El chismoso, la primera publicación humorística en Cienfuegos

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Hacia la década de los años 60 del siglo XIX  el capital financiero y comercial se fortalece en manos de unos pocos. Luís Martínez Casado, residente en Cienfuegos, invierte su modesta fortuna en una pequeña imprenta, en mayo de 1860, con la cual publica el periódico El Telégrafo y a intervalos, un folleto destinado al arte teatral: El Apuntador. Fue la suya, la primera imprenta litográfica de la ciudad, con la cual se abre un nuevo período en la historia del grabado sureño. El 30 de agosto de 1862 el decano del periodismo en Cuba, Enrique Edo y Llop, introduce la segunda imprenta litográfica y publica El Chismoso.

Edo y Llop (Valencia, 1837-Cienfuegos, 14 de noviembre de 1913), hijo de los valencianos José y Mercedes, revela desde su infancia cierta pasión por la narrativa, el teatro y la poesía e intenta hacer una carrera en las letras, mas no lo consigue. A los 23 años arriba a Cuba y se asienta provisionalmente en Matanzas, junto a los actores y amigos Vicente Segarra y Eduardo Sánchez. Llega en un buque de velas y recaba el apoyo de su tío el capitán del ejército D. Vicente Edo, en Trinidad. Conoce del desarrollo económico y cultural de Cienfuegos y se traslada a esta región. Se informa de su consignación para el servicio militar, por haberse declarado quinto, y escribe el drama en tres actos El Loco del Valle y la comedia Quien mucho abarca…, que estrena en el teatro Avellaneda con el propósito de reunir dinero para lograr una dispensa de las fuerzas militares. La suerte le acompaña; con tales beneficios alcanza a liberarse del reclutamiento y espíritu beligerante al que tanto se opuso durante toda su existencia.

Se inicia como oficial de escribanía y pasante de abogado en varios bufetes públicos, dedicando los momentos de ocio a la escritura de obras teatrales y artículos periodísticos. El 1ro de agosto de 1863 contrae matrimonio con la santiaguera Isabel Vicenta Antonia Domínguez, confiado en que echará raíces en Cuba. Por esa época estimula su vocación escénica, particularmente como actor cómico, y abona una carrera como dramaturgo.

Probablemente, su sentido del humor y disposición para la comedia le inducen a lanzar una publicación tan gozosa como El Chismoso; motivado igual por otras de su estilo en la capital habanera, como la desvergonzada La Charanga o Don Junípero, de Víctor Patricio Landaluze, que emplazan un estilo con frecuencia imitado, con anotaciones sobre las costumbres, los acontecimientos artísticos, relatos y caricaturas que focalizan el quehacer de la aristocracia local, artículos y dibujos sobre el matrimonio y sus conveniencias, epigramas, viñetas, etc.; todo con una cuidadosa impresión y diseño.

Con El Chismoso, Edo revalida la caricatura en Cienfuegos y encresta la sátira social en defensa de los intereses políticos de la editorial. Su caso elocuencia el uso de la caricatura deformativa, modalidad originada en España y en franco desuso. El semanario se revela con un lenguaje llano e ilustrativo, la participación de tramas graficadas con textos o poemas, marbetes advirtiendo…

Desdichadamente no alcanza, como ocurre en la capital, a imponer un personaje local. Esto no sucederá hasta el próximo siglo con la aparición de Rafael Pérez Morales. Se publica los domingos con grabados y caricaturas litografiados a color con texto; de ocho páginas en cuarto mayor, y el precio de suscripción al mes es de un peso. Comienza con un artículo de su autoría: A Las Villas: Santa Clara y Cienfuegos dedicado a “usted que dudaba que El Chismoso pudiera salir a la luz y dudaba  por tanto también que los habitantes de Villa Clara y Cienfuegos tuvieran el suficiente oficio para atraer un periódico de la naturaleza del que hoy se presenta alegre, risueño y jaranero…”.

Así se produce El Chismoso, autodefiniéndose como relamido, sandunguero, quisquilloso, soplón, hablador, punzante, criticón y bullanguero; y en la plana superior las primeras caricaturas: un conjunto de personajes en actitud de secretear alguna noticia, firmado por J. E. ¿Las iniciales del autor? Suponemos que el dibujante no es otro que el galo Enrique Joffre, habitual colaborador de Edo, junto con los litógrafos José Emilio Estrada (Cumanayagua, 1856) y Eduardo Muñoz, natural de Puerto Príncipe, quienes ofrecían sus servicios para cualquier especialidad del ramo en Hourruitiner, frente a La Palma.

A todas luces, en el periodiquillo señorean las situaciones humorísticas, el gag verbal, y no la caricatura; textos dinamitados por la ironía y los ataques ponzoñosos a personas, ideas y costumbres, al estilo de los publicados en La Charanga (1857) o Don Procopio (1864-1867). De modo que los aportes de Edo y este semanario chistofílico y retruecanista, se inclinan más por la literatura que por las artes visuales. No obstante, es un mérito el que haya podido gestar un periódico de este tipo en momentos en que la caricatura no goza de apoyo alguno.

El 8 de septiembre de 1865 El chismoso es censurado por publicar una caricatura concebida al tocayo del pintor Madrazo, entonces asesor del gobierno, quien asoma rebatiendo con un gran lápiz rojo. Sin embargo, los esfuerzos por reabrir la publicación, un mes más tarde, fueron vanos, particularmente por la mediocre intervención del capitán general López Núñez.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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