El gran negocio de las guerras mundiales

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Con la invasión de Polonia por el ejército nazi fascista de Adolfo Hitler, de Alemania, el primero de septiembre de 1939, comenzó la Segunda Guerra Mundial. La historia, a secas, indica que este día comenzó la Segunda Guerra Mundial. Pero veamos otras consideraciones que resultan lesiones para el presente.

En realidad esta invasión comenzó a prepararse mucho antes, a partir de los graves sucesos que determinaron la Guerra Civil Española (1936-1939) cuando el General fascista Francisco Franco quiso derrocar a la república.

Está presente en ese contexto la debilidad de la llamada Liga de las Naciones, organismo mundial anterior a la actual ONU creada al final de esta guerra. La Liga fue incapaz de imponer sanciones a la Italia fascista de Benito Musolinni. Es una debilidad semejante a la actual ONU que es incapaz de sancionar a Estados Unidos cuando invade o ataca militarmente a otras naciones, o a Israel cuando extermina al pueblo palestino, de modo que se repite ese mal precedente.

Influye además, en los acontecimientos de 1939 la falta de acuerdos entre Estados Unidos e Inglaterra para detener el asalto del Japón militarista contra Manchuria. Todos estos son factores que dieron lugar a guerras internacionales no declaradas, surgidas en diversos lugares del globo terráqueo, donde incluso se ensayaron armas mortíferas, que entonces eran los gases asfixiantes.

Los sucesos internacionales actuales, del hoy del mundo, nos remite a causales semejantes. En realidad se trata de guerras entre imperios para apoderarse de las riquezas de otros países. Un callado reparto del mundo, y en aquella fecha cuando todo esto está ocurriendo, Hitler aprovecha esa desunión y ambiciones para tratar de dominar el mundo con su poderoso ejército fascista imbuido de fanatismo y racismo.

Quedan conformados dos bloques militaristas en ese momento de 1939: de un lado Alemania, Italia y Japón, que se ha denominado el Eje Berlín, Roma, Tokío, por las capitales respectivas. De otro lado, las naciones europeas encabezadas por Inglaterra; y Estados Unidos en América, que incluye países Latinoamericanos, entre ellos Cuba, que reciben el nombre de países Aliados.

Tras la rápida conquista de Polonia, la Alemania fascista de Hitler invade a Francia y en nueve meses la somete, en cruenta guerra. A mediados de 1941 Hitler ataca sorpresivamente a la URSS, sin declaración de guerra, pero ésta se sostiene, no puede Hitler mantenerla ocupada aunque su territorio queda devastado y perecen casi treinta millones de soviéticos, que no obstante derrotarán a Alemania, y en contra-ofensiva comienzan a desalojar de su territorio al poderoso y cruel enemigo y a liberar a los pueblos de Europa de la peste fascista, hasta llegar a tomar Berlín, el corazón del Eje.

Entre tanto, Japón ataca bases militares de Estados Unidos situadas en el Océano Pacífico, la llamada Pearl Harbor, y domina los mares de Asia. Existen versiones que plantean que Estados Unidos supo con antelación que iban a ser atacadas esas bases, pero no trató de impedirlo para convencer a su pueblo de involucrarse en la guerra contra Japón, porque interesaba a sus consorcios armamentistas.  La acción de los países Aliados durante los primeros años de la guerra es solamente defensiva, sin que produzcan ataques importantes sobre Alemania.

Entre los países Aliados se encuentra Cuba, y en general América Latina, por su relación de sometimiento a Estados Unidos, y Cuba colabora aportando azúcar y otros productos y participando en convoyes marítimos por aguas del Atlántico y el Caribe. Aquí pierde barcos y hombres cuando tres buques mercantes son hundidos por los torpedos de submarinos fascistas en esa región. Sólo Cuba y Brasil resultan los dos únicos países latinoamericanos que hunden submarinos fascistas en nuestros mares.

A fines de 1942 los ejércitos Aliados encabezados por Inglaterra, Francia y Estados Unidos, por fin desembarcan tropas en África, y en 1943 producen el tan demorado desembarco en Francia e Italia para desalojar a los nazis. Los historiadores han demostrado que esa dilación en los desembarcos en Europa fue siguiendo la estrategia del primer ministro inglés Wiston Churchil, secundada por el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, de no afectar mucho a Alemania, para que pudiera seguir asestando golpes contra Rusia, una política desleal y traicionera porque en definitiva Rusia era su aliado contra Alemania. Y solo produjeron el desembarco de Normandía cuando peligraba demasiado su correlación de fuerzas y Alemania seguía ganando terreno en Europa.

Sólo que ya nada detendría el avance del Ejército Rojo de la URSS que pronto llegaría a Berlín, la capital alemana y la tomaría provocando el suicidio de Hitler. Posteriormente el Japón capituló tras las dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre dos poblaciones civiles densamente pobladas. Un acto cruel e innecesario, solo para demostrar su poderío.

La guerra dejó al descubierto la debilidad de los gobiernos de los países capitalistas europeos, asiáticos y africanos y es oportunidad para que los pueblos a través de los movimientos de independencia de sus respectivas colonias luchen para obtener su liberación. Así en los años sucesivos ocurre la descolonización de numerosos pueblos de esa extensa área geográfica. Es acaso el único bien popular que dejó la Guerra Mundial.

Pero las pérdidas humanas durante la Segunda Guerra Mundial fueron pavorosas. Por la cantidad de víctimas mortales puede comprenderse quién sostuvo realmente el peso de esa cruel contienda bélica. La Unión Soviética perdió más de 27 millones de personas, no solo soldados, sino mujeres y niños víctimas de las hambrunas, el frío y los bombardeos aéreos a ciudades y pueblos. Las cifras (en números redondos aproximados) lo atestiguan: La URSS perdió más de 10 millones 700 mil militares y más de 16 millones 300 mil civiles. Estados Unidos perdió medio millón de soldados. Alemania, perdió 7 millones de soldados y civiles. Japón, 2 millones de ambos grupos. Inglaterra y Francia proporciones semejantes de militares y civiles, por los bombardeos aéreos nazis a sus ciudades y los asesinados en campos de concentración.

El gran ganador fue Estados Unidos porque la guerra se desarrolló, como siempre antes y después, bien lejos de sus fronteras y cuando todos los demás estaban devastados, emergió con sus capitales y bienes intactos para realizar negocios fabulosos en la reconstrucción de tantos países aliados y de todo el orbe que perdieron en total más de 60 millones de seres humanos. Podemos sacar nuestras propias conclusiones y comprender el “gran negocio” de las guerras imperiales, y las regionales y locales provocadas. Un espléndido negocio que prospera hoy.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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