Elefantes de Cienfuegos: Bateo vs. Ofensiva

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Ni es lo mismo ni es igual, y las estadísticas de los Elefantes de Cienfuegos en esta 56 Serie Nacional de Béisbol lo demuestran. No es solo la relación entre las veces al bate y su repercusión en jits; sino cómo hacerlo efectivo en el choque: empujar, anotar, decidir…, y en esto último tienen hoy su mayor pendiente los verdinegros.

Por supuesto, suman los desaciertos de la defensa —¿por qué a Cienfuegos siempre le cuestan tanto los errores? — y los altibajos de ocasión con el pitcheo. Sin embargo, el verdadero problema radica en la poca productividad de la ofensiva verdinegra y el análisis siguiente responde a los seis subseries anteriores (18 desafíos).

El equipo luce un average colectivo de .305 —descomunal, sin dudas— y conectó un total de 181 indiscutibles, a razón de poco más de diez imparables por juego. Sumémosle el número de boletos (87), los intencionales (12) y pelotazos recibidos (22) y nos llevará al astronómico OBP de .410. Entonces los muchachos de Jorge Concepción sí llegan, el problema es que la enorme mayoría de ellos no termina la vuelta al plato.

Durante el período en análisis, los paquidermos pusieron a 326 hombres en posiciones anotadoras, de los cuales impulsaron a 71, dejando sobre sus cojines a 255. Eso, sin contar los abandonados en la inicial. Desde lo individual, los números se muestran acorde, con las consiguientes salvedades en los turnos en la alineación: quienes más empujan a sus compañeros desde tercera o segunda son Luis Vicente Mateo (de 24-7), Osvaldo Arias (de 38-11), Juan Miguel Soriano (de 41-11) y Yusniel Ibáñez (de 35-8). Pero incluso ellos, los mejores en dicho aparte, solo consiguen traer, como promedio, a uno de cada cuatro de ellos.

Son muchas otras las variables a discutir en este tópico, pues importa también la oportunidad, empate o ventaja, bases robadas, carreras impulsadas, anotadas, errores contrarios, etc… Mas todas redundarían sobre lo evidente: los Elefantes están bateando, mucho y bien; pero no consiguen el complemento ofensivo que le garantice la victoria.

No existe una fórmula mágica y los continuos cambios en la alineación tampoco rinden los dividendos esperados. Pero algo debe hacerse: la expectativa sobre el home play con hombres en segunda o tercera no puede terminar con el grito ahogado de las gradas cuando la Mizuno termina viaje en el guante del defensor rival y el equipo sigue por debajo en el marcador.

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

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