El Benny al bate: ¡Elige tú… ¡

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Dicen que se tiró al terreno y retó al héroe de la noche, Pedro Ramos, lanzador de los Elefantes de Cienfuegos. “Tira pa´ca pa´ que veas”, le gritaba como versión beisbolera de su guaracha “elige tú que canto yo”. “Tira, tira pa´ que veas” … Rafael Noble secundaría el duelo y sin otra protección que su mascota se apostó tras el home para completar la batería. El Benny se encasquetó la gorra del Cienfuegos, reacomodó las mangas de su chaqueta y ajustó su pantalón de tirantes: “tira, tira pa´ que veas” … El público enloquecía y de seguro sonrió Ramos mientras decidía ¿lo aprieto? ¿le sigo el juego?

Ocurrió en 1958, en el entonces Stadium del Cerro según asegura el historiador Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga. Momentos antes la otra estrella de los verdinegros, Camilo Pascual, derrotaba al Almendares y dio paso al homenaje a Ramos. Por supuesto, el show se lo robó el Benny cuando salió bate en mano a plantar cara a uno de los mejores monticulistas de la Liga. Un tú a tú entre grandes, cada uno con su melodía, con su estilo.

“Yo no conocí a Pedro Ramos; pero él lo mencionaba mucho: ‘¡qué buen pitcher! ¡qué buen pitcher! Y somos muy buenos amigos’, comentaba”. Así lo recuerda Pucha, menos conocida como Flora Ildeliza Lima Piloto, muy cercana al Sonero Mayor. “Mía tía se casó con un hermano del Benny: Tingo. Mi mamá murió cuando yo tenía cuatro años, mi padre estaba preso en La Habana y por eso me crió esa tía.

“Al Benny le encantaba el béisbol, añade. Cuando tenía una oportunidad se iba a jugar para Poey, en La Víbora, y si tú supieras, lo hacía de lo más bien. Siempre llamaba y me decía: ‘reúne a la tropa -los niños del barrio- que voy pa´llá’. Entonces llegaba, tomaba café, ni se cambiaba y salía con ellos. Le encantaban los niños, les repartía caramelos y regalos”.

Inspirado en esa pasión beisbolera, el escritor matancero Luis Lorente lo convirtió en un personaje de un cuento: “acompañado por Generoso y Chocolate Armenteros, había llegado ahí, curioso (…): quería ver al Pelandrujo, el segunda base, que aseguraba cogerlas todas y le había prometido batear de cuatro, cuatro (…) ‘Por donde más te guste a ti Benny. Elige tú’. Con el gesto de quien va a proferir un improperio, Benny se alzó de pronto, ambas manos haciendo de bocina gritó a todo pulmón: ‘Oye Pelao, estoy aquí’.

Sobre trascendidas líneas, ambos terrenos defienden sus símbolos y en cada uno conecta la identidad nacional: “No hay evocación más poderosa en este mundo que la nostalgia, asegura el Dr. Félix Julio Alfonso López. Quizá por eso los peloteros y los músicos suelen llevarse de maravillas, y con frecuencia intercambian sus roles, pues ambos están unidos por una secreta y pretérita complicidad, como si el béisbol no pudiera vivirse plenamente sin los acordes danzoneros, los tambores ancestrales de la rumba, la conga oriental que aturde las gradas con las cornetas chinas, o sin alguna melodía de esas que hablan de amores imposibles y añoranzas sin cuento, tan profundas como el eco de las voces en un estadio vacío”.

Lejos de ceder, la algarabía crecía en las gradas con cada movimiento: ¿lo aprieto? ¿le sigo el juego? decidía Pedro Ramos. Lo retaba el Benny, impaciente en el plato. “No podría decirte exactamente el año, yo soy muy jovencita, sonríe Pucha. Creo que sí, fue cuando dices… Yo llegué tarde al estadio; pero pude ver aquello: ni siquiera se cambió, andaba con su saco, su camisa blanca de mangas largas y su pantalón de tirantes. Y así mismo se arrastró por el piso y todo”.

“Tira pa´ca pa´ que veas”, gritaba el Benny. Ramos sonreía. Uno de los mejores lanzadores de la Liga frente al artista popular más grande de todos los tiempos. “Tira, tira pa´ que veas” y el público enloquecía… Y no resta nada más por decir que no demuestre la cara de Bartolomé Maximiliano Moré cuando la bola terminó camino en la mascota del Noble receptor.

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

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