Efecto invernadero: una amenaza global

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Desde el surgimiento de la Revolución Industrial el hombre ha cambiado significativamente el proceso de evolución química de la atmósfera terrestre al quemar combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas, como fuentes de energía.

Al quemarse, estos combustibles fósiles emiten una variedad de gases que se van concentrando en la atmósfera, formando un manto que actúa de manera similar a un invernadero de vidrio, atrapando el calor del sol y calentando el planeta.

Una parte de este efecto invernadero es natural: desde el comienzo de la vida, las emisiones de dióxido de carbono, vapor de agua y otros gases han contribuido a mantener la temperatura del planeta. Sin embargo, la quema de combustibles fósiles y la destrucción de los bosques están en rápido ascenso, por lo que este calentamiento global planetario provocará cambios en el clima que podrían tener consecuencias desastrosas para la vida.

Durante los últimos años se han acumulado evidencias que sugieren que el calentamiento global comienza a tener graves efectos. Por ejemplo, en junio de 1998, científicos de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, revelaron que los glaciares del mundo se están derritiendo con más rapidez que nunca antes, destacaron que en marzo de ese año un enorme trozo de hielo se separó en la región de la Antártida.

Asimismo el calentamiento global podría afectar las corrientes oceánicas, que regulan la temperatura en regiones específicas y, por consiguiente, los cambios climáticos provocarían una intensificación de las tormentas y huracanes en algunas áreas y falta de lluvias en otras.

Hay que recordar que en la Cumbre de la Tierra, en 1992, los gobiernos suscribieron la Convención Marco sobre Cambios Climáticos. En ese documento los gobiernos de distintos países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases causantes del efecto invernadero hasta los niveles de 1990 de aquí al año 2000.

Sin embargo, la mayoría no cumplió con este compromiso debido a las presiones de las principales transnacionales del petróleo, gas, carbón y de la industria automovilística, temerosos de que cualquier medida pudiese afectar sus intereses económicos.

Otra reunión similar tuvo lugar en Kyoto, Japón, en 1997 donde los gobiernos tuvieron la oportunidad de asumir compromisos reales para reducir seriamente sus emisiones de dióxido de carbono.

Resulta innegable que el mundo necesita frenar la amenaza de los cambios climáticos. Es necesario hacer cambios urgentes como son, entre otros, la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía sostenibles (eólica y solar; aumentar la eficiencia energética y detener el proceso de deforestación.

Por tanto, el problema continúa siendo ¿Cómo lograr que la mayoría de los gobiernos de todo el mundo lleguen a un acuerdo serio y urgente para reducir las emisiones globales?

Es este el llamado actual a preservar el clima que no es más que preservar la vida.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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