“El pueblo de Cienfuegos es el actor central del Bicentenario”

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En entrevista consigo publicada en Granma años atrás, este periodista calificaba al máster en Arquitectura Irán Millán Cuétara, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos, como “el guardián de la Perla”. Y es que cada acción suya —hoy como entonces— no tiende hacia otra dirección que a la de apuntalar tal concepto; pues de su celo, interés, minuciosidad y exigencia depende, en buena medida, la preservación de esta villa y la valoración progresiva que a escala mundial se ha tenido de ella.

El Conservador de Cienfuegos —fundada por un grupo de colonos franceses el 22 de abril de 1819, bajo el nombre primigenio de Fernandina de Jagua— conversa con 5 de Septiembre, a escasas horas de advenir la celebración por el Bicentenario.

Debido a la relativa juventud de la ciudad, algunos mostraron signos de asombro, para 1995, cuando el Centro Histórico Urbano de Cienfuegos resultara declarado Monumento Nacional.

“Siempre decimos que Cienfuegos es un regalo de los dioses y de lo mismo se dieron cuenta personas con mucha visión de futuro, con una claridad en su pensamiento que los llevó a valorar altamente las potencialidades de la urbe. Por esa razón, hace 24 años recibimos ese reconocimiento. Fue el primer caso de que una ciudad cubana de reciente fundación alcanzara esa categoría. Anteriormente las que ostentaban semejante Declaratoria eran las siete primeras villas fundadas por Diego Velázquez.

“Muchos nos dijeron en los momentos previos: ‘Ustedes los cienfuegueros son muy pretenciosos. ¿Cómo van a compararse con Trinidad o con otras ciudades Monumento Nacional?’. Entonces respondimos: No es que seamos pretenciosos, sino que vivimos en una plaza maravillosa y, por otro lado, ya es hora de que sea reconocido el patrimonio más contemporáneo, más moderno, y no seguir enclaustrados en que lo patrimonial enmarca solo lo relativo al siglo XVIII hacia atrás.

“Convertirnos en Monumento Nacional nos permitió articular un trabajo progresivo y, sobre todo, motivar a los cienfuegueros para que aprendieran a conocer, a valorar un poco más el sitio donde habitaban. Nunca podemos dejar de recordar que durante el Período Especial, cuando el país estuvo sometido a una paralización casi total en cuanto al rescate patrimonial, Cienfuegos marcó un despegue y comenzamos a restaurar el Centro Histórico Urbano, en plena crisis económica. Tal hito nos instituyó en un paradigma de rescate de tales villas en el país, lo cual generó una corriente muy positiva de interés, aprehensión de sus valores y estimación general de la ciudad”.

De algún modo, esto también contribuyó a su progresiva valoración a escala mundial.

“Así es. En 2000 fuimos invitados al Simposio Internacional de Patrimonio, efectuado en Estados Unidos, donde presentamos a Cienfuegos ante el mundo. Cuál no sería el asombro de nosotros cuando las grandes personalidades del giro que estaban allí levantaron su mano para proponer a su Centro Histórico como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Eso nos asombró a todos, porque aunque siempre nos tejemos altas expectativas y nos define nuestro carácter orgulloso (que sí lo somos aquí y no es un estereotipo), no pensábamos que a tan temprana altura existiría ya un reconocimiento al patrimonio más contemporáneo, el cual representamos.

“De regreso al terruño se comenzó a preparar el expediente, desarrollado a través de un pequeño grupo del Equipo de Monumentos y Sitios Históricos del Centro Provincial de Patrimonio. Ese documento fue validado por la Unesco y aprobado por unanimidad —sin acotaciones, sin señalamiento alguno— en Durban, Sudáfrica, en 2005. Fue una gran alegría, una gran sorpresa (después de haber pasado por nuestro territorio un ciclón tan destructivo como el Dennis, lo cual generó el temor de que pudiera peligrar la Declaratoria), que la Asamblea Mundial de la Unesco, el 15 de julio del referido año, nos inscribiese en la excelsa lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad: el mayor reconocimiento cultural desde nuestra fundación, por cuanto constituyó la carta de presentación de la mayoría de edad de una ciudad ante el mundo, y eso nos colocó en la élite de las villas patrimoniales del planeta.

“Se sentaba la constancia colectiva, al levantarse la autoestima a través de esa certificación internacional, de que Cienfuegos atesoraba valores de los cuales a veces algunos ni se percataban.

“Un refrán reza: ‘Santo de casa no hace milagros’. A veces nosotros mismos, los lugareños, somos muy exigentes con nuestra propia ciudad, y tendemos a subvalorarla. Luego se produce una suerte de choque emocional cuando cualquier visitante que llega la coloca en la cúspide de las más bellas de Cuba”.

Durban sentó las bases para la creación de la Oficina del Conservador de la Ciudad, cuya función de salvaguarda es primordial. Para el lector que no esté imbuido de sus líneas o frentes: ¿en qué consiste dicha estructura bajo su égida? ¿Cuál representa su objeto social?

“A partir de Durban no quedaba otra alternativa que crear la Oficina, puesto que era menester establecer una entidad responsable del manejo y gestión de la plaza. Así, tal cuerpo surge en 2007. La Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad propulsó la percepción de la necesidad de este grupo de especialistas que respondieran ante Cienfuegos, Cuba y el mundo por preservar los tesoros de la metrópolis.

“Es importante conocer que la Unesco no tiene compromiso alguno, desde el punto de vista monetario, en la conservación del patrimonio declarado, sino que estipula previamente que cada país se compromete ante el resto del globo a que, de ser declarado su sitio propuesto, lo preservará mediante sus recursos. Y eso fue lo que hizo Cuba; por lo tanto, nosotros tenemos una responsabilidad muy grande.

“Recientemente nos han entregado el diploma de Administrador de este sitio ante el mundo y es una responsabilidad continuada, en tanto debemos rendir cuentas ante la Asamblea Mundial de forma periódica, y así poder brindar una información de lo que estamos haciendo por preservarla. Y no podemos darnos el lujo de perder esa condición, la cual no es vitalicia, habida cuenta que de esfumarse los atributos reconocidos, puede retirarse la Declaratoria.

“Supone un compromiso cotidiano la salvaguarda, sobre todo si sabemos que ya algunas ciudades del mundo han perdido su condición. Esa es la principal misión de la Oficina. Afirma un especialista de nuestra esfera a quien respeto que vivir en una ciudad Patrimonio Mundial es vivir con una espada de Damocles arriba, en tanto sus administradores y habitantes están llamados a la excelencia permanente.

“Cuando se habla de Cienfuegos en cualquier lugar del mundo, no solo en la Isla, las expectativas son elevadas. Ya dejamos de ser la Perla del Sur para convertirnos en la Perla de Cuba.

“La creación de la Oficina nos obligó a aglutinar a personas de diferentes especialidades, según establece la metodología vigente para este tipo de estructuras, y ahí surgimos hace doce años los menos de cien trabajadores que la componen, sin un local, sin transporte, sin condiciones materiales para dar respuesta; solo con la voluntad política del territorio para apoyarnos y de un grupo entusiasta de cienfuegueros, de amantes del patrimonio, de crearla.

“Dicha institución se encuentra en proceso de crecimiento, desde 2007 estamos creando nuestra infraestructura para poder desarrollar el trabajo. Este excelente grupo de trabajadores que nos sigue acompañando y que cada día se fortalece más, está dividido, lógicamente, por ramas o sectores. Ello ha permitido abordar la ciudad como un sistema de trabajo; no como una sumatoria de acciones que se le puedan ocurrir a una persona, un directivo o a un técnico.

“Trabajamos según la pauta de un Plan Maestro, establecido en pos de la preservación y gestión, con el propósito de ubicar ese patrimonio en desarrollo y que a la vez sea sustentable. No restauramos para quedarnos a contemplar desde la acera opuesta qué lindo nos quedó el edificio, qué moldura más bonita logramos, sino pensando siempre en que lo hacemos para legar una obra perdurable para la población.

“Nuestro objeto social radica en el rescate y preservación del patrimonio donde está contenida la vida cotidiana del cienfueguero, el cual es el protagonista, la razón de ser de la Oficina.

“El aludido Plan Maestro nos permite ordenar, jerarquizar, valorar y aglutinar, que es una de las buenas prácticas que Cienfuegos puede mostrar a Cuba y al mundo.

“Las demás oficinas del Conservador y del Historiador del país nacieron con un sistema económico que les permitía —y permite— generar ingresos económicos, que a la vez hacen sustentables a algunas de estas como sistema empresarial, con diferentes servicios a la población, que crean ingresos para la propia oficina y para el rescate patrimonial.

“Empero, la de Cienfuegos no nació con esa modalidad económica, sino como una unidad sufragada por el Estado, sin facultad alguna para utilizar el modesto presupuesto asignado a la Oficina para otra obra que no constituyese medio básico de nuestra institución, lo cual nos limitó económicamente.

“La gente nos pregunta: ‘¿y entonces cómo Cienfuegos ha logrado tal avance?’. Lo ha conseguido por la existencia de una voluntad política en el territorio, que ha permitido subordinar los pequeños presupuestos individuales de cada organismo al Plan Maestro elaborado por la Oficina del Conservador.

“Parecería entonces que poseemos mucho dinero, como pueden tenerlo otras Oficinas del país, pero no, es el monto concebido sobre la base del aporte de cada organismo, porque todos son los propios actores de su ciudad. Todos son protagonistas de una acción concatenada y ahí se extiende el encadenamiento entre los organismos subordinados a ese Plan Maestro, supervisado por las máximas autoridades del territorio. Es necesario subrayarlo, porque esta unidad intersectorial no ha sido lograda en todos los territorios, y Cienfuegos es referencia por los aciertos en tal sentido. Lo anterior se explica debido a que esta ciudad posee una característica identificativa: el sentimiento de pertenencia de sus habitantes y gestores. Los directivos han sabido tomar tales cualidades del cienfueguero para unirnos y formar un todo”.

¿Es así que surge la conformación del programa de obras por el Bicentenario?

“Iniciamos este plan por el Bicentenario sobre la base del concepto de que los diferentes organismos manifestasen cuáles iban a ser sus compromisos con la ciudad para celebrar el par de centurias. Se unieron todos esos compromisos individuales, a las demandas de la población, sin relegar ni las propias deudas morales que contrajimos desde el mismo 1919, cuando se cumplió el primer centenario con la distinción debida.

“Imbuidos de tal espíritu, formamos un plan con 305 obras aprobadas por la Asamblea Municipal del Poder Popular. Es importante recalcar que esta es una fiesta del Bicentenario de la ciudad de Cienfuegos, no de la provincia de Cienfuegos. Los personajes principales han sido el pueblo citadino, la Asamblea Municipal del Poder Popular, los delegados. Y los órganos provinciales, territoriales, nacionales, cuanto hacemos es acompañar al municipio de Cienfuegos para que estos fastos tengan la mayor lucidez y apoyo, desde todo punto de vista.

“Representa el pueblo de la Perla del Sur el actor central del Bicentenario, porque ha creado a través de sus diferentes generaciones esta bella ciudad.

“A veces cuando estamos fuera de Cuba y dictamos conferencias donde se encuentran otros cienfuegueros que radican en el exterior, les decimos: Esta ciudad también es de ustedes, porque las generaciones de sus padres y abuelos la fueron creando.

“Aquí, hoy día, no hay feudos, no hay cierres, parcelas, propiedades particulares de nadie. Es el Bicentenario de todos, el del pueblo; nosotros nos limitamos a apoyar a esa población que tanto necesita de nuestros servicios, cual servidores públicos que somos, con la inherente responsabilidad de dar respuesta. Como lo establece nuestra recién proclamada Constitución, debemos rendir cuenta de nuestra gestión y de sus resultados.

“El Bicentenario ha llegado con vibras maravillosas, proclives a levantar el espíritu, la valoración, la autoestima, el sano ego del cienfueguero por la obra colectiva creada como el mejor producto cultural que hemos hecho en nuestras vidas, que es la ciudad de Cienfuegos. Esa energía es la que se ha ido consolidando y va in crescendo.

“De cierto, hemos sido muy atrevidos con el desarrollo de muchas obras al unísono, en momentos difíciles para el país desde el plano económico, con muchas limitaciones impuestas por el bloqueo”.

La incidencia cruel de ese cerco imperialista se ha expresado, por ejemplo, en la restauración del teatro Tomás Terry.

“En efecto: la totalidad de la pintura de esta institución escénica insigne había sido gestionada por la Asociación Cuba Cooperación Francia, pero la compañía gala encargada de su adquisición y traslado recibió la comunicación de que no puede enviar nada hacia Cuba, porque el bloqueo no se lo permite, en tanto tiene un componente de acciones vinculado a capital norteamericano.

“Permíteme la digresión, pero no es la primera vez que sucede: antes, al lograr inscribir el cementerio de Reina (único de su tipo en Cuba, una de las joyas de la Isla, cuyo patio central recibe una amplia restauración ahora, la cual es necesario ampliar después al segundo patio, porque sí nos importa a quienes tenemos enterrados a seres queridos en esa área: N. del A.) en la lista de los Cien Monumentos más Importantes del Mundo en Peligro de Pérdida, tampoco pudimos recibir la ayuda consustancial a dicho reconocimiento, pues la fundación encargada de financiar el proyecto de restauración, con base en Estados Unidos, dijo que el Departamento del Tesoro no le permitía aportar un centavo. El bloqueo coarta que otros amigos, compañías, entidades privadas, puedan ayudar a Cienfuegos.

“Por otro lado, en la restauración del teatro Tomás Terry y en sus mosaicos hemos tenido que importar gran cantidad de productos, materiales y equipamientos especializados, porque no existen en Cuba, como resultado del bloqueo, a una entidad comercializadora de estos en razón de que, de alguna manera, los mismos poseen lazos con compañías norteamericanas y de otras propiedades privadas. Por lo tanto, tal escenario nos ha impelido a crecernos.

“Volviendo a la pregunta, no obstante este entorpecimiento, la restauración acometida en el ‘Terry’ puede calificarse de lujo. Desde 1973 no había sido posible llevar a cabo una así, de tal envergadura. La realizan artistas, artesanos y personal calificado de Cienfuegos, con destaque para jóvenes formados por la Revolución en nuestras escuelas, quienes se han entregado con denuedo en procura de rescatar ese coliseo, uno de los tres más importantes del siglo XIX cubano.

“Quien entre al terminar la restauración (auspiciosa e incluyente de los mosaicos de la fachada, que de no intervenirlos, los hubiésemos perdido), recibirá la impresión más grata que haya podido recibirse en el inmueble, solo equiparable al momento de su fundación”.

Entre las obras a ser inauguradas durante los días de celebraciones, del 20 al 28 de abril, se encuentra un obelisco. ¿Cuáles son sus características y objetivos?

“Como parte del cúmulo de edificaciones planteadas de cara al Bicentenario, era necesario dejar constancia del arribo de la ciudad a esa edad, como mismo ocurrió con otras urbes cubanas cuando alcanzaron su medio milenio. Por consecuencia, se convocó a la presentación de ideas y de proyectos encaminados a la ejecución de un monumento que perpetuara estos 200 años de vida.

“Dentro de los presentados figuró el del destacado escultor y miembro de la Uneac, Juan García Cruz, quien ha dejado su impronta en considerable número de emplazamientos erigidos en esta ciudad, y que se ha convertido en un profesor de las generaciones de escultores gracias a una obra sólida de cuatro décadas.

“García Cruz presentó un monumento en forma de obelisco, el cual resultó aprobado. La única regulación emitida por la Oficina del Conservador de la Ciudad fue que el trabajo arquitectónico no fuese mayor al conjunto escultórico a los mártires, ubicado en las calles de Prado y Zaldo. Algunos comentan que el obelisco les parece algo pequeño, pero por arriba de nuestros héroes no está nadie. Podremos celebrar dos siglos de existencia, pero para poder llegar a este bello episodio, aquellos tuvieron que entregar su vida. Por ende, en virtud de una elemental cuestión de respeto, nosotros establecimos la altura del obelisco. Hay muchos a lo largo del mundo que perpetúan un hecho histórico, una victoria, un suceso. Es una expresión plástica de alto poder simbólico.

“Está situado en avenida 70 y calle 37, con margen de separación y también menor a la imagen de Fidel que da la bienvenida a la ciudad cuando se accede al extendido Paseo del Prado. Todo ahora dispone del espacio y de las magnitudes pertinentes, a tenor de sus respectivas connotaciones. La disposición general del entramado en la zona, además, permite respirar desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico, de forma que todos puedan disfrutar de cada emplazamiento, sin atropellos espaciales.

“El obelisco poseerá inscripciones con la fecha de la fundación y del Bicentenario, plasmadas en una terminación de marmolina, y quedará envuelto por una estructura metálica. Esto funciona cual simbolismo de los siglos principales transcurridos en la localidad: la centuria decimonónica y la del XX, tipificada por el desarrollo industrial propiciado por la Revolución. Deviene asimismo expresión de modernidad y de que ambos siglos se unen, se protegen, se complementan y de que cada cual brilla con luz propia, porque cada uno poseyó su esplendor”.

La alegría es palpable en el pueblo cienfueguero a las puertas de sus veinte décadas. ¿Así lo advierte? Y, en tal línea de sentidos, ¿cuán de distinguidos serán los fastos?

“Pienso que el Bicentenario nos ha permitido que cada cual aprecie que lo que prometimos tuvo o va a tener indefectiblemente una respuesta. Obra empezada, obra concluida es eslogan y realidad. Hemos dividido en dos momentos las celebraciones, porque el cumpleaños no es un solo día, sino todos los otros 364. Por tanto, a lo largo del año finalizaremos muchas obras que vamos a seguir regalando a la población en diferentes fechas históricas. Buscaremos pretextos que nos vinculen con el arraigo del cienfueguero por su ciudad, por su país, para que reciba de forma paulatina estos regalos.

“Concuerdo contigo en que las personas están muy contentas con todo el movimiento constructivo y recuperativo experimentado en la villa. En breve serán pavimentadas nuevas calles, culminaremos un excelente, renovado (y ampliado en 200 metros, hasta llegar a los mil 800, el más extenso del país) Paseo del Prado, con la consustancial renovación de todo su entorno y barrios periféricos.

“Muy cerca, se encuentra la ejecución del parque José González Guerra, Patriota Insigne de Cienfuegos. Se trata de una inversión millonaria que nunca se había podido acometer hasta ahora, pese a que la idea de su construcción data incluso de antes del triunfo de la Revolución. Con gran esfuerzo, sacrificio y la voluntad político-gubernamental del territorio (determinante en todo cuanto se ha conseguido) hemos adecentado su zona adyacente, hasta hoy día marginada. Dicho parque, más un próximo edificio de cuatro niveles de estructura atípica y rango máximo, la nueva franja del Prado y el monumento al Bicentenario, representarán el saludo del siglo XXI de los cienfuegueros de una ciudad que es preservada y desarrollada constantemente.

“El Bicentenario nos ha inyectado fuerza, nos ha insuflado vida. Por supuesto, entraña celebraciones con parte de las agrupaciones de alta convocatoria del país (la orquesta Aragón, cuyo aniversario 80 honramos; Los Van Van; Manolito Simonet y su Trabuco; Yoruba Andabo; Will Campa; J.G.; Moneda Dura; Karamba…) y valiosos colectivos y solistas del territorio. Además de conciertos, tendremos galas de excelencia, presentaciones de libros como Huellas francesas de Cienfuegos, apertura de exposiciones e iniciativas múltiples.

“De cara a la espera del 22, iniciará un concierto nocturno de la ‘Aragón’ que anticipará, a las 12:00 de la noche del 22, un gran brindis colectivo por Cienfuegos. El club de vinicultores local va a aportar lo necesario y esperamos que de Burdeos también nos acompañen con algunas muestras. Justo después de ese momento comenzará una fiesta gigante de fuegos artificiales, con el apoyo de Cuba Cooperación Francia. Será un derroche de belleza y de buen gusto. De ahí, el jolgorio pasará a la Plaza de la Ciudad, donde el pueblo bailará al son de una orquesta nacional hasta el amanecer del 22, cuando despertaremos con una Diana Bicentenaria para decirnos: De pie, cienfuegueros, que la ciudad es suya, disfrútenla y conviertan este día en un momento maravilloso e inolvidable para todos quienes tenemos la dicha de convivir aquí.

“La ciudad va a vibrar y refrendará —tanto a los lugareños como a los múltiples visitantes nacionales y extranjeros a quienes tendremos junto a nosotros— que no en balde el país y el mundo ya la reconocen como la Perla de Cuba”.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica