El duelo de todo un país

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 21 segundos

Como una bocanada del infierno azotó la desgracia al Saratoga, cuando la poderosa fuerza de lo accidental dejó una estela de dolor en La Habana, y en toda Cuba.

Parecían imágenes de un filme de catástrofe, pero tristemente los gritos, el polvo y el caos provenían de un escenario desgarradoramente real: el Hotel sufría una explosión que segó sin previo aviso el futuro de 45 personas, hasta ese día gente llena de vida.

Podrían contarse cientos, miles de fotos y fragmentos audiovisuales de la tragedia. Cada uno testigo de la magnitud de un hecho sin precedentes, de escenas que al mirarlas aprietan el pecho,como la de aquella mujer que, abrazada a otra, traducía con su rostro una consternacióninabarcable.

También la del rescatista doblado sobre sus rodillas, en franco gesto de abatimiento, como preguntándose por qué ocurren cosas como ésta, por qué esta cuota tan alta de dolor. Tal vez fue la misma pregunta que se hiciera el joven bombero inmortalizado ante la cámara con las manos sobre sus ojos, como niño que esconde el llanto con ese ademán.

Inolvidable aquella foto encima de un sofá, en una sala abierta a los ojos del mundo tras desaparecer los muros del edificio colindante. Parecía una tela de concreto rasgada por la onda expansiva; sin embargo, la solemnidad de la habitación permaneció en los asientos en su lugar, en el espejo colgado en la pared: pequeños pedazos de la vida común.

O aquella otra, donde cortinas y lámparasdel Hotel colgaban asidas a los retazos de hierrotras la explosión, que descorchó las paredes de ese inmueble antiquísimo, erigido en el corazón de La Habana siglos atrás.

Sobrecogedoras las imágenes del abrazo de los familiares en la misa, de quienes fueron a decir adiós en la vigilia, de las víctimas y sus historias de vida, reseñadas en redes sociales.

Ni hablar de los escombros, incontables fragmentos de laadversidad, que pasaron de la fatídica esquina al lente, para traducirnos el alcance de lo ocurrido, sin necesidad de palabras para describirlo.

Tal vez en el espacio físico del Hotel, las brigadas al pie del edificio reduzcan poco a poco los vestigios de la catástrofe. Sin embargo, permanecerá en las familias afectadas la peor de las huellas: la tristeza, un sentimiento compartido por todos en este duelo que enluta al país, expectante decada detalle del rescate, de la evolución de los sobrevivientes, del dolor de cada pérdida.

Visitas: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *