El metaverso, la “ayuda humanitaria” a Cuba y un partidazo de fútbol histórico

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Estaba estudiando un artículo publicado en el medio digital 20bits; referente a un nuevo vocablo aparecido recientemente: el metaverso o meta universo. Para entenderlo debía abstraerme bastante y no llegaba a concebir lo que se explicaba. Entre lo leído se encuentra que “el metaverso es un universo paralelo al mundo físico que está formado por mundos virtuales interconectados y en el que se prevé que los humanos podremos vivir una existencia alternativa”.

También planteaba el artículo que “según Blomberg Intelligencce, el metaverso es el futuro de Internet, en el que las grandes empresas tecnológicas como Apple, Facebook, Sony, Alibaba y Nvida invierten 500 mil millones de euros en la actualidad, y se prevé que el valor de este universo alternativo alcance los 2 billones y medio de euros en el año 2030”. La palabra tiene su origen en la novela Snow Crash (Samurái Virtual) publicada en 1992 por Neal Stephebson, escritor norteamericano de ciencia ficción.

Cuando llegué a la conclusión de seguir estudiando el asunto en otro momento, me senté a ver el Noticiero Nacional de Televisión por Cubavisión; sabiendo que ya había comenzado la final de la Copa América por Tele Rebelde. Mientras tanto, revisaba las redes sociales en mi teléfono celular. De pronto, casi me infarto con lo que leía. Pensé que en lo que me bañaba y esperaba el partido de fútbol entre Brasil y Argentina, se acabó el mundo allá afuera.

Transcurrieron solo tres o cuatro horas desde mi regreso del trabajo y ahora algunos internautas me decían que la realidad que dejaba atrás era pura ficción y lo que ellos contaban era la “verdad verdadera”, como dicen algunos jóvenes. Había regresado de las calles hacia muy poco tiempo, participando en el ir y venir de mis coterráneos con sus nasobucos y sus preocupaciones sobre los cortes eléctricos; los comentarios sobre las nuevas cepas y la necesidad de incrementar el rigor en el cumplimiento de las medidas preventivas por la población; así como las alarmas ante las elevadas cifras de casos confirmados con el coronavirus. Pero nada de aquello se parecía a lo que veía ahora en las redes.

Allá, algunos anunciaban al mundo la existencia de una catástrofe sanitaria en las calles cubanas que yo no vi; mientras solicitaban corredores o intervenciones humanitarias y pregonaban que Cuba debía dejar “el orgullo” y aceptarlo. Esto sí que me “fundió completo”. ¡Resulta que Cuba es culpable de no recibir ayuda internacional!

Los plañideros de las redes no reconocían que Cuba ha estado dispuesta a recibir fondos de la colaboración internacional siempre, “…. la que debe responder a los intereses del país y constituye una de las fuentes del plan del Sector Externo, propiciando los encadenamientos productivos y el desarrollo de potencialidades locales”, según se ha legislado.

Tampoco hacían alusión a lo expresado por Magalys Estrada, directora de Colaboración Económica en el Mincex en Cuba, referente a que “En los últimos cinco años, se han recibido 963 millones de USD destinados fundamentalmente a los sectores agroalimentarios, agua y saneamiento, medio ambiente, energía renovable, salud y educación”. Los de los lamentos no mencionaban para nada que en abril de 2020, un avión enviado a medio mundo con suministros médicos por Jack Mat, el fundador de la empresa china Alibaba, no pudo tocar suelo cubano debido a los efectos extraterritoriales de la Ley Helms- Burton. ¡Solo Cuba no pudo recibir los recursos!

Los internautas mencionaban cartas a la ONU y cartas al presidente Díaz-Canel, pero ninguno hablaba de cartas al Presidente Joe Biden solicitándole el levantamiento de las 240 medidas impuestas de manera arbitraria por Donald Trump o de sacar a Cuba de esas listas que se elaboran y que tratan de desacreditarnos, recrudecer el bloqueo e impedir el acceso a fondos de la colaboración.

Ninguno de los peticionarios mostraba un gramo de valor para solicitar el levantamiento del bloqueo genocida impuesto durante más de 60 años, ni tenían una sola frase de solidaridad con el profesor Carlos Lazo y su caravana Puentes de Amor, ni con los cientos de cubanos residentes en el exterior que buscan las vías para hacer llegar su ayuda solidaria, ante las zancadillas del bloqueo. ¡No, para esos, ni una palabra!

Estoy atónito leyendo aquello y siento de pronto el clamoreo de jóvenes desde sus casas en el barrio y salí al balcón: Ángel “El Fideo” Di María anotó un golazo de leyenda y el barrio lo disfrutaba. ¡Bueno, pensé, los muertos que me anunciáis están más vivos y alegres que nunca! En eso se va la luz y aquellos jóvenes vuelven a gritar. No lo podían creer: se iban a perder el mayor clásico del continente que define el campeón de la Copa América en el mismísimo Maracaná, con la belleza que caracteriza al fútbol inventado en Latinoamérica y alejado del estilo europeo.

Pasan solo diez minutos con las calles oscuras, todavía asombrado por los anuncios de las redes, esperaba a sentir el hedor de los fallecidos y que volviera la electricidad. Se oyen nuevamente los gritos del barrio ¡llegó la luz! Tuvimos suerte, porque con el incremento de la demanda eléctrica por encima de la capacidad de generación se han afectado los servicios eléctricos y los apagones han sido más extensos en estos días. Me siento a disfrutar los últimos 35 minutos del partido de fútbol y suena el pitazo final. Vuelve el clamor en el barrio festejando el triunfo de la Albiceleste (uno a cero, sobre Brasil), después de 28 años de ayuno de título y también el primer triunfo de Lio “La Pulga” Mesi con la selección y su condición de líder en goles en esta Copa. ¡Esto me huele a otro maracanazo! pensé.

Salgo de nuevo al balcón a mirar el barrio antes de dormir y me vienen a la mente tantas cosas. Entro y busco la Biblia como libro de consultas. Releo Proverbios 19:50: “El testigo falso no quedará sin castigo, el que esparce mentiras no saldrá bien librado”. Entonces me acuerdo del artículo del metaverso y pensé que las redes sociales se han convertido en parte de nuestro día a día y algunos han creado un set virtual a su gusto, aunque mientan: ¡Me parece que ya entendí que es el metaverso! ¡El que tenga dudas sobre el concepto puede venir a Cuba!

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Andrés Martínez Ravelo

Ingeniero civil. Miembro distinguido de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

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