El “Paulina”, identidad, imagen, importancia…

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La tijera repiquetea, el barbero esmerado en los cortes modernos trata de complacer a sus jóvenes clientes, hay muchos y la larga cola es amenizada con los cuentos de los lugares frecuentados el fin de semana: “En la ‘Paulina’ se pasa mejor”.

¿Por qué “la”, si es un bar? Me pregunto en actitud contemplativa, pero mientras espero mi turno en la manicura contigua, las conversaciones juveniles cortan constantemente mi abstracción, pues afloran comentarios sobre el centro recreativo citado, en tonos rozagantes, lozanos acerca de la música allí escuchada, los bailes, el servicio… Nada relacionado con la célebre “emperatriz del danzonete”.

En trabajo periodístico relacionado con piezas comunicacionales, el doctor Kiirk Díaz Guzmán, profesor de la Universidad Marta Abreu de Las Villas, experto en el tema Comunicación, me respondió un cuestionario sobre la moderna disciplina y cito textual:

En nuestras pautas los espacios deben contener: motivos, objetivos, alcances, audiencias, posicionamiento de las ideas, todo eso para generar piezas comunicacionales, ecos de la inversión… Las marcas deben comprender las dimensiones sociales de la organización y los vínculos existentes desde el exterior de la empresa hacia su interior, de ahí surge incluso la ética empresarial”.

Ahora el doctor Díaz Guzmán, líder de la campaña Cienfuegos encanta, opina que el bar Paulina tiene errores en su concepción, pues la imagen es un proceso psicológico progresivamente constituido, y agrega que en el caso que analizamos debe aprovecharse la proyección identitaria, basada en el símbolo cultural que significa la epónima cantante.

Todo se va a rediseñar, especificó. Actualmente está en marcha la tesis de uno de nuestros alumnos que investiga la temática y responde a una solicitud de Palmares”.

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Definió además que el concepto VIP (Very Important Persons) está torcido, pues internacionalmente nace en términos comerciales por repitencia de los clientes; parte incluso de 15 estancias en el mismo lugar y reconoce que tal categoría en múltiples lugares se ha contaminado con el poder del dinero y hasta en aeropuertos puede pagarse una tarjeta VIP de momento, para obtener prerrogativas.

En reciente publicación sobre el asunto aporté que asistí a la inauguración del bar Paulina durante el cumpleaños 200 de mi ciudad, aprecié los esfuerzos de Palmares en récord constructivo por la efeméride y que la distinción del segundo piso VIP la tomé como contradicción del desarrollo, y es cierto que en términos de desigualdad hasta la dialéctica duele.

Pero alienta conocer las intenciones del rediseño y confirmar que los errores del diseño cubano actual andan sueltos por los predios de la comunicación. Reitero que es una joven disciplina, pero emergente su incremento en pos del desarrollo organizacional incidente en la identidad e imagen institucional.

Todo esto en un mundo dominado por la mercadotecnica, donde no caben climas inoperantes, pues las entidades tienen que vender imágenes a través de objetos y servicios perceptibles.

Con la noticia de los estudios de replanteo del “Paulina” podemos soñar con públicos que asistan al centro y perciban cienfuegueridad, en pos de cumplir la cardinal interdependencia empresa-sociedad y ampliar su dimensión.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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