El vuelto que no vuelve o fábula de la propina obligatoria

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 8 segundos

Miró perplejo, suspiró resignado, y solo cuando encontró una mirada comprensiva, una expresión de empatía, se decidió a hablar: “Resulta que ahora todos los dulces cuestan dos pesos; pagué con un billete de cinco por dos polvorones, de 1.50, y solo me devolvieron un peso”.

Semanas antes, en otro establecimiento, una conversación similar: “Están acabando. ¿Para qué dicen que las galletas de sal cuestan 12. 50 si te las cobran a 13? Cuando pagas con 20 pesos, te devuelven siete; si lo haces con 15, dos; pero si das 13, ni siquiera se molestan en disculparse por no devolverte los 0.50 centavos restantes. Y ni reclames, porque entonces te tildan de ridículo”.

Y, en la otra orilla, la inalterable justificación: “Lo siento, no tengo pesetas”; “ay qué pena, hoy no me han traído menudo”, “te debo los diez centavos, no tengo medio”. Pululan las excusas.

Un mal incurable, una epidemia que sacude, así se me antoja la práctica extendida de escamotear el vuelto en el acto de consumo, sobre todo si de menudo se trata. Al parecer, los expendedores dan por sentado que el cliente les dejará una propina, como si fuera obligatorio hacerlo, como si el servicio que le han brindado lo mereciera.

Que levante la mano quien no haya caído alguna vez ante tal zancadilla a nuestro derecho como consumidores, tropiezo que nos lleva a dudar de la valía del dinero fraccionario porque ya casi nada cuesta menos de un peso, y donde todavía los precios se aprecian con esos valores, pocas veces te devuelven los centavos que sobran del importe.

Al parecer, de poco sirve que contemos con una Resolución, la No. 54/2018, a cuya sombra deberíamos ampararnos los consumidores. En uno de sus incisos, la normativa  establece el derecho a “la entrega completa del dinero que excedió al efectivo entregado por el bien o servicio recibido, incluyendo la moneda fraccionaria”. Entonces, ¿por qué persiste la tendencia a no dar el cambio?

Abundan los ejemplos. Y estos mortifican más cuando en idéntico contexto se les niega a determinados consumidores la venta de un producto o el acceso a un servicio, precisamente, porque el dinero que lleva no es suficiente, porque les faltan esos centavos que el/la dependiente sí puede guardarse, pero no le perdona al comprador, para quien no hay excusa, sobre quien cae todo el peso de la obligación de abonar la suma establecida.

Una anécdota de hace varios años ilustra lo anterior. En una cafetería estatal vendían pan con minuta a 2.50 CUP. Un muchacho de unos trece años, con dos pesos en la mano, insistía, más bien imploraba, a la dependienta que le despachara uno. La vendedora, consciente de que cumplía con su deber (imagínese si le doy a todo el que no tenga o no le alcance, ¡tendría que pagar de mi bolsillo las minutas!) continuaba impasible su venta, pero a nadie que no pagara con exactitud le devolvía los correspondientes 0.50 que excedían, agarrada a la eterna justificación: “no tengo menudo”.

Dentro de la cola, una muchacha observaba con indignación la escena y, al tocar su turno, le dice a la expendedora: “Por favor, dele el pan al niño. Voy a pagar con tres pesos, los ‘50 kilos’ que me sobran, y veo que no me dará, son para completar su dinero”.

Cuántas veces habremos vivido pasajes similares; cuántas veces habremos preferido callar antes de mostrar nuestra inconformidad, so pena de parecer “ridículos”. Pero el escamoteo al vuelto no tiene justificación alguna. Según han asegurado directivos del sistema bancario en diversas ocasiones y a diferentes órganos de prensa del país, hay disponibilidad de moneda fraccionaria en todas las sucursales y, por tanto, los establecimientos comerciales pueden garantizarlos y cumplir así con su deber.

La propina no puede ser obligatoria, ha de nacer de la satisfacción por el servicio recibido. Negar el vuelto bajo la excusa de no poseer menudo es una forma de maltratar al consumidor, de violar su derecho.

Visitas: 586

Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

2 Comentarios en “El vuelto que no vuelve o fábula de la propina obligatoria

  • el 22 julio, 2019 a las 10:49 am
    Permalink

    cada cosa teniendo en cuenta que cada uno de estos dulces tienen un valor de 1.50 cup o sea le debian devolver a la señora en cuention 7 cup donde solo le delvolvieron 5 cup ya que ella pidio 10 pesos y no 6 polvorones y masa real que eran un total de 18 y no 20 cup, cuando le explico a la señora la dependiente se molesta por su mirada me di cuenta, pero no debio ser la misma que le explicara a la clienta, lo mismo paso con un menor de edad no tenia los 0.50centavos para completar un polvoron

    Respuesta
  • el 22 julio, 2019 a las 10:47 am
    Permalink

    jeje me rio ironicamente porque realmente estoy indignado, acabo de pasar por el establecimiento que hacen alución en el articulo y cuyo nombre no se publica «El Recreo» en Cienfuegos donde a diario voy ya que trabajo cerca la anécdota me paso hace apenas unos minutos después de leer este articulo una señora con 40 cup en mano le pide a la dependiente 3 panques = 5 cup cada uno, «10 pesos de masa real y 10 de polvorón» lo que realmente serian 9 cup de cada cosa teniendo en cuenta que cada uno de

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *