Facebook no sustituye a los medios

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En el arco histórico profesional de treinta años, del cual me corresponde hablar, nunca fueron los departamentos de promoción y divulgación de muchas entidades de Cienfuegos instrumentos pródigos en el cumplimiento de su función. Lo digo con el conocimiento de causa que otorga gran parte del referido tiempo al frente de la edición del periódico provincial.

Sí, por supuesto, siempre hubo, las hay en la actualidad, instancias modélicas cuyos directivos se preocuparon, y preocupan, para que quienes dentro de sus estructuras deban promover cuanto hacen, en la práctica realicen su labor y no vegeten a la espera de devengar ese sueldo que, lamentablemente, cobran cada primera semana del mes, como tanta gente en Cuba, sin hacer nada.

Pero el objetivo no es citar a los diligentes, a los prestos a acometer su tarea. Todos saben quienes lo son, porque quienes asumimos esta labor en los tres medios provinciales se lo hacemos saber y los reconocemos. Cuanto le interesa al comentario es apuntar a ese cúmulo de divulgadores, promotores, difusores, relacionistas públicos de tantos organismos de la provincia, que en realidad no responden a su objeto social, porque nunca les ha interesado sostener un vínculo real con la prensa. Ni para lo malo, ni tampoco para lo bueno.

El poder de transmisión de un medio de prensa es muy superior, todavía, al de cualquier red social. En la era de internet, todos los órganos provinciales de Cuba son a la vez nacionales e internacionales. Lo que publica, por ejemplo, 5 de Septiembre en su versión digital tiene centenares de miles de lectura todas las semanas. En Cuba, los Estados Unidos, México, España…

En cambio, si por la razón que sea el algoritmo de Facebook privilegia a cualquier usuario, este garantizaría un diez por ciento de atención de su número total de amigos. Estamos hablando de 500 personas a lo sumo. Contando con que le compartan lo publicado 7 usuarios más estaríamos hablando entonces de 3 mil 500. Contra centenares de miles.

Pero esa cuenta la sacamos los editores de prensa. Por el contrario, parte de los divulgadores, promotores, difusores o relacionistas públicos de la provincia no lo entienden así, e ignoran a los medios para “ponerlo en Facebook” a la espera de unos cuantos endogámicos “Me gusta”.

Aunque el aspecto nunca anduvo boyante aquí, antes de la irrupción de esas plataformas existía un vínculo mayor de las diversas instancias con la prensa. Se preocupaban “por salir”. Ahora ese afán menguó considerablemente, algo menos en la televisión. No es solo la opinión personal, sino también la de colegas que incluso me superan en tiempo en los medios, con cuarenta años o más. Y además la de otros más jóvenes, pero que conocieron el trabajo a finales de los noventas o de inicios de los dos mil.

El periodista debe gestionar la información, sí, pero en todas las latitudes del planeta -desde hace mucho y eso no ha cambiado ni parece que lo vaya a hacer en nuestro giro-, existen fuentes, en los disímiles ámbitos, que suministran el dato o sirven de eslabón para gestionar el texto final.

Eso, en buena parte del mundo, también en los tiempos de las redes sociales, se paga, y bien, a los medios por parte de los entes solicitantes. En Cuba es gratuito, pero no se usa del modo que podría. Eso conlleva a que parte de cuanto debiera promoverse quede ignorado.

Por supuesto, no siempre la culpa la poseen los cuerpos de divulgación. En no pocas ocasiones son los directivos al frente de las instituciones quienes no manifiestan interés alguno por el contacto y sus subordinados solo reproducen su apatía o enfile. A juicio de determinadas mentes directivas siempre será más prudente estar alejado de los focos que en el candelero. Ellos sabrán la razón.

En otros casos, sus organismos rectores, por regla en la capital, les limitan ese contacto y les piden, so caso de solicitud de trabajos periodísticos por parte de los medios, cartas que deben ser remitidas con no se sabe cuánto tiempo de antelación, cosa que coarta la realización de cualquier material, en tanto aniquila su pertinencia o actualidad.

En fin, si bien esto último ya pasa a tema de otro comentario, a cuanto sí contribuyen, unos y otros, quienes recurren al facilismo de Facebook (que solo como complemento representará una vía correcta, nunca en tanto sustituta de los medios) y quienes dificultan la información por la razón que arguyan, es a barrenar los objetivos del periodismo oportuno preconizado por el nuevo modelo de prensa en perspectivas y por los receptores cubanos de la actualidad.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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