El jagua, manantial e identidad

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No hace mucho me deleité con la lectura de un reportaje sobre el árbol de jagua. En él quedan bien descritas las características botánicas de la planta, como también alude al mito que hizo este fuera para los cienfuegueros, un símbolo de nuestra identidad cultural.

Motivado por el tema quise abundar en otras propiedades del jagua, amén de las señaladas por la autora del citado trabajo periodístico cuando recurrió a los apuntes de Bartolomé de las Casas referidos a cómo los indios utilizaban el zumo para teñir o untárselo a fin de quitar el cansancio de las piernas.

La indagación me llevó al sabio cubano Juan Tomás Roig, quien en la monografía dedicada a este árbol en su libro Plantas medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba da como partes empleadas los frutos, la corteza y la semilla, y explica:

“Con el fruto astringente y comestible se prepara una especie de vino útil contra la disentería (…) El cocimiento de la cáscara (10 g de vegetal por 500 de agua) se utiliza para lavar las úlceras sifilíticas y para el tratamiento de la faringitis granulosa (…) las semillas machacadas y emulsionadas en agua (6 a 10 en 200 g del líquido) constituyen un vomitivo rápido y enérgico (…) El cocimiento hecho con un manojo de las raíces tiene propiedades purgantes bastante pronunciadas; se administra por copas, una por la madrugada y otra por la tarde, después de endulzada como corresponde”.

Roig, a su vez, cita al naturalista Grosourdy al señalar que por las grietas naturales de la corteza de la planta que nos ocupa sale una sustancia blanca, que en ciudad Bolívar llaman azúcar de caruto, y que tiene en la Guyana mucha fama para curar las oftalmías o cegueras, y hasta las nubes.

Por supuesto, muchas de las enfermedades o dolencias aquí expuestas o no son comunes en nuestro país o el tratamiento se hace mucho más especializado con atención facultativa. Más, por curiosidad, quisimos traer a la sección el jagua por lo que representa para los cienfuegueros.

Puede encontrarse el árbol en los montes costeros y en los bosques que custodian los ríos y la altura oscila entre ocho y 15 metros, de tronco recto y ramas bajas, hojas grandes y flores arracimadas de color entre blanco y amarillo. El fruto es una baya parecida a la guayaba y la pulpa amarilla, con numerosas semillas que maduran de junio a septiembre.
Aunque puede ser plantado, es más frecuente su dispersión por animales y agua. Es un muy buen árbol ascendente para alcanzar a otros árboles.

La Genipa americana, según su nombre científico, se cultiva por su fruta comestible, y para bebidas, mermeladas, helados, polvos azucarados. En medicina tradicional útil en tratar ataques del micropez candirú. Los indios sudamericanos también se lavan sus piernas en el líquido claro de la fruta, que tiene un efecto astringente. Cuando el líquido se oxida, tiñe de negro la piel. El manchado es permanente, pero solo afecta las capas externas de la epidermis. Así, pues, cuando la piel se renueva, la mácula desaparece en unas dos semanas.

Cuando los indígenas suramericanos se preparaban para una batalla, se pintaban entre ellos con jugo de Genipa y colorante annatto (es un rojo muy vivo, extracto del urucú o roucou o annatto, del arbolito Bixa orellana).

Con los frutos maduros y fermentados con aguardiente se hace una bebida alcohólica. Licor de jagua. Luego de marinarse con agua, azúcar y alcohol, se deja reposar por un mes.

El fruto es insecticida, la pulpa se la untaban los indígenas como repelente. Y también bactericida y germicida (probablemente debido al fenol presente en él).

Por su lado, la raíz de el jagua tiene efecto purgativo, mientras la corteza en decocción cura úlceras de origen escorbútico y enfermedades venéreas, además de combatir anemias y regurgitaciones del hígado y del bazo.

La madera de esta planta es noble, de buena calidad, dura, flexible, fácil de trabajar. Se hacen cajas, culatas de escopetas, arcos de barriles, carretas, vehículos, hormas de zapatos, embarcaciones pequeñas, utilizadas especialmente en ebanistería y carpintería.

Árbol de leyenda

Siguiendo patrones de la cultura Taína, uno de los legados de los primeros pobladores lo refleja textualmente así: “Y se fijó un árbol lozano de bastante elevación y redondeada copa. De sus ramas pendían los frutos en abundancia, frutos grandes y ovalados, de color pardusco.

“En plena madurez, agrega el mito, muchos de ellos se desprendían del árbol, reventando su carnosidad sembrada de pequeñas semillas. Caonao degustó uno de aquellos frutos, su sabor era agridulce, tanto le agradó que decidió juntar algunos para llevárselos a su bohío cuando, súbitamente…un rayo de luz lunar, hiriendo a los frutos en desorden amontonados, hizo surgir de ellos a un ser maravilloso, una hermosa mujer la cual se llamó Jagua que al desposarse con Caonao dio origen a las primeras mujeres que luego en unión de sus esposos procrearon a todos los hijos de la tierra.

“Jagua fue la deidad que dictó las leyes de los hombres, así como la que les enseñó las artes de la danza, la pesca, la caza y la agricultura…Jagua significa fuente, manantial, riqueza, origen”, asegura la leyenda.

Identidad de Cienfuegos

La ciudad de Cienfuegos, conocida por la Perla del Sur, goza de auténticas leyendas aborígenes y la exclusividad de haber sido fundada por franceses hará muy pronto 200 años, el 22 de abril de 2019, mantiene la planta de la Jagua entre uno de los símbolos de identidad.

En el escudo de Cienfuegos destaca el jagua

Jagua era también el nombre aborigen de la región cienfueguera y lo es el de un árbol indígena muy abundante siglos atrás, como se ha visto, pero escaso hoy debido a las desmedidas deforestaciones en estas tierras.

En el escudo de Cienfuegos, aparece representada una Jagua en producción que según los antiguos, al estar en estado de producción, simboliza la salud, caridad, esperanza y la abundancia.

Precisamente de la simbiosis de términos entre la ascendencia española que regía la Isla de Cuba y lo autónomo la colonia fundada por franceses, encabezados por Don Luis De Clouet, recibió el nombre de Fernandina de Jagua.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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