El asesinato de Mella

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El crimen alevoso de Julio Antonio Mella, por la espalda, fue cometido en Ciudad México el 10 de enero de 1929, por tres esbirros cubanos enviados por el tirano Gerardo Machado con la bendición de Washington. El imperialismo norteamericano lo tenía fichado y deseaba su muerte.  Propició que el dictador Washington en México y al tirano Machado de Cuba, como los autores del crimen.


Lideraba a los asesinos, José Magriñat, a quien Machado confió la muerte de Mella, lo envió a México con los dos matones, con ese fin, y éste fue quien guió a los dos autores materiales, puesto que conocía al fundador del Partido Comunista de Cuba, y de la Liga Antimperialista de Cuba, al joven que materializó la Reforma Universitaria, al creador de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y de la Universidad Popular “José Martí”, al luchador anti-machadista, al  hombre enérgico y apasionado que era Mella. Y Magriñat lo llevó engañado a un café de la capital mexicana para que los dos asesinos pudieran conocerlo y seguirlo.  Y esa noche, cuando el líder continental iba por una calle, del brazo de su amada Tina Modotti, fotógrafa comunista, rumbo a su domicilio, le dispararon por la espalda dándole muerte.

Julio Antonio Mella era un hombre complejo. Humano. Líder no solo cubano, sino continental.  Heredó de su padre dominicano, Nicanor Machado Mella Brea, su admiración por Martí y Bolívar. La madre de Mella, la inglesa María Magdalena Mac Partland, le entregó su amor a Nicanor a pesar de ser un hombre maduro y casado.  Le dio dos hijos: Julio Antonio, a quien bautizaron con el nombre de Nicanor Mac Partland, y Cecilio con igual apellido materno. Luego, cuando Nicanor se divorció y se casó con María Magdalena,  los inscribieron ya con los apellidos del padre y de la madre. También heredó Mella de su abuelo paterno, el General Ramón Mella Castillo, su amor por la independencia de los pueblos, era uno de los tres más grandes próceres dominicanos.

En  su breve existencia de solo 25 años, Julio Antonio Mella tuvo una fecundidad ideológica y creadora realmente impresionante. Fue un hombre comprometido con su tiempo. Además de todo lo que fundó y creó en Cuba, apoyó la lucha de Sandino en Nicaragua, laboró en el Congreso Mundial contra el Imperialismo en Bruselas, viajó a Moscú, fundó la Liga Antiimperialista Mexicana y fue miembro del Comité Central del Partido Comunista Mexicano, y escribió una amplia obra política e ideológica, en Cuba y en México. En todas partes entregó su juvenil experiencia,  sus ideas claras y su apasionada batalla por defender sus sueños.

En medio de esa lucha titánica, Mella sufrió la pérdida de su primer hijo varón, que murió de enfermedad en México, y la pérdida de su esposa Olivia Zaldívar, bella camagüeyana que no quiso seguir compartiendo la vida azarosa de Mella, y regresó a Cuba llevándose la hija de ambos, tan amada por el joven Julio Antonio, y a la que no volvió a ver nunca más.   Tales dolores solo pudieron mitigarlos el amor que encontró en Tina Modotti, radicada en México, quien lo acompañaba la noche de su asesinato y que tomó la famosa foto del líder cubano y continental en su lecho de muerte, que refleja una serenidad tal que parece la imagen de un hombre feliz dormido, y refleja la fuerza del ser humano que fue.

Así recordamos hoy a Julio Antonio Mella Mac Partland, caminando junto a nosotros, con la Revolución de los humildes del mundo por los que tanto trabajó para ilustrarlos y guiarlos. Vivió con la pasión de sus años y sintió con entrañas de humanidad.  Al igual que nosotros se estremeció con el amor, defendió su equipo universitario de deportes, supo crecerse ante las adversidades, tuvo sensibilidad suficiente para aprender de los más ilustres de su época, de los obreros, de los patriotas de otras generaciones, e ir interpretando y creciendo en su pensamiento.  Es el ejemplo del hombre de pensamiento y acción al que nada humano le es ajeno, que piensa en la ciencia y en el conocimiento pero también actúa como parte de la sociedad y trata de transformarla para bien de los humildes. Comprendió que Cuba no era libre porque el sistema capitalista no hace libre a los hombres por más que promueva la libertad y la democracia burguesa como bandera. Por eso los jóvenes deben volver siempre sobre Mella en ese camino de transformaciones, de sueños de futuro que animan a quienes se sienten con fuerzas para conquistarlo. No hay que envejecer para pensar con madurez, para actuar movidos por algo más que por intereses egoístas y meramente personales. Eso lo mostró Mella con sus inmensos 25 años de edad al morir un día como hoy en 1929.

Busto de Julio Antonio Mella en Escuela Nacional de Cuadros UJC. /Foto: Ernesto Mastrascusa (Tomada de Juventud Rebelde)

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

Un Comentario en “El asesinato de Mella

  • el 9 agosto, 2018 a las 4:19 pm
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    El asesinato de Julio Antonio Mella no ha sido esclarecido y se mantiene en un enigma. Los estalinistas dicen que Gerardo Machado ordenó que le mataran y otros revolucionarios de la izquierda no estalinista sostienen que el líder estudiantil cubano, cayó asesinado por las balas homicidas de Vittorio Vidali: un italiano que pertenecía a un aparato criminal organizado por Stalin para matar, secuestrar y torturar herejes. Lo cierto es que Vidali era un dogmático y un asesino, que además era amante de Tina Modotti antes del asesinato de Mella y posteriormente al crimen, siguió su relacionamiento pasional con ella. Por supuesto, en vida de Mella formaban un triángulo amoroso. Tal vez, Tina fue enviada para espiar a Mella y se enamoró finalmente del singular luchador revolucionario.

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