramos con la fruta que no tenía requerimientos comerciales.

“Vamos a sembrar unas cinco nuevas hectáreas de guayaba, además de piña (reina española, muy dulce que me decían que no se daba en Cienfuegos); pero ya está en proceso. También lima persa, limón, malanga intercalada en la guayaba. Siempre trato de intercalar cultivos para aprovechar el agua, los nutrientes”.

Inconforme como es, Edey ya anda además en movimiento de tierra para crear un espejo de agua que le facilite el riego en período seco, pero también para la producción de peces, no de una especie cualquiera, sino “una variedad nueva (colosoma) que entró al país y son vegetarianos; entonces, todos los desperdicios de las cosechas les servirán de alimento y no tendremos que utilizar piensos industriales, además de que evitamos dificultades con la inocuidad de la minindustria. También los desperdicios de cosecha nos sirven para el módulo pecuario.

“El propósito es rebombear del arroyo que atraviesa la finca hasta el estanque y de ahí hacia los cultivos tapados de mango, porque la idea es poder producir mango adelantado; para ello instalaremos tecnología”, agregó.

Nada es posible sin el acompañamiento de sus obreros, doce en total, a quienes valora cada día: “Estoy rodeado de gente muy buena, que tiene sentido de pertenencia, que se ocupa y preocupa por todo cuanto sucede en la finca. A ellos agradezco los resultados que tenemos”.

Finca La Isabela. Cultivos de guayaba./Foto: Tay Toscano
MININDUSTRIA Y ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO

Pero no se queda Edey Suárez Martín, productor de la Finca La Isabela solo en sacar el provecho a la tierra; va más allá, y también cuenta con una minindustria que le permite un aprovechamiento óptimo de las cosechas.

“Tenemos un convenio con la Empresa Cítricos Arimao, la cual nos abastece de los insumos y algunas materias primas necesarias para la producción que ellos luego se encargan de comercializar. Pero no crean que todo resultó expedito; para materializar la minindustria hubo que trabajar y mucho.

“Me di a la tarea de hacer una maquinita criolla, refiere Edey. En Gelma había unos paneles desahuciados, los compré y con la ayuda de una chapista los recuperamos e hicimos las neveras, también criollas, y ahí están funcionando, pues nos anima el deseo de seguir adelante.

“Así iniciamos, pero ya hoy estamos en otra situación, pues me dieron los recursos para terminar la cámara más grande, ya en proyecto de movimiento de tierra para ampliar la minindustria y asumir otras producciones como el dulce de guayaba y el procesamiento de la piña”.

Edey Suárez Martín (a la derecha) intercambia con autoridades gubernamentales y diputados del municipio de Cienfuegos. /Foto: Tay Toscano
EDEY MÁS PERSONAL

“Este es un sueño hecho realidad; siempre me ha gustado el campo. Soy natural de Villa Clara. Vine para acá porque me quitaron el campo por un problema de salud. Los médicos creyeron que la vida me iba a ser corta, pero gracias a ellos y a todo lo que existe logré –increíblemente— recuperarme; me anclé en Cienfuegos y traje a la familia.

“Me iba, entonces, a hacer cosecha a Villa Clara y la familia quedaba aquí; me pasaba a veces más de una semana por allá, y decidí echar adelante a “La Isabela” hasta que lo logré.

“Soy una persona que me gusta entregarme en cuerpo y alma para que todo salga bien, que es lo que he hecho en la finca, donde trato de que cuanto se haga, se haga con eficiencia, con calidad.

“Siempre hay carencias de recursos, de insumos, pero cuando hay deseos de hacer y entregar eso está demás, porque las tareas salen, uno las hace de una forma u otra, busca alternativas y soluciones y se logran resultados.

“Nada de esto hubiera sido posible sin mi familia, que ha estado en las buenas y en las malas; ellos son mi sostén.”

Edey Suárez Martín, estudió Contabilidad, pero lo que siempre quiso fue estudiar Veterinaria.   Apenas trabajó tres meses en un banco; prácticamente ha pasado la vida cerca del campo. Aunque ha pasado el tiempo no deja de estudiar. “Me supero, estudio, busco información, tecnología para saber qué cultivo fomentar, qué animales traer. No dejo de consultar para lograr mayor productividad y eficiencia”.

Amor y trabajo: una fórmula eficaz que Edey Suárez Martín pone en práctica día adía en la Finca La Isabela, a donde se llega por la carretera a la playa de Rancho Luna, por un pequeño terraplén que nos abre los ojos a la certeza de que es posible la soberanía alimentaria en Cienfuegos.

Ampliar capacidades productivas, una de las prioridades en “La Isabela”. /Foto: Tay Toscano

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Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

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