El celular y sus cuidados
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En los últimos tiempos se ha expandido el empleo de los teléfonos móviles, porque facilitan la comunicación y hacen más llevadera la vida cotidiana. A pesar de su importancia no siempre se cuidan lo suficiente. Hoy les proponemos algunas reglas para prolongar la vida útil del equipo, de forma más eficiente, salvarse de posibles accidentes y proteger la salud de los usuarios.
En cuanto a la protección del celular, los expertos recomiendan cargarlo de una vez hasta llegar al máximo (nunca durante tormentas), luego desconectarlo y retirar el cargador de la corriente. Para su uso óptimo utilice solo cargadores y audífonos que se correspondan con su marca de fabricación y no realice manipulación innecesaria de la tarjeta SIM y la batería. Protéjalo con un estuche resistente a golpes, vibraciones y temperaturas extremas.
Otras conductas sencillas de aplicar son; evitar hablar con el celular conectado a la corriente. Si percibes que aumenta la temperatura, apagarlo y esperar un rato para que se refresque. Es importante mantenerlo alejado de materiales combustibles, telas, papeles, y no tocarlo con las manos húmedas ni utilizarlo cerca de depósitos de agua u otros líquidos; la humedad lo afecta y es mejor mantenerlo lejos del baño, la piscina y la playa.
Para impedir perjuicios a la salud humana, se aconseja no dejarlo cerca del lugar donde se duerme debido a las radiaciones que emite. Es inadecuado sostenerlo con la cabeza y el hombro mientras se habla por él, y peor aún, realizar otra actividad simultáneamente por las posibles afectaciones: desde una contracción muscular hasta que caiga y se rompa. Tampoco es recomendable utilizarlo en una habitación oscura o un vehículo en marcha. En tiempos de pandemia resulta esencial desinfestarlo frecuentemente con un paño humedecido en alcohol.
La sociedad cubana avanza hacia la informatización y “la educación ha de ir donde va la vida”; debemos mejorar nuestros conocimientos y comportamientos si queremos marchar a la altura de los nuevos tiempos.
*En coautoría con Luis Alberto Gradaille
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