El sueño repara corazones y malestares

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Aseguran que cada cual tiene su propio reparador de sueños. Y que una vez dormidos este comienza sus faenas de deshollinador. De ahí que después de dormitar varias horas al día el organismo parece renovado. Incluso capaz de volver a resistir los avatares de la cotidianidad o esfuerzos físicos. No obstante, algunos menos dados a permanecer en otra “dimensión”, por decirlo de alguna manera sentencian: “es tiempo que se pierde de vida”.

Dilema que, además, de ilustrar la diversidad humana ha puesto a pensar a varios científicos, quienes hace poco declararon que los espacios de sueño podrían estar relacionados con una mayor o menor probabilidad de desarrollar futuros problemas cardiovasculares.

“El dormir constituye la etapa de descanso del cuerpo y de la mente. La conciencia queda suspendida de forma total o parcial y existe una disminución de las funciones orgánicas. Es, por tanto, un regenerador primordial de la energía física y psíquica. Cuando este se altera, el proceso renovador no se lleva a cabo, por lo que se producen, de forma lenta y progresiva, alteraciones en nuestra capacidad de concentración, en la memoria, el carácter y en el estado de ánimo”, aseguran especialistas en el tema.

Al decir de algunos de ellos la buena salud también se manifiesta mientras tenemos los ojos cerrados y la actividad cerebral descansa. Aunque existe una parte del sistema nervioso que permanece en alerta y es el encargado de prevenir al cerebro sobre alguna alteración del organismo. En relación a la cantidad de horas indispensables para un reposo adecuado, no existe un consenso entre los expertos.

Gran parte de los trastornos del sueño, muchas veces olvidados y que en general no permiten descansar bien se asocian a largo plazo con enfermedades. Existen varios estudios que han llegado a la misma conclusión: si una persona saludable no duerme las horas necesarias hay un incremento notable del riesgo de sufrir calcificación de las arterias coronarias, hipertensión y, en consecuencia, problemas cardiovasculares, lo cual se traduce a una alteración de la temperatura corporal, aceleramientos del ritmo cardiovascular y un aumento de la liberación de la molécula del estrés (cortisol) y del azúcar en sangre, entre otras.

A la falta de deseos de dormitar también se la relaciona con el sufrir obesidad, depresión, mal humor y diabetes. “Durante este período, el organismo sigue funcionando de distinta manera, recupera y procesa información valiosa que quizá olvidó cuando estaba despierto. Constituye la actividad que más tiempo demanda a lo largo de nuestras vidas”, aclaran expertos.

Un artículo de 2007 publicado en la revista Archives of Internal Medicine aseguraba que dormir media hora al mediodía al menos tres veces a la semana favorece al corazón de personas trabajadoras.

Mientras Dimitrios Trichopoulos, de la escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, asegura tras los últimos resultados que el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares se reduce en un 34 por ciento entre quienes disfrutan una siesta de manera regular. El estudio, llevado a cabo en Grecia, duró seis años e involucró a cerca de 25 mil personas de ambos sexos de entre 20 y 86 años, que no habían tenido problemas cardiovasculares u otras enfermedades crónicas. “Demostró que los espacios del sueño inciden de manera positiva en la salud de los humanos”, acotó uno de los especialistas involucrados en la investigación.

Así que para quienes obvian un “pestañazo” al mediodía, alertas. No hay que exagerar tampoco, pero un descanso al organismo y abrirle la puerta al reparador de corazones y malestares bien vale la pena.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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