Fidel en la ONU en 1960 : cuando el Tercer Mundo tuvo voz

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En 1960 la ONU se aprestaba a realizar el XV Periodo de Sesiones de la Asamblea General, correspondiente a sus 15 años de existencia, etapa caracterizada por el predominio de los intereses imperialistas de Estados Unidos y sus aliados frente a la URSS, el campo socialista y los movimientos revolucionarios.

Pero ese año comenzaría un cambio importante en esa correlación de fuerzas a favor de los países del Tercer Mundo, en el que la joven Revolución cubana y su máximo líder desempeñarían un rol importante.

El 18 de septiembre de 1960 el Primer Ministro cubano Fidel Castro viajó a New York para participar en el referido XV Periodo, a pesar de la escalada agresiva yanqui que incluyó desde provocaciones, intentos de humillación a los delegados y planes de asesinato contra Fidel.

Se imponía correr el riesgo para hacer valer la voz de Cuba en esa institución ante las campañas de mentiras y difamación sobre la Revolución elaboradas por las matrices de propagandas norteamericanas y replicadas por la inmensa mayoría de los medios en el orbe.

Fidel visitó EE.UU. en abril del año anterior y fue recibido por el vicepresidente Richard Nixon, a quien 15 minutos de entrevista le bastó para calificarlo inconveniente para Washington y proponer un curso de acción para deponerlo.

De esa forma la CIA, con la luz verde de la Casa Blanca, priorizó un programa de operaciones encubiertas que incluyeron los primeros planes de magnicidios apoyados por la mafia, atentados terroristas, bombardeos de aviones piratas contra centrales azucareros, incendios de campos de caña, organizaciones de células contrarrevolucionarias en las ciudades y alzamientos en el campo, para finalmente lanzar la agresión mercenaria que se produciría en 1961 por Playa Girón.

En esas condiciones no podían ser peores las condiciones de seguridad que esperaban a la delegación cubana en territorio estadounidense.

A menos de 24 horas después de su arribo a La Unión, la gerencia del hotel Shelburn, donde se hospedaron los miembros de la delegación cubana inicialmente, notificó que debían abandonar dicho lugar y les robaron cinco mil dólares depositados como garantía de pago. Ninguna instalación hotelera importante accedió a acogerlos por presiones del gobierno.

En esas condiciones el líder revolucionario decidió aceptar el ofrecimiento solidario del dueño del hotel Theresa, una humilde instalación en el barrio negro de Harlem, con lo cual convirtieron los alrededores del inmueble en un permanente acto de multitudes que lo aclamaban y resultaba imposible de controlar por los planes preestablecidos por la policía.

Pero la carta final estaba a cargo del mafioso Walter Martino, quien tenía la misión de plantar una carga de explosivos en el Parque Central de Nueva York, donde hablaría Fidel, acción que fue neutralizada al ser detenido su autor por la policía que custodiaba esa plaza.

Por fin el 26 de septiembre de 1960, el entonces Primer Ministro cubano pronunció su memorable discurso en la XV Asamblea General de las Naciones Unidas en el que denunció las agresiones del imperialismo y la esencia de colonia yanqui que era la Isla desde la instauración de la república en 1902 bajo la intervención de las tropas estadounidenses que frustraron el proceso independentista e impusieron el apéndice en su constitución de la Enmienda Platt.

Demostró que por preservar su dominación sobre Cuba, la administración estadounidense defendía los intereses de la United Fruit Company, la compañía de teléfonos y de electricidad y otros nacionalizados de acuerdo con el derecho internacional para lo cual atacaba la Isla, la bloqueaba e intentaba aislarla de la región con campañas mediáticas, la complicidad de la OEA y tiranías militares que eran sus aliados

En una parte de su intervención, Fidel ratificó la voluntad del gobierno cubano de mantener negociaciones en igualdad para dirimir civilizadamente las contradicciones con el gobierno norteamericano, que sin embargo este rechazó.

Llevó a la tribuna de la ONU la voz de los países explotados y expresó: que “ el caso de Cuba es el caso de todos los países subdesarrollados y colonizados” , con lo que prefiguró lo que sería el movimiento de los Países No Alineados, denunciando como los imperialistas con EE.UU. a la cabeza explotaban y reprimían a los movimientos nacionalistas y revolucionarios de los países del Tercer Mundo.

Levantó la bandera de la paz contra la guerra imperialista y denunció las campañas y prejuicios antisoviéticos y contra la República Popular China , que buscaban dividir a los países pobres para someterlos a la órbita de los países imperialistas, los únicos interesados en el desarrollo de la carrera armamentista.

El líder cubano consolidó su estatura de dirigente revolucionario mundial, lo cual evidenció en su intervención que levantó atronadores aplausos, como pocas veces se habían producido en esa organización:” ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!

Desde entonces los países humildes tuvieron una presencia importante en la ONU frente a la hegemonía imperialista de Washington y sus aliados, a los cuales ya no le sería tan fácil imponer sus designios universales a los países del Tercer Mundo que tuvieron su voz por medio de La Habana en aquel ya lejano 26 de septiembre de 1960.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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