Final de Supercopa

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La final de la Supercopa de Europa tuvo un “sabor especial”, hasta que el Bayern se acordó de su condición todopoderosa. “Mia san mia”, dijeron los teutones al Sevilla, y fue cuando el partido se empató a uno.

Bayern de Munich y Sevilla: dos equipos con mucho fútbol haciendo su juego, discusión entre dos tertulianos con muchísimos argumentos futbolísticos. Una batalla. Un forcejeo entre buen ataque y buena defensa.

Los españoles, con un diez de lujo acabadito comprar, aunque ni tan joven ni tan nuevo: Iván Rakitić. Los alemanes, con un nuevo diez de lujo, aunque bastante más joven e inexperto: Sané. Ambos conforman, junto con el estadio medio lleno (o medio vacío), el tridente de pequeños cambios que funcionan como valor agregado a un partido con bastante poco valor simbólico.

Y es Sané precisamente quien manda un balón al área y Lewandowski lo pasa a Müller y Müller a Lewandoski, que anota como si la vida fuera un carnaval. “Todo fue un sueño”, escribiría cualquier novelista mediocre ante el predecible pitazo de off side.

Seguimos 1 a 1. Minuto ochenta. Ni Rakitić ni Sané en el terreno. El Sevilla aún puede ganar. Impresionante, si entendemos que su rival es el sanguinario Bayern que puso al Barça al borde de un colapso nervioso después de aquel humillante 8 a 1.

Minuto 86. Navas dirige un contragolpe que deja a En-Nesyri frente a Neuer. “Quién es En-Nesyri”, pregunta Neuer, mientras ataja con frialdad germánica. Seguimos 1 a 1. Tiempo extra. El partido se estira y se estira.

Y justo cuando casi se va a acabar el primer tiempo (extra), Diego Carlos comete un error. El balón se va a tiro de esquina y el Bayern dispara. Bono da rebote. Javi Martínez, inmenso, cabecea con la seguridad del predestinado.

Bayern 2 – Sevilla 1.

“Será que puede el Sevilla?”, pregunta José Hernández. No creo. No creo que pueda.

Finalmente no pudo.

Bayern gana. Ni las celebraciones alegran ni los lamentos conmocionan: La Supercopa no es la final de la Champions. Pero al menos es un poquito de buen fútbol vespertino. Cosa que se agradece, por cierto.

“Nosotros somos nosotros”, repiten los tautológicos teutones.

? Bayern vence 2-1 al Sevilla y se lleva la Supercopa europea

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Miguel Ángel Castiñeira García

Estudiante de Periodismo de la UCLV

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