El tirano Machado es derrocado

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Se cumplen ahora 84 años del derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado Morales. Julio Antonio Mella lo llamó “Mussolini Tropical”, y Rubén Martínez Villena, “asno con garras”.  Es la verdadera caracterización de ese dictador.  En realidad ese régimen representó la culminación de la etapa de crisis de los partidos políticos burgueses tradicionales en la República neocolonial cubana en el primer tercio del siglo XX.

El período presidencial de Machado se inauguró el 20 de mayo de 1925  y desde el inicio se caracterizó por asesinar o encarcelar a sus opositores políticos, siguiendo esa “tradición” del primer presidente Tomás Estrada Palma. El pueblo “le pasó la cuenta” por sus crímenes y la corrupción administrativa. Ya en 1930 ocurrió la primera movilización proletaria y de masas en huelgas de corta duración que involucró a casi todos los sectores laborales y sociales, hasta que en 1933 la huelga general en todo el país fue decisiva para su salida del poder.

En Cienfuegos, ciudad donde las huelgas populares resultaban una tradición por su unidad y firmeza, la huelga general contra el déspota Machado resultó de las más largas y mejor organizadas de las que se realizaron a lo largo y ancho de nuestra Isla, y dejó una experiencia importantísima para desarrollar después otras muchas con esas características.

Su organización recayó en los dirigentes locales del Partido Socialista Popular, encabezado por José Sanjurjo Gómez,  y en los dirigentes locales del estudiantado, dirigido por Carlos Rafael Rodríguez, a partir de la cual quedó integrada una unidad que perdura hasta nuestros días y tiene experiencias significativas en la historia de luchas de esta ciudad.  Participaron decisivamente, además del Partido Socialista Popular, la Liga Juvenil Comunista, La Liga Antiimperialista, la Defensa Obrera Internacional, (todas organizaciones dirigidas por comunistas) y el Directorio Estudiantil Revolucionario, los que ocuparon posiciones de vanguardia y crearon un Comité de Huelga, que se reunió en la casa del pintor Rafael Baldarraín.  

El 4 de agosto en el Parque Villuendas se reunió una multitud de trabajadores, estudiantes y pueblo en general.  El dirigente comunista Ezequiel Díaz, buen orador de barricada, llamó a la huelga general. La policía trató de disolver a los allí reunidos. Otro dirigente comunista local, Luis Savall se enfrentó al jefe policial y cuando discutía con él, las masas enardecidas se enfrentaron a las tropas y tomaron la iniciativa a los esbirros en minoría numérica y los atacó. De inmediato la multitud se encaminó en dos columnas por las calles Colón y Castillo, para llegar a Prado y desde allí todos se dirigieron a las calles comerciales de la ciudad para cerrar los establecimientos y rompieron algunas vidrieras, en especial  el apedreamiento se dirigió a las de la Compañía de Electricidad, propiedad norteamericana; se cerraron vías con toda clase de obstáculos y botellas rotas  para impedir el tránsito vehicular. Así el pueblo se hizo dueño de sus calles y se enfrentó a la policía.

Al día siguiente llegó el Tercio Táctico de Santa Clara, cuerpo élite del Ejército que enviaban desde la provincia de Las Villas, pero solo permaneció dos días porque también en la capital provincial comenzó la huelga general contra Machado y regresaron allá después de luchar contra la multitud de cienfuegueros que los desafiaba constantemente y permanecía dueña de la ciudad.

El Comité de Huelga creó Milicias Populares para guardar el orden en la ciudad y enfrentarse a los represores y los hacen retroceder y encerrarse en sus cuarteles. El Comité adopta una organización de “sóviets”, como gobierno local dirigido por los trabajadores, y crea subcomités para atender los Abastecimientos, crear cocinas económicas en los barrios y abastecer al pueblo sublevado y al hospital civil, a los comedores populares, evitar acaparamiento, asegurar la existencia de leche, carbón, hielo, pan, y garantizar la entrada a la ciudad de esos abastecimientos fundamentales que se distribuyen por barrios con toda equidad. Así la ciudad queda totalmente paralizada durante diez días, el sóviet local sustituye todas las funciones de los organismos oficiales que quedan clausurados, y hasta las labores portuarias, que en huelgas anteriores no había cesado, se paralizan ahora.

El 12 de agosto, Machado abandona el territorio nacional, huye en avión hacia Nasseau. Hay un desbordamiento de júbilo popular. La embajada de Estados Unidos maniobra y utiliza al jefe del Ejército, Coronel Batista para impedir que el pueblo tome el poder político.

Entretanto, en Cienfuegos se destituye al Alcalde local machadista, Pedro Antonio Aragonés, y se crea un triunvirato de gobierno que queda integrado por Carlos Rafael Rodríguez, René Morejón Castillo y Luis Morató Acosta, en un balance de izquierda y derecha. Solo pueden funcionar durante un corto período porque el Ejército dirigido por Batista que ha conservado su poder total, los destituye.  Raúl Roa lo describirá gráficamente al decir:  “La Revolución del ’33 se fue a bolina como un papalote”. Como la fuerza militar protegió la vida y hacienda de connotados machadistas, el pueblo se tomó la justicia por su mano y en plena vía pública ajustició a esbirros y chivatos”.

Rubén Martínez Villena: Paradigma

Es cierto que se crearon poco después “sóviets” en centrales azucareros cienfuegueros, y en la henequenera de Juraguá, único fuera de la industria azucarera, pero fueron aplastados porque ya nacionalmente la revolución estaba derrotada, porque en la cúpula gobernaban los políticos norteamericanos y los poderosos enriquecidos aliados del imperialismo. La oligarquía nacional, la burguesía latifundista y el partido ABC, se convirtieron en aliados del embajador Welles, y muy poco después ocurrió un golpe militar encabezado por Batista que ya impidió toda posibilidad de retomar el poder. El pueblo cubano tendría que esperar al triunfo de la Revolución de 1959 para de veras alcanzar el poder. 

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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