El repello del albañil y el del cuidado

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Vista hace fe, y mis coberturas diarias para el periódico Granma me permitieron ver buena parte de cuánto se hizo a lo largo de la provincia, de cara al 26 de Julio, en materia de rehabilitación o construcción de inmuebles.

El Estado cubano, de forma específica el Gobierno de Cienfuegos, destinó centenares de millones de pesos a una tarea ingente que contemplaría la ejecución de inmuebles, la reparación capital de otros, carreteras, ornato…

Cienfuegos quedará como una ciudad, una provincia, mucho más bonita luego de concluir dicho proceso de remodelaciones y ejecuciones.

Entre los objetos de obra finalizados, algunos pertenecen al sector de Educación. Se le han erogado altas cifras a brigadas del ámbito privado para que intervengan en la reactivación de esta u otras esferas. Hace pocos días tuve la oportunidad de asistir a una de las escuelas intervenidas y, al proceder al ya inevitable “antes y después” fotográfico de la instalación, el cambio resulta extraordinario, en todos los sentidos. No parece ser la que antes era.

Muy bien, pero tan importante como la labor de los constructores será en lo adelante la de padres y profesores, de manera que esos niños y adolescentes tengan cabal comprensión de la envergadura de las acciones en sus centros escolares. De tanta magnitud es el repello del albañil como el del cuidado a baños, paredes, escaleras, puertas, pizarras, pupitres.

A ellos, nuestros hijos, precisa inculcársele la idea de que tan importante resulta respetar/preservar el hogar como el centro educacional donde aprenden la sabiduría académica fundamental de su existencia. Allí se estudia gratis, pero mantenerlo deviene bien caro; sobre todo para un país pobre, sumido en los percances económicos de todos conocidos, pero que aun así se preocupa por mantener un sistema educativo reconocido entre los mejores del mundo por la Unesco.

Será importante cuidar, además, las salas de hospitales, esos donde tarde o temprano deberá acudir alguien de nuestra familia o nosotros mismos. No permitir que cualquier tarado proyecte su odio contra el mundo destruyendo un lavamanos, un espejo o el colchón de la cama de dichas unidades asistenciales.

Básico resultará proteger los espacios públicos, rechazar y enfrentar a los vándalos del entorno quienes, por ignorancia o algo peor, atentan contra la vida en colectividad.

Crucial será resguardar las señales de tránsito, las cuales pueden, literalmente, impedir accidentes automovilísticos y su dañina estela.

Hermoso y necesario devendrá para todos, salvaguardar consultorios del médico de la familia, policlínicos, instalaciones comerciales, instituciones culturales y deportivas rescatadas. E igual los apartamentos y espacios colectivos de los nuevos edificios de vivienda. Su cuidado garantiza su perdurabilidad.

A Cuba, a Cienfuegos, le entraña esfuerzo notable de acometer tales obras en contexto bien difícil. Nuestro deber como ciudadanos, entonces, es el celo por impedir que tanto sudor reciba el agradecimiento del sacrificio, expresado este en tener a buen recaudo, fuera del alcance de agresores, cuanto tanto costó levantar.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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