Historia: EE.UU. obliga a ceder bahías para bases militares

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Este 23 de febrero se cumplen 117 años de la ocupación militar ilegal de la bahía de Guantánamo por EE.UU.

La ratificación por el presidente de los Estados Unidos, un día como hoy de 1902, de la ley que disponía la cesión por Cuba de porciones de territorios en las principales bahías del país, para bases navales que pasarían a posesiones del imperialismo norteamericano, fue el resultado de una serie de discusiones que, de diálogo pasaron a monólogo, es decir, a imposiciones.

Desde abril de 1901, la Asamblea Constituyente cubana creó una Comisión para discutir en Washington el asunto de la cesión de territorios para bases navales, como disponía la Enmienda Platt que hubo que adicionar a la Constitución.

Esa Comisión viajó a la capital estadounidense en varias ocasiones, para siempre encontrar oposición a las propuestas negociadoras, hasta que por último el Secretario (ministro) de Guerra, Elihú Root  dijo tajantemente: “Este asunto ya no tiene más discusión, esas bases son esenciales para la seguridad de Estados Unidos por su posición estratégica, y es decisión estatal norteamericana que sea aprobado”. ¡Así de claro! Era la segunda parte de aquella imposición de la Enmienda Platt: “¡O se aprueba la Enmienda Platt o no hay República!”

Estos asuntos le fueron explicados por los gobernantes norteamericanos al títere primer presidente cubano Tomás Estrada Palma, con una sola frase:  “¡Esto es decisión del Gobierno de Estados Unidos!” Así que si alguien tenía la idea de que teníamos de verdad una República, comprendería que con esa manera de “discutir” estaba equivocado.

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Esta cuestión de las bases navales o “carboneras” no era nueva. Ya Juan Gualberto Gómez había redactado desde antes una ponencia para la Asamblea Constituyente, de la que él formaba parte, donde exponía: “Hiere tanto los sentimientos del país la pretensión de que se venda, arriende o ceda parte del territorio nacional que, de todas las cláusulas de la Enmienda Platt ésta es la que más desagrada a nuestro pueblo, por la mutilación que significa”.

Cuando la Comisión de mandatarios regresó de Estados Unidos con la noticia de la imposición de esa mutilación del territorio que constituía a su vez una amenaza para la seguridad y la paz interna del país,  hubo grandes protestas populares y muchos alegatos de patriotas, pero de nada valieron tales expresiones de la voluntad popular que nunca Washington tuvo en cuenta.

Fue así que de manera forzosa, Estados Unidos se apoderó de una parte de la bahía de Guantánamo para colocar allí su primera Base Naval, contra la voluntad de nuestro pueblo. Nuestros jóvenes y pueblo debe conocer  bien cómo ocurrió este hecho histórico cuya fecha se recuerda hoy.

En aquella oportunidad la prensa y el gobierno de Estados Unidos llamó a aquella farsa: “Convenio de arrendamiento para estaciones navales o carboneras”. Pero en realidad ni era convenio, ni era arrendamiento, puesto que ni fecha de caducidad contemplaba, sino era despojo: o se entregaban esos territorios o no habría República.

Para completar el conocimiento de esta historia recordaremos que cuando comenzaba sus labores la Asamblea Constituyente cubana, en 1901, bajo la primera ocupación militar de Estados Unidos, el Almirante George Dewey, Jefe de la Naval General Board, alertó al presidente norteamericano que… “Estados Unidos necesita la posesión permanente de las bahías de Guantánamo y de Cienfuegos.  Deben ser en un radio de diez millas náuticas en torno al Fuerte El Toro, en Guantánamo,  y alrededor de la Iglesia Catedral de Cienfuegos…”.

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Ese General Dewey era el representante de los grandes intereses financieros, o sea, el verdadero poder de ese Estado norteamericano, de los que las Fuerzas Armadas son su fuerza bruta, y querían lograr el desarrollo y mantenimiento de una numerosa escuadra de guerra en diferentes océanos, con sus bases navales como puntos de penetración y desembarco en diferentes regiones del planeta. Por eso necesitaban nuestras mejores bahías, y no solo las dos mencionadas, sino también las de Nipe y Bahía Honda.

De esta manera se apoderaron de gran parte de la bahía de Guantánamo, que era su primera opción. Quedaba la espada de Damocles sobre las cabezas de los cienfuegueros y de los vecinos de Nipe y Bahía Honda, los siguientes lugares mencionados como “necesarios para la seguridad de Estados Unidos”. Sólo que el tiempo pasó y la mutilación fue solo para la bahía de Guantánamo, y para mayor escarnio para Estados Unidos, aquella base naval o carbonera se convirtió en prisión internacional clandestina para torturar a prisioneros políticos de distintas nacionalidades. Ahora Trump ordenó ampliar su uso.

La Revolución en Cuba, con su pueblo heroico decidido, continuará protestando por todo ello ante el mundo que nos apoya,  y dispuesto a recuperar pacíficamente ese territorio despojado, para seguir defendiendo este bastión que somos.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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