El velado encanto de un pintor: Camilo Salaya de Toro (Parte III)

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El festejo inaugural del teatro Tomás Terry acontece en la noche del 12 de febrero. A las 9:00 p.m. de ese día se muestra el hermoso telón de boca, de peluche rojo, bordado de oro y seda en colores, cuyo costo fue de $ 7.000, y la orquesta, dirigida por el profesor Rafael Palau, ejecuta la sinfónica de la ópera Martha. Más tarde se exhibe el telón de intermedio, obra del artista Camilo Salaya. Corrida la cortina asoman, formando un semicírculo, los invitados que ocupan la mesa: José Pertierra, presidente del Casino Español, en el centro;Francisco y José Emilio Terry, Rafael Montoro y Julio Apezteguía, diputados a cortes; Alfredo Vila, presidente del Liceo; Aníbal Arriete, presidente del Casino de Artesanos; Lino Sánchez Mármol, ingeniero, director del teatro Tomás Terry;el propioSalaya, pintor del edificio; Diego Vicente Tejera, Nicolás Gamboa, director del Diario de Cienfuegos; Ricardo E. García, director de El Siglo; José Cándido Andreu, director del Diario Nuevo, y Felipe García, director de La Época.

Luego de estas presentaciones J. Emilio Terry emite un discurso en la tribuna y recibe los aplausos del público. Le sigue José Pertierra expresando su gratitud y proporcionándole un álbum con el agradecimiento de cientos de personas. En cuanto finaliza la entrega comienza el espectáculo artístico, en el que actúan la orquesta de Laureano Fuentes, los literatos Aniceto Valdivia, Diego Vicente Tejera, el pianista Manuel Jiménez, el director de orquesta Rafael Palau, la niña declamadora Ana María del Mármol y García, las actrices Dolores Domínguez de García, Adolfina Nethol, los histriones Carlos Sanz y Agustín García, el Orfeón Nacional de Cienfuegos, cantando El Himno de Enrique Edo, y el Orfeón Glorias de Galicia, en compañía del maestro Felipe Pereira. El festejo termina con la presentación al público de Lino Sánchez Mármol y Camilo José Salaya de Toro, anunciados por los señores Terry y recibidos por una mar de aplausos. En este bloque, el pintor declama el poema A Cienfuegos, por el que resulta ovacionado. La fiesta produce cerca de 2 mil 600 pesos, suma consignada a la Escuela de Artes y Oficios en camino,comoresultadode la ventade entradas.

Decoraciones del teatro Tomás Terry concebidas por el artista filipino.

Después de pintar gratuitamente el telón de El Artesano y consumar otros encargos, Salaya había sido empleado junto al escenógrafo habanero Juan Ruiz, que radicaba en Cienfuegos desde 1847, para la ornamentación del teatro: los techos, paredes y zócalos. A su vez, el proyectista enmienda la ausencia de detalles arquitectónicos en el frontispicio con el mural La Comedia Teatral (que representa el Teatro Lírico, la Musa de la Música y el Teatro Trágico), realizado en Venecia por la acreditada Casa Salviati. Estos son, de hecho, los primeros mosaicos realizados para un edificio público en Cuba.

Sin embargo, el protagonismo de las ornamentaciones lo toma Camilo Salaya de Toro, aunque en términos generales se pueden apreciar ciertas imprecisiones técnicas, que encubre con el vigor de los efectos cromáticos. Las muestras en el forjado de yeso que cubre el falso techo interior con bastidores de lienzo, expresan esta regularidad. En el cielo raso de la platea se hallan las 23 figuras pintadas por él, que representan La Aurora (1889), enmarcadas por flores y aves; los retratos de la Avellaneda (Camagüey; 23 de marzo de 1814-Madrid, 1ro de febrero de 1873) y el compositor cubano Gaspar Villate y Montes (La Habana, 27 de enero de 1851-París, 10 de octubre de 1891), y dos bustos al óleo ilustrando El Llanto y La Risa; entre tanto, la decoración central, intitulada Las Horas, simboliza a los guardianes del trabajo.

El motivo cardinal de La Aurora es la joven cuya desnudez salvaguarda una ligera gasa. Más abajo, a la derecha, concurre el desnudo que figura Las Horas. Cinco féminas sobrevuelan la línea diagonal, unas vestidas, otras envueltas en paños, representando El Despertar. El primero de estos infantes alados muestra un reloj, el otro encarna a la estrella de la mañana, un tercero descubre el largo velo en actitud de intimidar al sueño de las muchachas. La pareja de los angelitos romancea bajo la línea diagonal, unas vestidas, otras envueltas en paños, representando el hálito de Cupido, esencia de todos los actos dramáticos de la vida. Contiguo, se encuentra otra joven recogida entre las nubes, apenas cubierta por gasas blancas y negras; al fondo el celaje de la noche, en la lejanía unos pájaros nocturnos se espantan ante la llegada de la luz. Dos cuadros octógonos, pintados sobre tela y enclavados en los techos de los palcos bajos del proscenio tributan la realeza de los donantes; obsequio de Salaya a la familia Terry. En ellos estampa un conjunto de niños desnudos y fantasíasde panderetas, abanicos, flores, etc.

Cronistas de la época afirman que es el autor del telón de intermedios: un enorme cuadro al óleo, cuyo argumento es El Descanso. La obra describe a cierta mujerona de estilo oriental, acomodada sobre almohadas y tapices de grana y oro, a la esclava negra abanicándole con el paipay de plumas, mientras otra toca la flauta cañí. Próximo a esta escena dibuja un tigre africano, inmóvil y soñoliento, radiante de colorido, inmerso en el enorme patio de talante árabe, colmado de azulejos y enredaderas, topado por un jarrón con flores de diversas clases.

Decoraciones del Teatro Tomás Terry ideadas por Camilo Salaya de Toro.

(Continuará…)

 

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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