Entre la ley y el orden, el agua

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Todas las mañanas mis vecinos despiertan, literalmente, con “la vida hecha agua”. Es desde hace tiempo el mayor de sus desvelos: el tener que levantarse, día a día, con manguera en mano, bomba de aire o cualquier otro invento que les asegure un buen chorro del preciado líquido, tras fatigosos minutos de absorción. Son hombres y mujeres, y ancianos, encorvados en la calle por el agua. También todas las noches mis vecinos van a la cama, con la factura de Acueducto sobre la mesa, y los grifos de la casa totalmente desérticos por años.

Sus realidades representan, en esencia, la antítesis de cuanto pretende la Ley de Aguas Terrestres, aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular. La normativa entró en vigor el pasado 14 de febrero bajo el nuevo concepto de la “gestión integrada y sostenible de las aguas terrestres”, en aras del bienestar económico y social del país. Esta disposición jurídica se considera de avanzada, con referentes en naciones de Latinoamérica, pero su desarrollo en el ámbito ciudadano tiene ante sí el reto de transformar un escenario, ahora mismo, de insuficientes garantías.

Ley de Aguas Terrestres

El abastecimiento humano constituye la primera de las prioridades reconocidas, y a la vez, el principal dolor de cabeza de muchos en Cuba, y especialmente en Cienfuegos. Aunque este territorio dispone de una dotación superior a los 800 litros (l) por persona al día —el doble de lo establecido en el país (460 l)—, el deterioro de sus redes es tal, que la reserva existente apenas satisface las necesidades locales, cuando su potencial alcanza para casi dos provincias.

Son 35 millones de metros cúbicos (m3) al año, las pérdidas registradas aquí como resultado de las “incontables” averías en redes, conductoras y en los domicilios. El problema resalta a la vista de todos, con salideros que abundan en las calles cual si fuera una epidemia. En Cuba, por su parte, suman 2 mil 500 millones de m3 derrochados, con un costo equivalente a 730 millones de pesos y 108 mil toneladas de diésel. El empleo eficiente y seguro de la infraestructura hidráulica, así como el uso racional del agua, parecieran, así escritos, sueños a futuro.

Todavía ni siquiera cuenta la provincia con un plan de inversiones destinado a la rehabilitación de canales, presas y estaciones de bombeo. El dinero disponible, por concepto de mantenimiento, es bastante limitado y en ocasiones no se aprovecha de manera adecuada. Durante el pasado año, por ejemplo, quedaron restituidos 30 kilómetros de redes, mientras otras fueron habilitadas en asentamientos rurales a donde no llegaba el servicio. Sin embargo, dichas acciones distan de ser una solución definitiva al problema.

La evidencia más reciente puso en jaque a varios repartos, ubicados en zonas altas de la ciudad de Cienfuegos (La Juanita, Centro Histórico, Punta Gorda), cuyos vecinos padecieron por días la falta de agua, debido a coincidentes roturas ocurridas en motores eléctricos de la potabilizadora Damují, en válvulas del embalse Paso Bonito y en conductoras. Son situaciones reiteradas a rato, sin que exista tampoco un servicio de pipas diseñado para cubrir tales afectaciones.

Otra de las constantes preocupaciones es la calidad del agua, descrita en las prioridades del cuerpo legal en términos de “prevención y reducción de la contaminación”. ¡Ni qué decirles del número de inquietudes recibidas y publicadas por este periódico sobre el tema! Si bien el territorio no registra eventos complejos en extremo, se identifican valores de nitrito y nitrato que exceden lo regulado en la “estricta” norma cubana. Además, prevalece la incidencia de organismos con vertimientos de residuales a potenciales fuentes de abasto.

Solo ante este panorama, la Ley de Aguas Terrestres emprende en Cienfuegos un cauce empinado, con no pocas dificultades a revertir en su curso. El otro entraña necesarias ordenanzas, obligaciones y responsabilidades en el sector estatal, y la urgente conciencia ciudadana en torno al ahorro. Es, por ahora, una ley vulnerable a la tensa situación hídrica vivida en el país, pero que con el tiempo quizás la comprendan mejor mis vecinos, cuando a los grifos de sus casas le sea devuelta la humedad.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

3 Comentarios en “Entre la ley y el orden, el agua

  • el 30 marzo, 2018 a las 8:42 am
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    El agua es un problema mundial, Cuba todavía es privilegiada, el gobierno no toma medidas con las indisciplinas sociales, una red de acueductos con años de antigüedad , salideros por todas partes , la población sin ahorrar agua en sus hogares, no se modernizan el sistema de abastecimiento, y de acometidas , toda acometida de agua debería tener un metro contador para que las viviendas y centros de trabajos paguen por el consumo de agua , Cuba es urgente que modernice el sistema de abastecimiento de agua para poder ahorrar ese líquido que dentro de muy poco tiempo vamos a perder, porque nuestro no está exento del riesgo que muchos países que ya están sufriendo , estamos a tiempo todavía , solo es el gobierno quien tiene que actuar y no más justificativas con el desafortunado BLOQUEO, que lo paga todo.

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  • el 28 marzo, 2018 a las 4:16 pm
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    Hay q incluir ahí en los repartos con problemas con el abastecimiento de agua a Pueblo Griffo, donde el preciado líquido no tiene horario fijo para llegar y dura 2 horas aproximadamente al día y en ocasiones vuela los turnos. Hay q vivir para velar el agua……..

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  • el 27 marzo, 2018 a las 5:40 pm
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    Dias atras subieron con bombo y platillos al Iran arquitecto vitalicio de la ciudad de cienfuegos ahora crean un mecanismo para atender los salideros o problemas hidraulicos que tiene la poblacion que respuesta pueden dar si aqui se lee que no hay lo necesario para reparar todas estas averias seguro que a los solicitantes de una entrada de agua para su casa se la tienen que negar pues no tienen ni agua y probablemente ni las manqueras, valvulas, pero si se puede ver que existen casas hasta con dos entradas de agua asi que esa comision debe quedar desechada para los fines que va a existir pues si no se tienen los recursos que van a resolver, pues esos grandes salideros no creo que no sepan donde estan ahora para darle trabajo haran un censo de salideros

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