El lucero negro
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Crecí en la década de 1960 con tradición de carnavales fastuosos, una de cuyas raigambres socioculturales era el culto a la belleza femenina y la elección de “la estrella y sus luceros”. Entre estos últimos, siempre seleccionaban a una mulata.
El mito se repitió hasta mediados de 1970 y no pude saciar mi curiosidad de por qué nunca hubo una estrella negra, ni cuatro luceros blancos.
En el ocaso del mes de marzo recurren fechas de apología al antirracismo; durante las jornadas del 21 y el 26 conmemoramos el Día Internacional de la eliminación de la discriminación racial y el Día de recuerdo a las víctimas de la esclavitud y la trata trasatlántica.
Durante un programa televisivo sobre el tema antirracial la doctora en Ciencias Geidys Fundora Nevot, socióloga y profesora de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana, apuntó que queda mucho por investigar sobre desigualdades.
En una sabia y prometedora afirmación reveló que la participación dialógica permite cambiar patrones en la medida en que investigan.
Por suerte, los modernos métodos de investigación-acción facilitan metodologías transformadoras, pues es largo el camino en esa lucha, y quedaron sobre la mesa múltiples intenciones antirracistas de nuestro proyecto social aún inconclusas, pues chocan contra prejuicios ancestrales.
Valoramos de fortalezas los pasos dados, pues dijo que están identificando todas las oportunidades que han creado y luego van a trabajar con criterios de expertos, con las personas negras y mulatas para comprobar qué capacidad de aprovechamiento tienen de las posibilidades actuales.
Agregó la socióloga Fundora Nevot, que en los sectores de cuentapropismo y cooperativas, por ejemplo, no hay aprovechamiento de oportunidades de esos grupos poblacionales:
“En los recursos materiales con los que cuentan las personas negras y mulatas vemos uno de los factores que dificultan que aprovechen las oportunidades... Estamos hablando que este tipo de población habita en viviendas de peor estado”, afirmó la doctora.
Por otra parte Rolando Rensoli Medina, vicepresidente de la Comisión Aponte de la Uneac, al intervenir en la Mesa Redonda sobre el tema, explicó que un Programa Nacional vs Racismo fue aprobado en 2019.
El Consejo de Ministros aprobó dicho proyecto, que pretende combatir y eliminar este flagelo en la sociedad cubana. Rensoli Medina refirió que la Revolución le dio un golpe al racismo estructural, pero por decretos, por leyes, por cambios en la vía económica y de esa forma no se puede garantizar que no quedaran vestigios de discriminación, porque estaba en la mentalidad.
El Día Internacional de la eliminación de la discriminación racial, ocurrió en este tercer mes, el día 21, del año 21, del siglo XXI.
En tan avanzada fecha de la historia de la humanidad reconocemos cuánto queda por hacer en la eliminación de las diferencias en esta nación mestiza, a donde arribaron 2 mil 500 grupos culturales africanos étnicos.
Los cambios en la conciencia social deben ir más allá de símbolos devenidos dogmas. El lucero negro era desde el punto de vista de la semiótica una producción de sentido, una conducta simbólica que no es más que el modo dominante en que tiene lugar la comunicación, ingrediente fundamental en las dos dimensiones constitutivas del ser humano: identidad individual y sociedad.
La lucha que representaba dicha significación iba más allá, era contra el instinto discriminatorio del humano contra el humano, expresada también por género, preferencia sexual, complexión corporal o extracción social.
Pero en esa contienda, el color de la piel ha llevado la peor parte, porque el mundo no es solo natural, sino social, y obvia la descendencia común del australopithecus. Paso a paso es preciso poner fin a la injusticia de siglos e imponer una cultura de raza humana única, con una piel color dignidad.
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