En sus finales cosecha cafetalera

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A más de un 89 por ciento de su cronograma de acopio, la zafra cafetalera en el macizo Guamuhaya muestra niveles de calidad, que parecían inalcanzables, luego de los daños que el huracán Irma dejara en sus plantaciones.

La rápida limpieza y  el rescate de los campos y granos en septiembre, cuando los cafetos ya comenzaban a madura, redujo a 70 toneladas las pérdidas en la cosecha, que tras el meteoro preocupó a caficultores y técnicos de la Empresa Procesadora de Café Eladio Machín, del municipio de Cumanayagua.

“Teníamos un estimado de 600 toneladas de café cereza para la cosecha, cuando pasó el ciclón, esperamos el saneamiento.

“Reevaluamos y vimos que en nuestros campos había unas 530 toneladas de café cereza listas para procesar en nuestras despulpadoras”, afirma Ania Sánchez Paneque, tecnóloga de la entidad.

“Se recogió el grano dañado, y se le hizo un tratamiento especial, recuenta Tamara García Arcia, especialista de la Unidad Empresarial de Base, beneficio húmedo. A partir de ahí, se ha continuado la cosecha normalmente, en nuestras tres despulpadoras se le da una atención, para que llegue con calidad a la procesadora, y hay que decir que todo el café que hemos comprado de esta parte del lomerío, y en los correspondientes a Villa Clara y Sancti Spíritus, – que también se benefician en la planta comayagüense-, han sido de primera”.

Un territorio que aporta solo el 10 por ciento de la producción nacional, pero sobresale por la calidad de un grano.

Amable Delgado Rodríguez, administrador de la despulpadora de San Blas, donde se beneficia el 85 por ciento de lo cosechado en territorio cienfueguero, asegura que para lograr estos resultados ha sido fundamental la tradición de buen manejo del grano, en una temporada inusualmente lluviosa.

Por su experiencia, apunta que estas precipitaciones invernales, “han afectado la recogido diaria, atrasa uno o dos días, pero se recupera. Por otro lado, beneficia, porque favorece la maduración, la hace más pareja”.

Del café arábico, queda poco por recoger en las montañas del Guamuhaya. Desde que comenzó la cosecha en octubre pasado, la mayor parte del acopio, pertenece a esta especie, cultivada por encima de los 400 metros sobre el nivel del mar, y de alta calidad exportable.

Con el pico de recolección de la especie Robusta, última en madurar en las zonas más bajas y menos dañadas por el meteoro, concluirá  a inicios de febrero la zafra, que se creyera perdida luego de los estragos de “Irma”.

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