El infortunio no tiene días feriados

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A mi casa aún no llega la televisión digital, solo conocemos de referencia los canales Habana, Clave, MiTV y Cuba Visión Internacional. Por eso, en cuanto supimos de la venta de las cajas decodificadoras a 9,35 CUC, nos sobró tiempo para llegar a “La Valenciana”, perteneciente a la cadena de tiendas TRD Caribe. Era 27 de julio.

Compré dos. El trámite entonces marchó fácil: propiedad, pago, comprobante, y de vuelta a casa. Hasta ahí, la parte feliz de la historia porque aquellos aparaticos marca Haier, cuya descripción aparece en el manual como “receptor de Televisión Digital para Cuba”, no servían.

De vuelta al lugar de origen, me explico, y a partir de ahí se sucedieron una serie infortunios. Primero, quien debía testar mis aparatos se encontraba en Electro Hogar, atendiendo a un cliente con un problema similar al mío de acuerdo con la ley del Orinoco, en la tienda donde venden “las cajitas”, no tienen televisor. Una vez en “La Valenciana”, el muchacho me atendió y comprobó (solo desde el punto de vista eléctrico) el estado defectuoso de mi compra.

“Habla con la comercial para que te autorice a cambiarlas”, me recomienda. No comprendí el porqué necesitaba algún permiso, ni el carácter personal de la solicitud, pero la hice. Superado este obstáculo, me dirigí a la cajera para realizar el canje, aunque al parecer ese día salí de casa con el pie izquierdo: ahora faltaban los sellos de garantía. Otra de las empleadas salió a buscarlos.

Ni corta ni perezosa me arrinconé en una esquina a ver el tiempo pasar, aproximadamente media hora, suficiente para conocer el funcionamiento de la tienda, con una caja única por donde lo mismo se expenden los ajuares de casa que los equipos electrodomésticos (con su consiguiente y demorado papeleo). Además, si el cliente paga con tarjeta magnética, la vendedora no tiene otra opción que trasladarse hasta el punto de venta de las afueras, porque el POS no funciona.

Al rato, aparecieron unos sellos. ¡Ella los tenía guardados para por si acaso! Ya me veía un pasito más cerca del Canal Habana, cuando sacó dos receptores nuevos y se dispuso a colocarles la pegatina. Pero yo, a esas alturas “la doliente”, la inquirí: no, espere, primero necesito probarlos. Me respondió con un razonamiento lógico desde su posición: “aquí no hay dónde”.

Con la ayuda de la portera de la unidad y el mismo muchacho de antes (ya para entonces sé su nombre: Frank), conectamos las decodificadoras digitales a una fuente de alimentación eléctrica y comprobamos que se repetía exactamente el mismo desperfecto; en estas y en las cuatro siguientes. Ya casi sin energías y desmoralizada por la infertilidad de mi gestión, me dirijo de nuevo a la comercial, quien yo supuse tenía poder de decisión en la TRD. “Disculpa, pero no es culpa nuestra, el producto no tiene calidad. Dile que te devuelva el dinero”. Un pasito más, pero a la medida de Ruperto. Entonces, ¡taratatán! la cajera se esfumó, nadie sabía a dónde ni por cuánto tiempo. Tomé la última bocanada de paciencia, porque nunca me hablaron con descortesía, aunque como cliente me dieron un mal trato.

Lo único fructífero del día consistió en las esperas, pues mientras el reloj parecía detenerse una vez más, yo reflexionaba. En la unidad había al menos cinco trabajadores en ese momento, pero la única persona autorizada a efectuar las transacciones de cara al público se ausentó por más de 30 minutos. Una tienda que no vende, ¿qué es?

Accedí a regresar más tarde, luego de varias propuestas, ¿qué otra cosa podía pasar? Pero sí, podía: “antes de devolverte el dinero tienes que dirigirte taller nuestro, en Reina”. Y allá me iba, ansiosa por terminar la pesadilla de una vez, cuando la realidad me golpeó: 27 de julio, feriado; el taller no trabaja hoy.

Ya perdí la cuenta de las veces que lo he contado, pero no me canso, no desisto en mi empeño de repetir esta escena surrealista, ¿quién sabe si encuentra los “oídos” adecuados? El cliente que adquiere un equipo electrodoméstico defectuoso, ya de por sí sufre una afectación, debe entonces soportar además comercios sin condiciones (¿o sin voluntad?) para resarcir el daño, o acaso mecanismos que hacen más doloroso el trance.

De acuerdo con las proyecciones de TRD Caribe, la unidad La Valenciana será objeto de reparación en este 2017 para garantizar “una imagen atractiva y novedosa”, con un monto valorado en 40 mil pesos en moneda total. ¿Por qué no invertir otro tanto en eficiencia y buen trato al cliente?

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Rosa M. Díaz Hernández

Lic. Periodismo Graduada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas 2012

4 Comentarios en “El infortunio no tiene días feriados

  • el 2 agosto, 2017 a las 8:23 am
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    Gracias a todos por comentar. Por mi experiencia sé que este no es un caso aislado, ejemplos hay de toda índole y muchas veces nos maltratan sin nosotros percibirlo, porque en cierto modo nos acostumbramos a que así sea. Nos hemos hecho a la idea que las tiendas no venden, somos nosotros quienes compramos.

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  • el 1 agosto, 2017 a las 4:28 pm
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    Lamentablemente ha disminuido en los últimos años la calidad en el servicio de las TRD en general, las tiendas en Cienfuegos no escapan a esta realidad,pero hay que seguir combatiendo el mal servicio y publicarlo valientemente para que los directivos de TRD respondan por su responsabilidad ante los medios de Prensa que publican trabajos como este. Esto sucede por falta de control a la base entre otras causas por parte de los jefes y por la falta de capacitación y de compromiso de los trabajadores con el buen servicio. Al final es el pueblo quién paga las consecuencias.

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  • el 1 agosto, 2017 a las 12:50 pm
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    Leyani, tiene usted toda la razon, cuando usted compra cualquier equipo electrodomestico, lo único que tiene garatizado es la GARANTIA del maltrato.

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  • el 1 agosto, 2017 a las 12:19 pm
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    Hace poco regresaba de Matanzas y en el ómnibus en el cual venía, un muchacho se quejaba sobre la falta de antenas, conectores, bajantes… para la cajita que adquirió, y me pregunto: ¿es esto lógico? además de pagar el precio (en la nubes) de la decodificadora, compró los aditamentos -frente a la tienda- a precios también elevados. En mi opinión, si no están todos los componentes, no las comercialicen, y, por otra parte, el punto más importante de tu comentario: LA GARANTÍA, lo cual supone armarse de paciencia para resolver un problema, cuando debías estar disfrutando del electrodoméstico adquirido. Es inadmisible que no devuelvan el importe automáticamente, en cualquier país del mundo funciona así, Cuba tiene que insertarse en las dinámicas comerciales mundiales, o pasará lo que está ocurriendo, la insatisfacción del cliente que dejará de comprar porque para devolverle el dinero alguien debe certificar que el producto está defectuoso. ¿Es eso GARANTÍA?

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