Eduardo Chibás y la semilla que germinó

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A propósito del aniversario 70 de la muerte de Eduardo Chibás

Como cada año recordamos a quien interpretó fielmente los ideales martianos, para Eduardo Chibás, la patria fue siempre ara para el sacrificio y no pedestal para aprovecharse de ella.

El 5 de agosto de 1851, en momentos en que mantenía una encendida polémica con uno de los ministros del gobierno de Carlos Prio, que se caracterizó por el robo y el pillaje, Chibás se autoinmoló con un disparo ante los micrófonos de su popular tribuna radial de la CMQ y pocos días después falleció.

Un minuto antes llamó al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) a luchar por la independencia económica, la libertad política, la justicia social y exhortó a barrer a los ladrones del gobierno. Sus últimas palabras, previas al disparo fatal, fueron “… Pueblo de Cuba, levántate y anda. Pueblo de Cuba, despierta, este es mi último aldabonazo…”

La historia le dio la razón a quien fue un hombre de batallar constante, combatiente sin desvió, en defensa de su pueblo, implacable contra la corrupción y una apelación constante los más altos y puros ideales patrios.

Chibás nació en Santiago de Cuba, el 26 de agosto de 1907, en el seno de una familia acomodada, que le proporcionó una esmerada educación, pero renunció a la vida fácil, para luchar por la felicidad de su pueblo, fue encarcelado y perseguido durante la dictadura de Gerardo Machado, tuvo que marchar al exilio, de donde regreso en forma clandestina.

Todas las causas justas encontraron en él un paladín entusiasta y decidido, fue uno de los primeros cubanos en defender la Republica Española y la independencia de Puerto Rico.

En 1945, representó a Cuba en la Conferencia Interamericana sobre los problemas de la Guerra y la Paz, efectuada en México, fue delegado a la Asamblea Constituyente, después fue electo representante y senador, con las más altas votaciones entre todos los candidatos.

Ante la corrupción entronizada por el gobierno de Ramón Grau San Martín, se distanció en 1946 del Partido Autentico y fundó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), por el cual fue candidato a presidente en 1948, sin aceptar coaliciones con las organizaciones políticas tradicionales, lo que fortaleció a la ortodoxia en todas las provincias.

Denunció la explotación de las compañías norteamericanas, criticó con severidad la explotación de los grandes monopolios, entre ellos a la Compañía de Electricidad, por lo cual fue condenado a prisión, el 8 de mayo de 1949, estando encarcelado envió una carta al pueblo de Cienfuegos, en la que se solidarizaba con el acto que se efectuó en Prado entre la Mar y Dorticós, donde se llamó al pueblo a luchar contra la explotación de la Compañía de Electricidad

Chibás fue un precursor que desencadenó las fuerzas populares y supo poner su oído en el corazón del pueblo, cuando Cuba sufría la agonía institucional por las desvergüenzas de los llegaban al poder pensando únicamente en obtener beneficios personales y la ortodoxia fue un refugio de dignidad y patriotismo, en una etapa caracterizada por el desaliento y la confusión de nuestro pueblo

La muerte detuvo su actuación y su conducción, pero se convirtió en una figura moral que exigía sacar al país del pantano; él no lo previó, pero sus ideas fueron muy importante para unir a los que iniciaron una lucha, que desencadenó un proceso revolucionario que llegó más lejos de lo que lo que había pensado, pues en el movimiento ortodoxo, se reunió lo más sano de la juventud combativa y radical, que anhelaba eliminar para siempre los vicios imperantes y soñaba con cambios definitivos, esos jóvenes tuvieron en el Partido del Pueblo Cubano, su escuela política y después de una larga lucha, con la acertada guía de Fidel Castro, logró la liberación definitiva de Cuba, a partir del 1 de enero de 1959.

La importancia política-ideológica del movimiento inspirado por Chibás y de su prédica infatigable para producir un cambio total en la Republica, despertó en las masas la combatividad, el sentimiento patriótico, el rescate de la soberanía, por lo cual se puede afirmar que esos ideales están vigentes en la obra de la Revolución, inspirada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

El 16 de enero de 1959, pocos días después de la entrada victoriosa en La Habana, Fidel Castro afirmó en la tumba de Eduardo Chibás: “… le brindamos el único homenaje digno de su vida y su holocausto, mantener la libertad y la verdadera independencia de su pueblo. Pero hoy es como un resumen de toda la historia, la historia de la Revolución, la historia del 26 de Julio, que tan ligada está a la historia de esta tumba, que tan ligada está al recuerdo, que tan íntimamente ligada está a la ideología, a los sentimientos y a la prédica de quien descansa en esta tumba, porque debo decir que sin la prédica de Chibás, que sin lo que Chibás hizo, que sin el civismo y la rebeldía que despertó en la juventud cubana, el 26 de Julio no hubiera sido posible…”

Chibás dijo: “… No estamos arando en el mar, la presente generación cubana ha de comprender nuestra predica cotidiana… la semilla germinará…”. Y no se equivocó, pues la semilla germinó.

Ahora que el imperialismo arrecia sus agresiones contra la Revolución Cubana, recordamos que Eduardo Chibás, en Tampa, junto al busto de José Martí, proclamó: “… El derecho de pueblo cubano a su propia determinación, la afirmación de nuestra soberanía y de nuestra libertad política y económica, serán las conquistas permanentes sobre las cuales se asentará la nueva Republica, verdaderamente libre y soberana…”

Cuánta razón tenía el poeta que escribió en 1951 cuando el féretro de Chibás navegaba en un mar de pueblo hacia el Cementerio de Colón:

Coronel muerto en campaña alguien lo quiso nombrar. Marchaba vivo a la tumba la muerte quedaba atrás, atrás donde se quedaron los que no saben sembrar. Donde tiemblan los cobardes, donde el oro manda más. Voces calladas, eternas, me gritaban su verdad: Las ideas no se entierran en un armón militar.

Los integrantes de la Juventud Ortodoxa, formados en los ideales de Eduardo Chibás , hemos sido fieles también a la Revolución Cubana, orientada por Fidel Castro, un visionario que dedicó su vida a defender los ideales de la patria y cuyo legado patriótico inspira la lucha de nuestro pueblo por la soberanía y la independencia.

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