Educación formal: ni nueva, ni vieja; necesaria siempre

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 21 segundos

Un post en Facebook, me impulsa a escribir: en el texto, de esos que suele verse muy a menudo, se asegura “Sí, soy de la vieja escuela. Tengo buenos modales, muestro respeto y siempre ayudaré a quienes me necesitan (…) No es porque esté pasado de moda, sino porque fui criado correctamente”.

Y por ese camino pretendo llevar este comentario.

De seguro ustedes y yo, hemos sido testigos involuntarios de disímiles muestras de mala educación, falta de civismo tanto por jóvenes como personas ya no tan noveles. Y lo encontramos en cualquier parte: en una cola, en la parada de las guaguas, a bordo de esos ómnibus, sobre todo en la temporada más intensa de playa; en fin… la lista sería interminable.

¿Por qué nos pasa esto? Pregunto, aun a sabiendas de que la respuesta es verdad de Perogrullo: porque descuidamos lo que se nos enseña en casa y en la escuela; porque se cree que vivir los tiempos actuales, con tanta tecnología como mediadora y soporte de no pocos actos cotidianos, es inversamente proporcional al intercambio cara a cara, directo, humano; porque eso somos: seres humanos; por tanto seres sociales y a menos que nos escondamos recónditamente, estamos signados por el intercambio con nuestros semejantes, en el que priman normas. Las de educación formal son de las más importantes.

Una semilla que se siembra “en familia”

Y todo, al menos así lo considero, inicia en la casa, la familia, esa tan bien nombrada célula básica de la sociedad.

Si desde pequeños al despertar no escuchamos el “buenos días” o “qué tengas buen día” cuando salimos, cómo pretender que seamos corteses con quienes, a nuestro paso, nos dan las buenas horas, como me decían mis abuelos.

Si en casa permitimos algunas “gracias”, cómo pretender que luego no sean reproducidas en otros escenarios.

Tampoco se puede esperar que la escuela rectifique todo; ese es un binomio que se complementa; una no debe suplantar a la otra y viceversa.

Tener educación formal no es cuestión de edad; ni vieja, ni nueva, será necesaria siempre porque nuestro comportamiento dice mucho quiénes somos y de qué somos capaces por nosotros y, sobre todo, por los demás.

Hace algún tiempo ya, nuestra TV difundía un spot en el que con diversos diseños se exponían “las palabras mágicas” y concluía diciendo “conquista tu estilo con los buenos modales”. Y esa es la clave: hacer de la educación formal nuestro estilo identitario, nuestro mejor sello.

Visitas: 483

Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *