“Es más barato erradicar el hambre que convivir con ella”

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José Graciano Da Silva, representante regional para América Latina y el Caribe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) accedió a responder varias preguntas en entrevista exclusiva para CINCO de Septiembre digital, en ocasión de celebrarse en Brasil la 30ª Conferencia de esa organización en la región.

Usted ha afirmado que “actualmente, tal vez el principal tema de la FAO en América Latina y el Caribe sea el alza de los precios”. ¿A qué cree se deba ese comportamiento? ¿Cómo será posible afrontarlo?

“Este es uno de los temas que más preocupa a nuestra Organización, ya que afecta a los más necesitados. Hemos visto agitación social respecto al alza en los precios, como lo sucedido en Haití el 3 y 4 de abril. Cientos de personas marcharon y hubo enfrentamientos debido a la desesperación de muchos habitantes respecto a este tema. Centroamérica, que es una región importadora de alimentos, también resentirá los efectos de estas alzas.

“Hay mucho que se puede hacer para enfrentar la elevación de los precios. Por un lado, es importante que los gobiernos se aseguren de que cuentan con programas de Seguridad Alimentaria que impidan que este encarecimiento afecte los niveles nutricionales de los estratos más marginados. Esto se puede hacer de diversas maneras; entre ellas, la entrega de alimentos y recursos financieros a las familias más vulnerables, la reducción de tarifas de importación y la tasación de exportaciones de algunos cereales para privilegiar el abastecimiento interno.

“No obstante, no podemos olvidarnos de las oportunidades que el alza de los precios ofrece: América Latina tiene cerca de 36 millones de indigentes viviendo en sus zonas rurales. Si logramos que los precios más altos pagados por los consumidores se canalicen hacia ellos, podemos sacar a millones de familias de la pobreza extrema e inseguridad alimentaria. Para que eso ocurra, es necesarios que se garanticen los mecanismos de comercio equitativo”.

En la Amazonia se están entronizando prácticas que para nada tienen en cuenta el manejo sostenible de los recursos del bosque. Los biocombustibles o agrocombustibles, como algunos prefieren llamarles, han surgido en el espectro económico mundial con muchas aristas diversas en el análisis de su verdadera utilidad. ¿Qué opinión le merecen su producción e influencia en la delicada situación social de nuestra área geográfica?

“El tema de los biocombustibles es uno de los desafíos claves que enfrenta la Región, y debe ser llevada a cabo tomando resguardos para garantizar que se aprovechen las oportunidades que esta nueva tecnología presenta.

“El desarrollo de nuevas fuentes energéticas es de alta complejidad y la posición de la FAO es de no rechazar las nuevas iniciativas -que en muchos casos pueden beneficiar a los más necesitados-, pero siempre cuidando que no se generen situaciones de insuficiencia alimentaria. Los biocombustibles ofrecen oportunidades y desafíos, y dependerá de los gobiernos, organizaciones productivas y sociedades asegurarse de no caer en prácticas nocivas que conlleven el monocultivo o el desabastecimiento.

“En ese sentido, las políticas de este sector energético deberían incorporarse a las estrategias de reducción de la pobreza. Debería existir una transferencia de los conocimientos tecnológicos y la creación de capacidad en el uso de sistemas sostenibles, eficientes y saludables. Es necesario evitar las distorsiones excesivas del mercado, e introducir garantías para la producción de biocombustibles líquidos para evitar los impactos negativos indeseados en el medio ambiente y la población local. Finalmente, lo más importante es que todos tengan suficiente para comer”.

La deforestación amenaza seriamente a varias regiones de América Latina y el Caribe, entre ellas la cuenca del río Amazonas, con su consiguiente influencia en el cambio climático. ¿Qué apreciación tiene de ese fenómeno y qué se ha propuesto la FAO en tal sentido?

“La deforestación es un problema recurrente que involucra diversos factores e intereses en conflicto. El cambio de uso del suelo en la región amazónica obedece a una natural presión por la ocupación del suelo para actividades productivas, como la agricultura, la ganadería y el aprovechamiento de madera sin tomar en cuenta el manejo del bosque en forma sostenible. Tales prácticas, ponen en riesgo la biodiversidad y la disponibilidad de agua en el futuro. Recientemente se ha notado que el aumento del precio internacional de algunos productos, como la soya y la carne, suele influenciar las presiones sobre el cambio de uso de los suelos del bosque nativo.

“La FAO ha desarrollado diversas iniciativas en apoyo a los países para facilitar el control de la deforestación. El programa de evaluación de los bosques del mundo viene desarrollando información sobre el avance de lo deforestación en más de 150 países.

“En los últimos años se ha promovido y financiado, en cooperación con la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, un programa para la aplicación de criterios e indicadores de sostenibilidad de los bosques. También en cooperación con la OTCA y el Gobierno de Ecuador estamos desarrollando un programa de valoración del sector forestal.

“Se está desarrollando también un programa de búsqueda de la excelencia en el manejo forestal sostenible, con el propósito de reconocer y dar difusión a las mejores prácticas de manejo forestal en la Región”.

¿Cuál es el apoyo concreto de la FAO a los productores de la región para aumentar la seguridad alimentaria?

“La FAO apoya de distintas maneras concretas a los productores de la región. Por un lado, ofrece capacitación constante a productores e instituciones para mejorar el aprovechamiento de la tierra y la sostenibilidad de los campos, además de una contribución importante a los gobiernos para la definición e implementación de políticas agrícolas. Apoya también con proyectos de agricultura urbana y periurbana, huertas escolares, buenas prácticas agrícolas y muchos otros. El compromiso de esta organización es claro y se ha traducido en el beneficio de miles de ciudadanos”.

Se habla del propósito de lograr un desarrollo rural sostenible. ¿Cómo ve usted ese objetivo a la luz del tiempo y la realidad latinoamericana?

La posición de la FAO sobre los biocombustibles es de no rechazar las nuevas iniciativas, pero cuidando no generar situaciones de insuficiencia alimentaria.”Es un objetivo alcanzable. Con la voluntad política suficiente por parte de los gobiernos y la convicción de los productores de que a largo plazo les conviene más un campo sano y renovado, se puede concretar la sostenibilidad indefinida de la producción agropecuaria. La clave está en no rechazar los avances tecnológicos pero tampoco abusar de los cultivos que aparentan ser más rentables. Es un esfuerzo que implica un compromiso de todos”.

En una entrevista usted subrayó que “es más barato erradicar el hambre que convivir con ella”. ¿Con qué argumentos sustenta esa afirmación?

“Diversos estudios de FAO, CEPAL y el PMA, y más recientemente el documento anual Estado de la Inseguridad Alimentaria (SOFI), han establecido que el gasto del hambre incluye distintos factores. Por ejemplo, además del gasto directo en alimentar a los desfavorecidos, está la pérdida en producción y capacidad humana por el hambre; también cuenta el enorme gasto social en atención médica de urgencia a desnutridos y madres anémicas por la mala alimentación. Sumando eso y otros factores de pérdida, se cree que en el mundo se pierden 30 mil millones de dólares anuales.

“Eso, sin contar el incalculable y moralmente inaceptable precio de la pérdida de vidas humanas. Desde cualquier perspectiva, erradicar el hambre es más barato que convivir con ella”.

La Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre ha abierto una nueva perspectiva de trabajo ¿En qué descansa, según su opinión, el éxito de la misma, con la vista puesta en el propósito de llegar al 2025 sin hambre en la región? ¿Qué podría aportar Cuba en ese sentido?

“Lo importante de la Iniciativa es que surge de los mismos países de la región, a partir de una propuesta de Guatemala y Brasil, pero apoyada por la mayor parte de las naciones. Posteriormente recibe financiamiento de España y la FAO acoge el proyecto que la impulsa. Así, su éxito depende de la voluntad de los países que la impulsan. Tenemos, en FAO, la certeza de que la erradicación total del hambre es una meta posible porque sabemos que se producen en la región suficientes alimentos para todos. La Iniciativa busca crear las condiciones para que esos alimentos lleguen a todos los habitantes de forma constante y suficiente.

“Cuba puede aportar mucho, si consideramos los logros obtenidos en la búsqueda de la erradicación de la desnutrición. Su experiencia en la distribución de alimentos y proyectos productivos a pequeña escala puede ser aprovechada por muchas otras naciones”.

La firma del acuerdo entre Cuba y la FAO para instalar una representación en este país cumple 30 años. ¿Cómo aprecia usted el estado actual de la colaboración entre ambas partes?

“La colaboración con Cuba siempre ha sido estupenda. Durante los últimos 40 años, cuando la FAO estableció una oficina local y los 30 años desde la creación formal de una Representación, la Mayor de las Antillas y FAO han intercambiado conocimientos respecto a programas de alimentación escolar, desarrollo productivo, tecnología agrícola, seguridad alimentaria y nutrición. Ha sido siempre una relación productiva. Más allá de las experiencias conjuntas en iniciativas especificas, como es el caso de la agricultura urbana, la presencia de Cuba como proveedor de capacidades técnicas para el desarrollo de otros países, a través del Programa de Cooperación Sur-Sur, es extremadamente valiosa para la Organización. Desde el inicio de este Milenio, Cuba ha aportado un sinnúmero de técnicos para programas tripartitos de cooperación realizados en países varios de África y del Caribe.

“En la actualidad se ejecutan varios proyectos de colaboración en el país, la mayoría de ellos localizados en las provincias orientales, pero también en apoyo al desarrollo de nuevos productos, como es el caso del alga Spirulina, que posee reconocidas propiedades medicinales. Un proyecto de emergencia en apoyo a la recuperación de la producción agrícola en las provincias atingidas por la Tormenta Tropical Noel esta también en implementación.

“La contribución de la FAO en materia de información y documentación agrícola es también considerada por nosotros como una importante contribución a los sectores agrícola y pesquero, específicamente a través de la biblioteca especializada que mantenemos en nuestra oficina en La Habana.

“En el momento actual, cuando Cuba reitera su prioridad a la producción agrícola, la FAO está dispuesta a participar de las iniciativas del gobierno cubano, si así es solicitado por las autoridades del país”.

En estos momentos se efectúa en Brasil la 30ª Conferencia Regional de la FAO. ¿Qué se espera de un evento de tanta importancia y trascendencia?

“Esta Conferencia se celebra cada dos años y representa el máximo foro de la Organización en la Región, donde se revisan las actividades realizadas y se formulan recomendaciones, sugerencias y desafíos, tanto para la FAO, como para los gobiernos. Principalmente, la Conferencia Regional sirve para establecer las prioridades regionales que la FAO atenderá.

Es la oportunidad para establecer un diálogo del más alto nivel sobre los problemas y orientaciones referentes al desarrollo agrícola, forestal y pesquero, además de darle seguimiento a los acuerdos establecidos en Conferencias anteriores”.

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Ramón Barreras Ferrán

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos.

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