El embrujo de un litoral

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Era viernes 13 de mayo, un día perfecto para salir a cazar brujas en el litoral sur de Cienfuegos. Unos irían desde la ciudad de Sancti Spíritus, y otro de los integrantes, desde el municipio de Lajas. El punto de encuentro y acampada: la desembocadura del arroyo Naranjo, a solo unos 700 metros al noroeste de la ensenada de Guajimico. Sitio espléndido en más de un sentido, porque, además de ser una excelente y apartada locación, posee soberbias vistas al mar, altas paredes de terrazas y rocas calizas, más un hermoso fondo para practicar el buceo; todo ello en una playita de bolsillo de unos pocos metros.

El sol de la tarde caía como plomo sobre el gran risco de piedra rojiza de la izquierda. Desde su altura, habían colocado varias cuerdas y puntos de agarres metálicos, puesto que parte del grupo practicaba la escalada en zonas naturales desde hacía años.

Sin embargo, no sería justo dejar de mencionar que el elemento decorativo más bello del lugar, era la bandera cubana que ondeaba al poniente sobre la duna de arena.

La luna fue la que se encargó de iluminar cada escondite del cañón del Naranjo ya caída la noche y, pasadas las 11:00 pm, también fue ella la culpable de cambiar el relieve de la playa con una asombrosa pleamar. Por tal motivo, las tres jornadas que duró el camping allí, tuvieron que levantar una muralla de arena frente a las casas de campaña para evitar que el agua se colara dentro.

La mañana del 14 fue exquisita; el sol que sale por el otro extremo del cañón pintó de amarillo el risco hasta cuya cima cualquiera puede subir y realizar desde allí hermosas fotografías. El coro de aves, ubicado en ese punto, se escucha muchísimo mejor.

Al haber sombra en la pared opuesta, aprovecharon para practicar la escalada.

Uno de ellos, jamás había hecho algo semejante, aunque siempre mostró aptitudes en lugares menos peligrosos, pero por supuesto, sin equipo alguno.

Para haber sido su primera vez, no lo hizo del todo mal, y lo más importante: logró llegar a la cima sin caerse. Además, aprendió sobre algunos conceptos básicos de la escalada en roca; sus tipologías, secretos y muchos términos de ese ámbito que desconocía: ejemplos sobrados al hablar de “arneses”, “reuniones”, “pies de gatos”, “mosquetones”, “reversos”, en fin, un mundo nuevo por descubrir. Si bien le costó trabajo el ascenso, es válido mencionar que —de acuerdo con la sopa de cifras para definir la complejidad—, aquella roca vertical era de baja intensidad.

Foto: del autor
BAÑO Y PESCA

Desgraciadamente, la sequía había hecho mella en el arroyo, debido a lo cual el agua potable estaba muy escasa. Por ello, hubo que hacer algunas caminatas hasta la Villa Turística para acopiar el líquido.

¿Y el baño? Bueno, algunos no vieron el agua dulce pasar sobre sus cuerpos, mientras que otros aprovecharon unos pequeños charcos de apariencia no muy “católica”, para quitarse el churre, salitre y el sudor de los días.

Tanto sábado y domingo se aprovecharon las jornadas de buena manera; escucharon buena música, prepararon café con gorro, conversaron de todo un poco, y uno de ellos se dio gusto con un arpón (fusil de pesca), cuya cacería amenizó la comida de la tarde.

En tal sentido, aquel paraje es extraordinario y hace honor al origen del nombre “guajimico”, que significa en lengua aborigen “lugar de los peces”.

Hoy día, Boca Naranjo es unas de las 20 zonas de buceo recomendadas en ese litoral, con encantadoras vistas de la plataforma marina y peces diversos.

Y por si fuera poco, aquel relieve es muy fecundo en formaciones rocosas de gran interés geológico. El conocido explorador cubano Antonio Núñez Jiménez da cuenta de ello en su libro Litorales y mares (2012), en el que destaca varios nichos de mareas, algunos activos, en alturas de varios metros y otros submarinos.

Mientras exploraban con la careta el fondo, fueron testigos de la presencia de una de esas formaciones, que se originan —en esencia­—  por el golpe constante de las olas en la roca, creando grutas y solapas alargadas en toda la franja.

Foto: del autor
CUEVAS Y CANGREJOS

El domingo hicieron visitas hasta las cuevas de la zona: La primera con la que se toparon fue Cueva Grande, conocida también como de las Columnas; hermosísima, contiene multitud de claraboyas de luz en su interior, además de hoyos y mantos junto a las archiconocidas estalactitas y estalagmitas de distintos tamaños.

La Virgen es el nombre de la otra, cercanas ambas, y en ella, la vegetación se cuela dentro a pesar de la falta de luz, y se abren paso incluso árboles que han tirado sus raíces por todo el techo de las estructuras.

Entre pelusas de semillas de ceiba y un ejército de cangrejos rojos y atigrados, regresaron a la playita más tarde para seguir disfrutando de un sugestivo fin de semana que, sin duda, volverá a repetirse.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

2 Comentarios en “El embrujo de un litoral

  • el 26 junio, 2022 a las 3:34 pm
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    Inolvidable experiencia para todos. Bellas palabras.

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    • el 28 junio, 2022 a las 11:57 am
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      Muchas gracias, Chavelys. Sin dudas volveremos a repetir esa y otras aventuras juntos.

      Respuesta

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