El patio de los asombros

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La ruina es un legado doloroso. Un patio, por ejemplo, descuartizado por los años, solo se alimenta de sí mismo, y lo que ven nuestros hijos en sus paseos no es más que polvo y hierbas, o viceversa. Se llamaba La Alhambra y fue un comercio de prestigio a unos pasos del punto de expansión de la Colonia de Fernandina de Jagua. El tiempo, y la indolencia, apenas nos lo presentaron como un espacio vacío, muerto.

Rescatar el Patio de La Alhambra ha significado para la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos (OCCC) un desafío. Primero fue despoblar de todo personal ajeno, dígase vegetal y humano. Luego sobrevino la limpia, después la concreción de un proyecto, la batalla por financiar cuanto se sueña, y por último la responsabilidad de entregar para 2019 un sitio donde el patrimonio, las artes y la literatura en Cienfuegos, por fin, puedan acomodarse.

“Será un espacio también en el cual se concentrará toda la actividad sociocultural, promocional y de comunicación de la Oficina del Conservador, para un público interno y externo. Se ofrecerá cabida a proyectos artísticos, exposiciones de las artes plásticas, la música, y contará con una sala de protocolo llamada De Clouet. El Patio será, además, la sede principal del evento ‘Citè del Sur’ donde se socializan diversas investigaciones”, informó Yusi Padrón, subdirectora de Gestión, Promoción Cultural y Relaciones Públicas de la OCCC.

El proyectista Omar Villanzón Flores fue quien diseñó las ideas conceptuales que hoy se ejecutan, respetando, sobre todo, la autenticidad de la edificación neoclásica.

“Espacialmente solo estaban los cimientos; en algunas partes quedaban paredes de fondo y una columna ruinosa. Las 16 columnas que conforman el patio claustral las elevamos a partir de ahí, con el mismo ancho y esbeltez, en tanto se reprodujo la basa y el capitel toscano que tenían. La carpintería es también de la época: cedro, rematado con medios puntos y cristalería de color”.

Armando A. Soto Álvarez, profesor de albañilería de la Escuela de Oficios para la Restauración Joseph Tantete, ha sido una especie de vigía por más de seis años. Su puesto al frente de los estudiantes y de la reconstrucción es fundamental. Sobre el proceso cuenta: “Los muchachos no constituyen mano de obra calificada, se forman en la propia ejecución y eso hace más lento el proceso de la obra, pues se trata de una restauración muy grande.

“Debido a que es uno de los pocos patios neoclásicos que quedan en Cienfuegos, estamos aplicando tecnología de punta, con sistemas constructivos muy actuales. Las cubiertas de las galerías son de madera contrachapada, toda artificial. La confección de la cubierta ligera con sistema LPT-15 en las habitaciones, eso resulta más económico y menos trabajoso para los estudiantes. Y los falsos techos son de panel seco pladur.

“Se utilizó en la parte de albañilería una técnica que hacía años no realizábamos: el encascarado en los arcos de medio punto, los cuales fundimos de hormigón armado. Las columnas, que antiguamente eran de piedra de cantería, las hicimos también de hormigón, porque aquel material no lo encontramos en Cienfuegos. Aproximadamente llevamos cuatro graduaciones de estudiantes desde que empezamos en la construcción del Patio. Hoy estamos a un 80 por ciento de ejecución”.

Se espera que el Patio de La Alhambra funcione desde y para la comunidad, permitiendo el intercambio de las artes y el diálogo permanente con el patrimonio tangible e intangible.

Por Claudia Martínez Bueno y Melissa Cordero Novo

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