El yin y yang en fecundación múltiple

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Álvaro es un hombre de suerte. No solo encontró unos ojos turquíes para que reflejaran todo el sentimiento que es capaz de generar el amor, si no que su dueña echó, literalmente hablando, rodillas en tierra con él.

Así, Álvaro Valero y Felicia Machado son tan conocidos en Yaguaramas por ser un matrimonio feliz junto a sus dos hijos, como por la mucha fama que ha alcanzado el organopónico fomentado entre ambos, uno de los primeros del país en declararse de Referencia Nacional de la Agricultura Urbana a inicios de este siglo.

En esta pareja hasta los nombres les vienen como anillo al dedo. El de ella, de origen latín, significa la que amamanta, la que fecunda, siempre con la necesidad de admirar y compartir todo con su compañero. Mientras, el de él procede de raíces germanas y en la traducción se dice que es hombre prevenido. Entre las cualidades sobresalen la honestidad, la independencia y la humanidad. Le gusta destacarse en lo que hace, con una entrega total de energía.

 

JARDÍN PRODUCTIVO

En 1 500 metros cuadrados, las manos fecundas de Felicia y Álvaro, con la ayuda de otros nueve trabajadores, mantienen como promedio 21 variedades de hortalizas, vegetales y plantas medicinales y condimentosas. Claro está, eso también depende de la estación del año, en unas con mayor cultivo que en otras. Así fue al principio, porque lo que ahora a las familias ya mencionadas hay que sumarle flores tan hermosas como rosas, terciopelos y clavelones. Estas ofertas tienen como destino la venta en ramos o arreglos florales, incluyendo el servicio para fabricar coronas.

Además de la comercialización in situ para la población del lugar, de aquí salen verduras y otros productos del agro para la escuela primaria y demás objetivos sociales del asentamiento, incluyendo centros de la Salud Pública.

En cuanto a la pequeña industria, no se quedaron atrás. Con materia prima propia aquí se fabrica puré de tomate, sofrito, vinagre y condimentos secos. Pero siempre está en perspectivas ampliar esas producciones, según aclaró Felicia.

“Desde su fundación, el 17 de julio de 1994, hasta la fecha -explica Álvaro- hemos cosechado más de 60 000 quintales de los diferentes renglones. Los rendimientos promedios han estado por los 37,4 kilogramos por metro cuadrado, entre los mejores del país”.

Luego, no es nada casual que este prevenido agricultor cuente en su larga y rica trayectoria laboral con méritos tan relevantes como los de haber mantenido la condición de Mejor organoponista de Cuba desde 1995 hasta el ’98, y la de Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Agricultura desde entonces hasta los días de hoy.

Por supuesto que tales reconocimientos, en honor a verdad, lo son también para el resto del colectivo, que los sienten como suyos.

La aplicación de la ciencia y la técnica siempre fue vista con buenos ojos, a decir de Álvaro. Por eso es práctica cotidiana el uso del humus de lombriz para fertilizar los canteros. De igual forma se acogió el fomento de controladores biológicos de plagas y enfermedades. De esta suerte, se han sembrado en puntos estratégicos plantas repelentes, como el árbol del Nim, la albahaca y la conocida por flor de muerto. Además, se han conformado barreras naturales con sorgo y maíz.

 

FUERZAS INTERNAS

Motivaciones hay muchas, algunas más prácticas y objetivas, otras un poco más sentimentales, marcado interés espiritual, como la satisfacción que experimenta Felicia en lo que hace: y así lo afirma: “me gusta cultivar porque disfruto mucho ver como cada día voy descubriendo algo nuevo en el desarrollo de las plantas”.

Según la filosofía china, el yin y el yang eran fuerzas opuestas y complementarias, relacionadas con la naturaleza. Luego el yin se comenzó a asociar con lo húmedo, pasivo, terrenal y femenino, en tanto el yang fue identificado con lo brillante, seco, celestial y masculino. Ambos se combinaban para producir los distintos objetos del Universo.

Como el yin y el yang de la filosofía asiática, allá en Yaguaramas siguen en equilibrio y armonía perpetua Felicia y Álvaro, multiplicando fecundidad en la mente y en la acción mientras se sacan frutos a la tierra.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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